Título: El aviador (The aviator)
Director: Martin Scorsese
Intérpretes: Leonardo DiCaprio, Alec Baldwin, John C. Reilly, Cate Blanchett
Año de estreno: 2004
Hace tiempo que le perdí la pista a Leonardo DiCaprio. Debo confesar que fui una de esas fans locas cuando estrenó Titanic, película que por cierto me sigue gustando. Pero desde La playa, que no he visto más que a trozos, dejé de seguir su trayectoria, pues dejó de gustarme tanto. No obstante, El aviador me interesaba, y como suele suceder, en el momento menos pensado me hice con una copia.
Esta monumental película narra la vida del magnate Howard Hughes, director de cine y empresario de la aviación, que introdujo importantes cambios en la misma, entre los años 20 y finales de los 40. A lo largo de sus más de dos horas y media de duración, vemos el auge y posterior declive de un excéntrico millonario que mantuvo romances con las estrellas más rutilantes del firmamento hollywoodiense mientras se enriquecía al filo del fracaso y se hundía simultáneamente en un trastorno obsesivo-compulsivo.
Es un papel difícil. Viendo a DiCaprio en cada uno de los planos en los que el personaje sucumbe a la neurosis derivada de lo que podríamos llamar su enfermedad mental, observamos que el personaje de Hughes requiere mucho más que una cara guapa para ser interpretado con solvencia. El actor demuestra que sabe hacer su trabajo, y lo cierto es que su nominación al óscar, que, recordemos, perdió ante Jamie Foxx por Ray. Pero no es el único actor que borda el papel: Cate Blanchett está espectacular como Katharine Hepburn, aparte de la caracterización, muy correcta; aunque en los primeros planos parece que sobreactúa imitando los enérgicos gestos propios de Hepburn, consigue dar al personaje un carisma que sólo la protagonista de Historias de Filadelfia tenía. En comparación, la actriz que da vida al otro gran amor de Hughes, Ava Gardner, interpretada por Kate Beckinsale, pierde bastante, si bien la mujer apodada "el animal más bello del mundo" no tenía tanta personalidad como Katharine. Entre los secundarios destaca un Alec Baldwin de lo más digno dando vida al enemigo de Hughes, Juan Trippe, un verdadero tiburón del negocio de la aviación dispuesto a utilizar toda la artillería pesada para que el magnate protagonista no se interponga en su monopolio privado: los vuelos intercontinentales. Entre las apariciones que más que secundarias son casi terciarias destacan nombres de primera fila como Willem Dafoe, Gwen Stefani y Jude Law, quien por cierto interpreta a un acertadísimo Errol Flynn.
Como puede apreciarse, la interpretación es el punto fuerte de esta película, aunque la cadencia de acontecimientos es muy interesante, en mi opinión, y la última parte gana por goleada al suscitar un interés que puede haber caído en el impresionante fragmento que se centra en la decadencia de Hughes, al que atacan desde numerosos frentes. Sólo por ver cómo ese hombre que parecía acabado demuestra que aún tiene mucho ruido que hacer, merece ver El aviador hasta el final.
En conjunto, El aviador es una película interesante, aunque algo densa, de manera que no resulta recomendable a quienes se aburran fácilmente sin argumentos ágiles. El tratamiento de la compleja personalidad de Howard Hughes es lo mejor de la película, para mi gusto.
Puntuación: 7
Director: Martin Scorsese
Intérpretes: Leonardo DiCaprio, Alec Baldwin, John C. Reilly, Cate Blanchett
Año de estreno: 2004
Hace tiempo que le perdí la pista a Leonardo DiCaprio. Debo confesar que fui una de esas fans locas cuando estrenó Titanic, película que por cierto me sigue gustando. Pero desde La playa, que no he visto más que a trozos, dejé de seguir su trayectoria, pues dejó de gustarme tanto. No obstante, El aviador me interesaba, y como suele suceder, en el momento menos pensado me hice con una copia.
Esta monumental película narra la vida del magnate Howard Hughes, director de cine y empresario de la aviación, que introdujo importantes cambios en la misma, entre los años 20 y finales de los 40. A lo largo de sus más de dos horas y media de duración, vemos el auge y posterior declive de un excéntrico millonario que mantuvo romances con las estrellas más rutilantes del firmamento hollywoodiense mientras se enriquecía al filo del fracaso y se hundía simultáneamente en un trastorno obsesivo-compulsivo.
Es un papel difícil. Viendo a DiCaprio en cada uno de los planos en los que el personaje sucumbe a la neurosis derivada de lo que podríamos llamar su enfermedad mental, observamos que el personaje de Hughes requiere mucho más que una cara guapa para ser interpretado con solvencia. El actor demuestra que sabe hacer su trabajo, y lo cierto es que su nominación al óscar, que, recordemos, perdió ante Jamie Foxx por Ray. Pero no es el único actor que borda el papel: Cate Blanchett está espectacular como Katharine Hepburn, aparte de la caracterización, muy correcta; aunque en los primeros planos parece que sobreactúa imitando los enérgicos gestos propios de Hepburn, consigue dar al personaje un carisma que sólo la protagonista de Historias de Filadelfia tenía. En comparación, la actriz que da vida al otro gran amor de Hughes, Ava Gardner, interpretada por Kate Beckinsale, pierde bastante, si bien la mujer apodada "el animal más bello del mundo" no tenía tanta personalidad como Katharine. Entre los secundarios destaca un Alec Baldwin de lo más digno dando vida al enemigo de Hughes, Juan Trippe, un verdadero tiburón del negocio de la aviación dispuesto a utilizar toda la artillería pesada para que el magnate protagonista no se interponga en su monopolio privado: los vuelos intercontinentales. Entre las apariciones que más que secundarias son casi terciarias destacan nombres de primera fila como Willem Dafoe, Gwen Stefani y Jude Law, quien por cierto interpreta a un acertadísimo Errol Flynn.
Como puede apreciarse, la interpretación es el punto fuerte de esta película, aunque la cadencia de acontecimientos es muy interesante, en mi opinión, y la última parte gana por goleada al suscitar un interés que puede haber caído en el impresionante fragmento que se centra en la decadencia de Hughes, al que atacan desde numerosos frentes. Sólo por ver cómo ese hombre que parecía acabado demuestra que aún tiene mucho ruido que hacer, merece ver El aviador hasta el final.
En conjunto, El aviador es una película interesante, aunque algo densa, de manera que no resulta recomendable a quienes se aburran fácilmente sin argumentos ágiles. El tratamiento de la compleja personalidad de Howard Hughes es lo mejor de la película, para mi gusto.
Puntuación: 7