viernes, 24 de junio de 2011

Resacón en Las Vegas

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Título: Resacón en Las Vegas (The hangover)
Director: Todd Phillips
Intérpretes: Bradley Cooper, Zach Galifianakis, Ed Helms, Justin Bartha
Año de estreno: 2009

Alguna página web española de cine debería hacer un Top 100 con los títulos peor traducidos de las películas de las últimas décadas. Se debería obviar, por supuesto, el cine clásico, que por sí solo llenaría toda la lista. Lo cierto es que los casos más punibles son, en mi opinión, los del cine más reciente, pues la mayoría de la gente sabe inglés a un nivel más o menos básico y da casi vergüenza ajena ver cómo los traductores se pasan por el forro el título original de una película que, sin ser ninguna maravilla (o aunque lo sea, como ese imperdonable ¡Olvídate de mí! en que se transformó Eternal sunshine of the spotless mind), acabe sonando a una auténtica estupidez. Es el caso del ya mencionado drama protagonizado por Jim Carrey o el de la película que nos ocupa. Parece una estupidez, pero el título es lo primero que te entra por los ojos y, a menos que alguien nos confirme lo contrario, podemos llegar a pasar de largo de ese título que no nos provoca sino arcadas.

Eso fue lo que me pasó con Resacón en Las Vegas, que al ver anunciada en cines me pareció que debía haber nacido de las privilegiadas mentes de los creadores de Superhero movie o alguna bazofia semejante. Cuando empezaron a lloverle las críticas positivas y se convirtió en la comedia del año (dos mil nueve), ya era tarde. Al final me he puesto a verla en vísperas de ver en el cine su secuela, que, en otro alarde de creatividad por parte de la distribuidora española, tiene el "atractivo" título de Resacón 2 ¡Ahora en Tailandia!. Se ve que, quien sea que haya traducido este título, tiene como idea convertir a los poligoneros en público potencial de estas comedias.

Resacón en Las Vegas trata, como todo el mundo sabe ya, de cuatro amigos que se marchan a la ciudad del juego para celebrar la despedida de soltero de uno de ellos, Doug. El resto son el profesor canalla Phil, el dentista calzonazos Stu y el inclasificable futuro cuñado Alan. Tras una noche de farra al máximo, Phil, Stu y Alan despiertan en su villa del hotel Caesars Palace completamente destrozada con una resaca del quince y una ausencia total de recuerdos. A esto se suman tres problemas aparentemente inconexos entre sí: un bebé abandonado, un tigre en el cuarto de baño y Doug desaparecido. Acosados por la cercanía de la boda, los tres crápulas se ponen en marcha para reconstruir los hechos de una noche a todas luces desmadrada.

La verdad es que a Resacón no le faltan ingredientes para convertirse en la comedia del año, como se la consideró. Los personajes se ven sometidos a una cadena de interminables desdichas que, unidas al descacharrante carácter de cada uno de ellos, desencadenan situaciones divertidísimas aderezadas con los comentarios (sobre todo) de Alan. Aunque es la típica película "de tíos" no se recurre al chiste sexual en ningún momento, parece una tontería pero tiene muchísimo valor, ya que esa orientación es la más socorrida, y sin caer en ella, Resacón en Las Vegas tiene grandes momentos.

En pocas palabras, Resacón en Las Vegas toma un tema algo tópico y lo convierte en una comedia gamberra e imprescindible, exagerada y llena de pequeños detalles que merece la pena verla varias veces. Yo, al menos, pienso intentarlo.

Puntuación: 9

P.D.: Para los que estéis interesados en el espinoso tema de la traducción de títulos de películas, este artículo en Cinemanía quizá responda algunas preguntas.

martes, 21 de junio de 2011

Un pez llamado Wanda

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Título: Un pez llamado Wanda (A fish called Wanda)
Director: Charles Crichton
Intérpretes: John Cleese, Jamie Lee Curtis, Kevin Kline, Michael Palin
Año de estreno: 1988

Si el sello de Woody Allen se ha convertido para cinéfilos y modernos de todo el mundo en una verdadera garantía a la hora de ver una película, para los que tenemos una vena algo más freak ese sello de excelencia pertenece a los Monty Python. Y como incluso después de desbandarse siguieron realizando grandes obras, los fans de este alocado sexteto no deberían perderse la película que figura en todas las listas de las mejores comedias producidas a lo largo de la Historia del Cine.

Una banda de ladrones enclavada en Londres planea llevar a cabo el robo de unas joyas. El grupo lo integran el cabecilla, el severo  George; su mano derecha, el amante de los animales Ken; la amante de George, Wanda, y el especialista en armas, el anglófobo Otto. Todo parece salir bien, salvo por el hecho de que Otto y Wanda, que dicen ser hermanos, son en realidad amantes y planean traicionar a sus compañeros para huir con el botín. Tras delatar a George a las autoridades, descubren que las joyas no están donde debieran. Para averiguar su paradero, Wanda se decide a seducir a Archie Leach, el meapilas abogado de George.

Aunque rebajado el nivel de delirio de las producciones más clásicas de los Python, Un pez llamado Wanda es absurda en todo su desarrollo, con escenas hilarantes y un John Cleese en estado de gracia que llena la película con un personaje que le va como anillo al dedo, aunque Kevin Kline no le va a la zaga, ya que su Otto es sencillamente genial, y los dos protagonizan los mejores momentos de la cinta. Un pez llamado Wanda es, sencillamente, una cita ineludible para todos los incondicionales de los Monty Python, ya que aunque la premisa pueda no parecer nada del otro jueves, merece la pena, y mucho.

Puntuación: 7

lunes, 20 de junio de 2011

Revisión: El último mohicano

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Título: El último mohicano (The last of the mohicans)
Director: Michael Mann
Intérpretes: Daniel Day-Lewis, Madeleine Stowe, Steven Waddington, Wes Studi
Año de estreno: 1992

Hace muchos años, cuando era aún muy pequeña, cierta cadena autonómica emitió El último mohicano. Mis padres, que la vieron en el cine cuando se estrenó, se pusieron a verla, y yo con ellos. No recuerdo la edad que tenía, pero sí que algunas escenas se me quedaron grabadas en el subconsciente, como los indios cortando las cabelleras a los soldados británicos o la primera escena de Nathaniel y Cora a solas en el Fuerte William Henry. Por eso me emocionó volver a ver la película cuando se emitió de nuevo en televisión tras tantos años sin saber de ella, y esta vez en una televisión nacional. Ya iba siendo hora.

Nos hallamos en plena Guerra Franco-india en una zona al norte de Nueva York. El anciano indio mohicano Chingachgook y sus hijos Uncas y Ojo de Halcón (también conocido como Nathaniel Poe, un muchacho blanco al que adoptó siendo niño) viven cazando en el bosque y comerciando con sus presas. Sus amigos colonos los Cameron les ponen sobre aviso del desarrollo de la guerra y de cómo el Ejército británico piensa reclutarles, aunque para ello deban dejar desprotegidas sus granjas y sus familias. Paralelamente, las dos hijas del coronel Munro, la decidida Cora y la tímida Alice, atraviesan la zona en guerra junto al mayor Duncan Heyward, prometido de Cora, guiados por un indio llamado Magua. Lo que no saben es que el indígena, que trabaja para los franceses, les conduce a una emboscada para cumplir sus propios fines, que no son otros que llevar a cabo su particular venganza hacia el coronel Munro y su progenie. Rescatadas las dos jóvenes y el mayor por Ojo de Halcón y sus compañeros mohicanos, las escoltan al Fuerte William Henry, mientras unos intensos sentimientos crecen entre Cora y Nathaniel.

El último mohicano adapta la novela homónima de 1826, que a su vez ya había sido adaptada en la gran pantalla cinco veces con anterioridad a esta versión, aunque es a la de 1936 a la que más debe ésta de 1992 como fuente de inspiración. Al contrario de lo que suele suceder con estas adaptaciones, en que el romance se mete con calzador para hacer más amena una densa trama histórica, la novela original da mucha importancia al drama romántico, algo que se respeta en la película, así como la verosimilitud del vestuario y las armas y herramientas utilizadas por los personajes. El tratamiento de la trama le proporciona un tono dramático muy bien llevado, aderezado con una magnífica e inconfundible banda sonora y una impresionante labor de fotografía que se recrea en la exuberancia de los bosques al norte de Nueva York.

Puntuación: 9

viernes, 17 de junio de 2011

La duquesa de Padua

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Título: La duquesa de Padua
Autor: Oscar Wilde
Año de publicación: 1883
Editorial: Valdemar

Prosigo mi recorrido por las obras de teatro de uno de mis autores predilectos, algo abandonado desde que leyera Vera, o los nihilistas en febrero. Debo reconocer que no me entusiasmaba demasiado leer teatro (cosa que sólo hacía cuando me lo mandaban, ya fuera en el instituto o en la universidad), pero eso cambió desde que leí Casa de muñecas, de Ibsen. Gracias a él y, por supuesto, a Wilde, leo el teatro con otros ojos.

La duquesa de Padua se desarrolla en dicha ciudad, a la que llega el joven Guido Ferranti tras recibir una carta cuyo remitente desconoce. Una vez en la ciudad se desvela la identidad del hombre que le escribió: se trata del Conde Moranzone, que le cuenta a Guido quién era su verdadero padre: el Duque Lorenzo, regente de Padua, que fue ejecutado tras ser traicionado por su hombre de confianza, Simone Grosso, actual Duque de Padua. El Conde hace jurar a Guido que llevará a cabo su venganza contra el malvado, y para ello se hace pasar por un cortesano hasta ganarse la confianza del Duque. No obstante, su objetivo se tambalea cuando se enamora perdidamente de Beatrice, esposa de su enemigo.

Al igual que sucedía con Vera, o los nihilistas, La duquesa de Padua tiene una forma y un fondo característicamente shakesperianos, tal vez aún más evidentes que en la primera obra de teatro, al estar ambientada en la Italia tardomedieval. La influencia de Romeo y Julieta, Hamlet y algún que otro toque de Macbeth es muy acusada, y a diferencia de Vera, La duquesa de Padua carece de ironías y aforismos que amenicen el trágico desarrollo del argumento, aunque cuenta con algunos poéticos soliloquios realmente fantásticos. Además, en mi opinión es muy interesante cómo se desplaza el protagonismo de Guido a Beatrice, que no por nada es el personaje titular de la obra.

Oscar Wilde citaba La duquesa de Padua como su obra de juventud más completa, aunque en mi opinión, resulta demasiado convencional para tratarse de él. No puede decirse que sea mala (faltaría más), pero para mi gusto, le falta algo de gancho.

Puntuación: 6

miércoles, 15 de junio de 2011

Revisión: La espada mágica: En busca de Camelot

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Título: La espada mágica: En busca de Camelot (Quest for Camelot)
Director: Frederik Du Chau
Intérpretes (voces): Jessalyn Gilsig, Cary Elwes, Eric Idle, Don Rickles
Año de estreno: 1998

Como soy una nostálgica, sigo volviendo a las películas con las que crecí. Ahora que se estrena tanto cine de animación de calidad cada año, no puedo evitar recordar esa época en que el estreno anual de Disney era todo un evento. Hubo una época, a finales de los noventa, cuando otros estudios empezaron a atreverse a realizar películas al estilo Disney, y aunque no llegaran a eclipsar al estudio de Burbank, sí que dejaron una serie de buenos títulos que aún hoy conservan a algunos de sus fans. Es lo que me sucede con Anastasia, por ejemplo, que se encuentra entre mis películas de animación predilectas. La espada mágica: En busca de Camelot se estrenó un año después de ésta y, aunque soy menos acérrima a esta historia artúrica pasada por un filtro made in Disney, sigue pareciéndome una película digna de no caer en el olvido.

Kayley sueña con ser Caballero de la Mesa Redonda desde que era niña, y ni siquiera la trágica muerte de su padre, que era uno de ellos, la hace olvidar ese sueño. Un día se presenta en su casa el responsable de la muerte de su padre, el corrupto Sir Ruber, un malvado ex-Caballero de la Mesa Redonda que aspira a entrar en Camelot valiéndose de la confianza que ha depositado el rey Arturo en la madre de Kayley, Lady Juliana, para coronarse rey. Como parte de su plan, el villano envía a su grifo a robar Excalibur, pero un misterioso halcón de alas plateadas se la arrebata y hace que caiga en el Bosque Prohibido. Hacia allí se encamina Kayley con intención de recuperar la espada, topándose por el camino con el guerrero ciego Garrett y el dragón de dos cabezas Devon y Cornwall.

La trama de La espada mágica se inspira en una novela de Vera Chapman llamada The king's damosel, aunque según tengo entendido, las diferencias entre novela y película son de lo más acusadas. La espada mágica parece sacada en su desarrollo de un manual Disney de cómo hacer películas de animación, lo cual no quiere decir en absoluto que sea mala, al contrario: a pesar de los giros argumentales que pueden llegar a chirriar al espectador adulto, La espada mágica tiene un desarrollo entretenidísimo que hace muy corta la hora y media de duración, unos personajes muy bien llevados (más allá de mi preferencia personal por Garrett, el villano Sir Ruber alterna momentos de repulsión absoluta con impresionante hilaridad, y Merlín logra, y no es ninguna tontería, alejarse del mismo personaje creado por Disney) y animales que son parte inseparable del argumento: La espada mágica no sería lo mismo sin Ayden, el grifo ni, por supuesto, Devon y Cornwall.

Algo que me sorprende de esta película es de la alta calidad de dobladores, muchos de ellos actores muy conocidos, con la que contó pese no ser de las más conocidas de Warner Bros. Además de los ya mencionados, aparecen en nómina Gary Oldman como Sir Ruber, Jane Seymour como Lady Juliana, Pierce Brosnan como el rey Arturo, Gabriel Byrne recita las escasas líneas de Sir Lionel, el padre de Kayley, y Jaleel White (a.k.a. Steve Urkel) se convierte en Bladebeak. Además, a Kayley le pone voz Andrea Corr en las canciones, así como Céline Dion a Lady Juliana, entre otros. En España se intentó también buscar voces famosas para interpretar a los personajes, aunque para el recuerdo quedan Gomaespuma con su fabulosa versión de Devon y Cornwall, que es el mejor aliciente para ver la película en nuestro idioma.

Puntuación: 9

martes, 14 de junio de 2011

Los USA en zona rusa

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Título: Los USA en zona rusa (Don't drink the water)
Director: Woody Allen
Intérpretes: Woody Allen, Michael J. Fox, Mayim Bialik, Dom DeLuise
Año de estreno: 1994

Es posible que muchos incondicionales de Woody Allen me digan que exagero, pero lo cierto es que para mí el neoyorkino por excelencia sigue siendo una caja de sorpresas. Tras la decepción que supusieron para mí Match Point y Vicky Cristina Barcelona no me he dignado a ver sus películas más recientes, y prefiero redescubrir una y otra vez las antiguas. Todos conocemos algunos de los títulos más memorables de las ya consideradas clásicas de Woody Allen, pero para los que no hemos visto más que éstas, las pequeñas joyas como ésta que me traigo entre manos, Los USA en zona rusa (uno de los títulos peor traducidos que he visto en mi vida), son todo un regalo.

Nos encontramos en plena Guerra Fría. En una embajada estadounidense en pleno territorio soviético trabaja el diligente embajador Magee con la ayuda de su inepto hijo Axel. Cuando al embajador le surge la oportunidad de viajar a Washington para optar a un puesto en la capital, no se lo piensa dos veces y viaja allí dejando la embajada en manos de Axel. Poco después, una familia norteamericana, los Hollander, pide asilo en la embajada, pues son perseguidos por todo un ejército soviético que les tiene por espías. Amenazados de ser capturados en cuanto pongan un pie fuera del edificio, el matrimonio y su hija ponen patas arriba la embajada con no poca ayuda del sacerdote ilusionista Drobney y el torpe Axel Magee.

Tras una primera adaptación de la obra de teatro que estrenó en Broadway en 1966 de la que no quedó satisfecho, Woody Allen hizo su propio remake con el formato de TV-movie, para el que contó con algunas caras conocidas, como Michael J. Fox, que da rienda suelta a una vis comica que me recordó a su personaje en Scrubs, y Mayim Bialik, conocida por varias generaciones como la protagonista titular de la serie Blossom. Los USA en zona rusa me recordó muchísimo a las películas de los hermanos Marx, con todo el caos que se desata en cuestión de minutos en un formato completamente slapstick. Realiza una parodia espectacular sobre la "catetez" genuinamente americana opuesta a al refinamiento europeo con descacharrantes resultados, además de introducir a un personaje tan incongruente como hilarante: el padre Drobney.

En pocas palabras, Los USA en zona rusa es una de las películas más genuinamente cómicas de Allen, es la fuente original de una de sus citas más conocidas ("No comeré ostras. Quiero que mi comida esté muerta, ni viva, ni muriendo: muerta") y una genial excusa para pasar un buen rato.

Puntuación: 8

martes, 7 de junio de 2011

Extras

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Título: Extras
Autor: Scott Westerfeld
Año de publicación: 2007
Editorial: Montena

Tras el parón que supuso para mi ritmo de lectura Ana Karenina, me reincorporo a la literatura juvenil con un libro que llevaba meses en mi estantería, a la espera de que me acordase de él. Extras pertenece a la saga formada por Traición, Perfección y Especiales, pero no continúa la historia de esta trilogía, sino que se desarrolla en el mismo mundo pero en otro país, concretamente en Japón, tres años después del desenlace de Especiales. La verdad es que la idea me pareció interesante aunque al principio pensé que sólo sería una tetralogía más, dada la proliferación de sagas de cuatro volúmenes generada por la saga Crepúsculo. En ese sentido, Extras se desmarca un poco.

Tras la lluvia mental y el desmoronamiento de la sociedad de la perfección, cada ciudad tuvo que buscarse su propia manera de subsistir. En el caso de la ciudad donde vive la quinceañera Aya Fuse, la economía se ve sustituida por los méritos y la fama: existen diversos medios de hacerse famoso, y a más fama, más privilegios. Aya es una extra, es decir, alguien con un estatus de fama ínfimo, pero está dispuesta a cambiar eso. Con ayuda de su videocámara Moggle, se dispone a desenmascarar una serie de actividades clandestinas que no tardan en desvelarse mucho más allá del alcance de una adolescente con aspiraciones a triunfar.

Muchas veces, al leer una novela (o ver una película) cuyo desenlace incluye el desmoronamiento del mundo que los personajes conocían, me pregunto cómo se adapta el resto de la Humanidad a este cambio en su sociedad y todo aquello que creían seguro. Lo que más me ha gustado de Extras es que detalla el paso del mundo en apariencia utópico de la trilogía original a una sociedad mucho más caótica y extraña en muchos casos. La protagonista, Aya, es perfectamente creíble como la adolescente egoísta que es, llegando a resultar algo insoportable a veces, aunque se echa de menos algo más de interacción entre los personajes que la rodean, que en algunos puntos son bastantes.

En resumen, Extras resulta muy entretenida, aunque lo mejor se halle más en su planteamiento que en el desarrollo de la historia.

Puntuación: 7

lunes, 6 de junio de 2011

Salvando las distancias

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Título: Salvando las distancias (Going the distance)
Director: Nanette Burstein
Intérpretes: Drew Barrymore, Justin Long, Charlie Day, Jason Sudeikis
Año de estreno: 2010

Aunque soy una romántica incurable, la comedia romántica rara vez me atrae. De hecho, no había visto ninguna película que se ajustara a este género desde... ni me acuerdo. Sin embargo, desde que se estrenó Salvando las distancias me sentí con ganas de verla, no sé muy bien por qué: si algún tráiler en la televisión me sugirió que podía ser divertida, si porque sale Drew Barrymore (me da buenas vibraciones esta mujer) o porque una ususaria de IMDb escribió una indignada crítica porque era una película grosera por el lenguaje que emplean los personajes. El caso es que ayer por fin me puse a verla.

Erin tiene treinta y un años y trabaja como becaria en el New York Chronicle. A poco más de un mes para que se terminen sus prácticas, conoce a Garrett, un empleado de una discográfica con miedo al compromiso (o eso dicen sus alocados colegas). Lo que comienza como un rollo de una noche acaba convirtiéndose en una sólida relación, cosa grave ya que al terminarse sus prácticas, Erin debe regresar a casa de su hermana, en San Francisco. Sin resignarse a una separación definitiva, los dos jóvenes inician una relación a distancia mientras buscan la manera de vivir en la misma ciudad.

El argumento en sí no es gran cosa ni tampoco me lo esperaba, pero lo cierto es que el tema de las relaciones a distancia me parecía interesante, sobre todo en un país tan grande como Estados Unidos, y es que los malabares de los dos protagonistas para cruzar el país de punta a punta durante un fin de semana me traen recuerdos de hace apenas unos diez años. La química entre Justin Long y Drew Barrymore llena la pantalla y provoca escenas muy divertidas, aunque como pasa siempre en estos casos, son los dos amigos del protagonista, Dan y Box, los que tienen las mejores salidas. Lástima que todo el humor se base exclusivamente en chistes sexuales: llega un momento en que dejan de hacer gracia.

En definitiva, Salvando las distancias es una de esas películas entretenidas para echar un rato, pero sin el gancho suficiente para convertirse en un emblema del género.
Puntuación: 6

domingo, 5 de junio de 2011

X-Men: Primera Generación

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Título: X-Men: Primera Generación (X-Men: First Class)
Director: Matthew Vaughn
Intérpretes: James McAvoy, Michael Fassbender, Kevin Bacon, January Jones
Año de estreno: 2011

Hace poco estuve haciendo memoria en lo respectivo a las películas de X-Men. Es curioso, ya que, a pesar de no haber leído ni uno solo de los cómics originales (no me entusiasma demasiado el cómic americano), esta saga tiene una fuerte presencia en mi adolescencia. Vi por primera vez en el cine cada una de las entregas de la trilogía original en las tres ciudades en las que he vivido, y la primera película fue durante años (bastantes años) mi película favorita. El proyecto de realizar sendas películas que narrasen el origen de los personajes de Lobezno y Magneto empezó a acariciarse allá por 2003, con el exitoso estreno de X-Men 2 (X2 en las taquillas anglosajonas), y debo reconocer que nunca me lo tomé demasiado en serio. Y sin embargo, aquí están: la vapuleada X-Men Orígenes: Lobezno vio la luz en 2009 y ahora hemos tenido ocasión de ver esta Primera Generación. A pesar de mi escepticismo al plantarme en el cine dada la decepción que me supusieron X-Men 3 y Lobezno, Primera Generación ha resultado ser una agradable sorpresa.

Nos encontramos en plena Guerra Fría, en los años 60. Charles Xavier es un brillante graduado de Oxford que oculta un secreto: es un poderoso mutante con la habilidad de penetrar en las mentes ajenas y controlarlas. Con él vive Raven, una joven capaz de adquirir el aspecto de cualquier ser humano. Los dos jóvenes llevan una vida apacible hasta que una agente de la CIA, Moira MacTaggert, se pone en contacto con ellos: al parecer, un mutante llamado Sebastian Shaw y sus secuaces, Emma Frost, Azazel y Riptide, buscan provocar el estallido de una guerra nuclear entre Estados Unidos y la Unión Soviética. En su intento por detener los planes de Shaw, el Charles conoce a Erik Lehnsherr, un joven con el poder de generar y controlar campos magnéticos y el metal, que se convierte en su mejor amigo a pesar de las diferencias en sus respectivas maneras de ver la mutación y la respuesta de la Humanidad a ésta.

Primera Generación supone un soplo de aire fresco respecto a la ambientación y enfoque de la trilogía "original", con un interesante planteamiento de las relaciones que se establecen entre los personajes, con especial seguimiento de la paradójica amistad entre los dos protagonistas y el descarado intento por meter con calzador algo de protagonismo adicional para Raven/Mística, interpretada por la guapa Jennifer Lawrence. Como todas las películas de la franquicia, Primera Generación cuenta con desafíos a las leyes de la física, poderes inexplicables y alardes tecnológicos propios de la ciencia-ficción que, aunque pudiesen ser explicables en la trilogía original (que se desarrollaba, y cito textualmente, en "un futuro no muy lejano"), aquí quedan un poco fuera de lugar. Primera Generación sirve también para presentar a algunos importantes personajes de la saga cuyas apariciones en la trilogía (o en Orígenes: Lobezno) carecieron del resalte que merecían, como es el caso de Emma Frost o Bestia, aunque no son los únicos: Azazel, Riptide, Angel Salvadore, Banshee, Caos o Darwin son algunos de los mutantes que tienen su rincón de fama en los resquicios que dejan los grandes protagonistas de la historia. Además de éstos, hay interesantes cameos de Hugh Jackman como Lobezno (¿quién si no?) y Rebecca Romijn, Mística en la trilogía original.

Aunque resulta un poco larga, Primera Generación es un producto muy redondo, con un poco de cada género, un argumento interesante y personajes bien llevados, aunque los fanáticos de Marvel puedan poner pegas (como siempre) a la adaptación de diversos personajes. A mí, personalmente, Primera generación me ha gustado bastante, me he divertido mucho viéndola, y me parece que las buenas críticas que la avalan tienen bastante razón. Y ojo a la música: si creíais que lo último que le pegaba a la franquicia de X-Men es un tema de Take That, quedaos en los créditos para disfrutar de Love love.

Puntuación: 9