jueves, 26 de abril de 2012

Hermosas criaturas

Imagen de libros.fnac.es
Título: Hermosas criaturas
Autor: Margaret Stohl y Kami García
Año de publicación: 2010
Editorial: Espasa-Calpe


Buscara donde buscara información sobre Hermosas criaturas, las críticas son excelentes. Por eso me animé a leer esta novela que es, cómo no, la primera entrega de una nueva saga, tetralogía en este caso. Debo reconocer que no cogí Hermosas criaturas con un entusiasmo particular, y lo cierto es que ha tenido sus altibajos mientras lo leía: partes en las que me parecía más o menos interesante y partes en las que me daba pereza seguir leyendo. Como pasa con otros libros de temática juvenil, a veces su calidad no justifica una fama desmedida.

Ethan Wate vive en Gatlin, un pequeño pueblo de Carolina del Sur, y su mayor sueño es largarse de allí. Tras la muerte de su madre y la reclusión de su padre, nuestro protagonista vive una rutina anodina codeándose con los chicos y chicas más populares del instituto local. No obstante, su vida da un completo giro cuando llega a Gatlin una chica llamada Lena Duchannes, sobrina del misteriosos Macon Ravenwood, que entre su actitud y sus lazos familiares, encarna lo opuesto a los amigos de Ethan. Éste, sin embargo, no tarda en desarrollar una turbadora atracción hacia ella, ya que es la chica que aparece en sus sueños y juntos experimentan visiones de una pareja que fueron sus antepasados en la época de la Guerra de Secesión. Así, Ethan acaba descubriendo que Lena es una Caster, una hechicera, y que la medianoche de su decimosexto cumpleaños será reclamada a formar parte de la Luz o la Oscuridad, una elección que normalmente puede realizar todo Caster, salvo en la familia de Lena, víctima de una maldición desde hace más de un siglo.

Sí, no hay nada nuevo en el argumento. La dualidad entre el bien y el mal, la chica nueva que oculta poderes extraordinarios y que sufre a causa de ellos, el pequeño pueblo enclavado en el Sur profundo... son prácticamente clichés. Si acaso, podríamos considerar novedoso el que el protagonista (y narrador) sea un chico, y la verdad es que sus puntos de vista en torno a Lena y todo lo que la rodea son interesantes, aunque en ocasiones se vislumbra el "toque femenino" de las dos autoras que le dan vida. Pero bueno, en una novela de estas características, no esperamos que nos sorprendan demasiado, ¿verdad?

Uno de mis aspectos preferidos de Hermosas criaturas es la manera en la que se nos describe Gatlin como un pueblo atrasado y anclado en la derrota Confederada durante la Guerra Civil; los numerosos detalles que se nos ofrecen del pueblo nos dan una imagen lo bastante vívida como para lograr recrearlo en nuestra imaginación. Pero la historia que se desarrolla en ese pueblo no ha bastado para engancharme, así que dudo mucho que me lea las tres entregas que le quedan a esta saga.

Puntuación: 5

sábado, 21 de abril de 2012

Los Juegos del Hambre

Imagen de Wikipedia
Título: Los Juegos del Hambre (The Hunger Games)
Director: Gary Ross
Intérpretes: Jennifer Lawrence, Josh Hutcherson, Woody Harrelson, Elizabeth Banks
Año de estreno: 2012


Cada vez que leo u oigo tildar a Los Juegos del Hambre como "el nuevo Crepúsculo" se me retuercen las tripas. Básicamente, porque eso lo dice gente que no se ha molestado en leer la trilogía de Suzanne Collins y piensan que vamos a tener más triángulos amorosos plagados de vergüenza ajena. Y sí, es cierto que en Los Juegos del Hambre hay un triángulo amoroso, pero no es el ingrediente principal de la historia, ni mucho menos. En Los Juegos del Hambre hay angustia, miedo, supervivencia al límite, amistad, lealtad, soledad y ansia de libertad desde el mismo momento en que conocemos el Distrito 12. Es una pena que la película, a pesar de sus más de dos horas de duración, no logre darnos la vívida impresión de lo que es vivir en Panem como lo hace la novela en la que se basa.

Panem es un país dividido en doce distritos, cada uno de los cuales se dedica a la producción de un bien para el Capitolio, que los derrotó en una cruenta guerra  más de setenta años atrás. Para recordar a los ciudadanos cuál es su lugar, cada año se celebran los Juegos del Hambre, un maratón de supervivencia al que cada distrito debe aportar un chico y una chica entre 12 y 18 años; de estos veinticuatro tributos, sólo uno puede resultar vencedor. Katniss Everdeen vive en el Distrito 12, el dedicado a la minería, y mantiene a la familia desde la muerte de su padre. Cuando su hermana menor, Prim, es escogida para participar el los septuagésimo cuartos Juegos del Hambre, Katniss se presenta voluntaria en su lugar y, junto a Peeta Mellark, el tributo masculino, viajan al Capitolio para participar en el sangriento concurso.

Como sucede con todas las adaptaciones literarias, casi sería preferible no haber leído antes el libro, ya que las comparaciones son inevitables. En el caso de Los Juegos del Hambre, debo decir que la adaptación es buena, pero gran cantidad de detalles y sucesos, por no decir todos, parecen estar contados un poco superficialmente. Esto se debe a que la novela está escrita en primera persona a través de los ojos de Katniss, cuya percepción de las cosas aporta una visión muy particular de los eventos. La violencia, en la que la autora no se recreaba, tampoco resulta muy evidente en la película, ya que está destinada a un público juvenil, pero hay un par de escenas impactantes que merece la pena ver. Por otro lado, el abandono de la perspectiva personal nos permite conocer un poco más del Capitolio (cuyo aspecto visual entre la estética nazi de los edificios y los estilismos excéntricos de sus ciudadanos da un fantástico resultado) y de la manera en que se controlan los Juegos desde fuera, algo que me figuro que habrá aportado Suzanne Collins como coautora del guión. El resultado es una película entretenida que no traiciona el espíritu de la novela.

La mejor parte de Los Juegos del Hambre son sus impecables interpretaciones. Jennifer Lawrence da vida a una Katniss muy creíble y precisa que destaca muy por encima de Josh Hutcherson, cuyo Peeta, aunque bueno, no tiene la oportunidad de lucirse como ella (tampoco lo hace en los libros, pero en éstos se destaca el don de gentes del protagonista masculino, que aquí sólo se atisba brevemente). Liam Hemsworth da vida a Gale, el tercer vértice del triángulo amoroso previamente mencionado, aunque este personaje no tiene demasiada relevancia en el metraje; de hecho en la novela sólo aparece mencionado cuando Katniss piensa en él. En cuanto al resto, un impresionante coro de veteranos ocupan papeles secundarios pero fundamentales: Elizabeth Banks es Effie Trinket, la escolta de los tributos del Distrito 12; Woody Harrelson da vida a un magnífico Haymitch Abernathy, el mentor de Katniss y Peeta; Lenny Kravitz tiene unos fugaces momentos como Cinna, el estilista; Stanley Tucci encarna a un genial Caesar Flickerman y Donald Sutherland da un aspecto regio e imponente al presidente Snow.

Otro de los aspectos de la película que me ha sorprendido gratamente es la música. Muchos fans se hicieron con gozo con la recopilación de canciones The Hunger Games: songs from District 12 and beyond, tres de las cuales suenan durante los créditos de la película. No obstante, es el magnífico score compuesto por James Newton Howard el que le da a la trama la fuerza que necesita, junto a una serie de eficaces silencios en que no suena ninguna música, reforzando los sentimientos de los personajes.

Puntuación: 7

lunes, 16 de abril de 2012

Una mujer sin importancia

Imagen de valdemar.com
Título: Una mujer sin importancia
Autor: Oscar Wilde
Año de publicación: 1893
Editorial: Valdemar


Hay mucha gente que opina que Wilde era un misógino, pero a mí no me lo parece. Quizá suene a típica defensa de una fan acérrima, pero en lo que todos sus lectores estaremos de acuerdo es que sí era cínico, y es ese cinismo el que hace que sus sarcásticos comentarios sobre las mujeres a lo largo de su obra, parejos a algunos sobre los hombres, suenen misóginos. Pero criticar a ciertas mujeres, cosa que sin duda Wilde hace muy bien, no es ser misógino. Y el desenlace de Una mujer sin importancia, considerada por muchos la obra más floja que escribió el dramaturgo en la década de 1890, presencia el silencioso triunfo de una mujer sobre el dandy que trajo la desgracia sobre ella.

Una mujer sin importancia arranca en una fiesta de la alta sociedad en la residencia del matrimonio Hunstanton a la que asisten el joven Gerald Arbuthnot, el solterón empedernido Lord Illingworth y la heredera estadounidense Hester Worsley, entre otros. Durante la fiesta, Lord Illingworth ofrece a Gerald un puesto como secretario, y el joven accede, pero la llegada de su madre, una viuda respetable dedicada a obras de caridad a la que Lord Illingworth se refiere desdeñosamente como "una mujer sin importancia", trastoca sus planes, ya que se opone a que Gerald trabaje para Lord Illingworth, cuyo escabroso pasado en común con Mrs. Arbuthnot acaba saliendo a la luz.

No es por llevar la contraria a los estudiosos sobre Oscar Wilde, pero Una mujer sin importancia es la obra que más me ha gustado del irlandés, de las que llevo leídas. Poco me importa que reutilizara expresiones en El retrato de Dorian Gray, Un marido ideal o La importancia de llamarse Ernesto; el regusto "culebronero" de la historia de Mrs. Arbunthnot y su tratamiento dramático acorde con las resonancias que dicha historia tendría en la propia sociedad en que se desarrolla la obra no desmerece lo más mínimo la feroz crítica a la que somete Wilde a sus contemporáneos, personificando tipos sociales en los distintos personajes, cuya hipocresía se les echa en cara por medio del personaje de Hester Worsley, que, tras increpar a los aristócratas, es tachada de puritana. Así, el verdadero valor de Mrs. Arbunthnot como personaje no sale a flote hasta el cuarto acto, después de exponernos su tragedia personal y ser analizada desde distintos puntos de vista; sólo entonces tiene la protagonista su momento, ése en el que se nos demuestra que Wilde la respeta hasta el punto de hacer de ella una dama victoriosa.

Puntuación: 10

sábado, 14 de abril de 2012

Paul

Imagen de Wikipedia
Título: Paul
Director: Greg Mottola
Intérpretes: Nick Frost, Simon Pegg, Kristen Wiig, Jason Bateman
Año de estreno: 2011


Después de ver Supersalidos y Adventureland, sabía que Paul iba a gustarme. Sí, confieso que los retazos del making of que pude ver en La Sexta3 hicieron que me interesase, pero empiezo a sospechar que Greg Mottola es un director que podría convertirse en uno de mis valores seguros en lo que a comedia se refiere. Pero Paul no es sólo una comedia, es un homenaje a los fans de la ciencia ficción, sus filias y sus fobias, y cuenta con un reparto en cuyas actuaciones se adivina fácilmente que están disfrutando al rodar.

Graeme y Clive son dos amigos británicos que hacen un gran viaje a Estados Unidos con el objetivo de asistir al Comic-Con de San Diego primero y hacer un peregrinaje a bordo de una autocaravana por los lugares más emblemáticos en materia de fenómenos paranormales de la nación. Durante el viaje ven un coche accidentado en una cuneta, y al bajarse para averiguar el estado de los tripulantes, descubren a un extraterrestre llamado Paul que les pide ayuda para huir del Servicio Secreto, cuyo misterioso jefe le quiere muerto. En su huida para alcanzar el punto donde Paul será recogido por una nave que le llevará a su planeta, el trío conocerá a una fundamentalista cristiana, Ruth, que acaba uniéndose a ellos, y a una anciana, Tara Walton, a la que Paul debe la vida.

El guión original de los dos actores protagonistas enlaza una serie de delirantes escenas en las que se repiten gags como las insistentes menciones de los títulos de novelas escritas por Adam Shadowchild, novelista de ciencia ficción al que los protagonistas conocen al principio del filme; las insinuaciones de que Clive y Graeme son en realidad una pareja homosexual o la fascinación por una ilustración de Clive en la que aparece una extraterrestre con tres pechos. No obstante, estas bromas no resultan repetitivas en ningún momento, de hecho, casi esperas oírlas en determinados momentos. La historia cuenta con diversos guiños dedicados a los fans del género de ciencia ficción y el punto gamberro lo aporta Paul, al que pone voz en la versión original Seth Rogen (Santi Millán realiza un trabajo notable en la versión española). Éste, junto a Bill Hader, repiten con Mottola después de su descacharrante trabajo como los dos policías de Supersalidos. Hader, que interpreta a un agente del Servicio Secreto, forma junto a Joe Lo Trugio la  segunda pareja cómica de la película, aunque sus momentazos no sean ni de lejos tan buenos como los de Clive y Graeme.

Puntuación: 8

martes, 10 de abril de 2012

Arrietty y el mundo de los diminutos

Imagen de Wikipedia
Título: Arrietty y el mundo de los diminutos (Kari-gurashi no Arietti)
Director: Hiromasa Yonebayashi
Intérpretes (voces): Mirai Shida, Ryunosuke Kamiki, Kirin Kiki, Shinobu Ôtake
Año de estreno: 2010


Las películas del Studio Ghibli sacan a la luz mi lado más melancólico, cosa que tampoco es demasiado difícil, debo decir. Aún recuerdo cuando fui a ver al cine la primera película del estudio estrenada en salas, La princesa Mononoke, sin saber que quienes la hicieron eran los responsables de una película que había visto por casualidad años antes en cierto canal autonómico, llamada Mi vecino Totoro. Arrietty se atreve una vez más con la adaptación de una novela no japonesa, tras el éxito de El castillo ambulante y el fiasco de Cuentos de Terramar, y lo hace con el famoso libro Los Borrowers, de Mary Norton, todo un clásico de la narrativa infantil británica, que dio inicio a una famosa saga y que fue adaptado, entre otras, en una famosa película en 1997. No obstante, debo confesar que, cuando uno lee el desarrollo general de la historia, no pude evitar pensar: "esto es carne de animación".

Arrietty tiene catorce años y es una borrower, es decir, pertenece al pueblo de los diminutos, seres en miniatura que viven a escondidas de los humanos. Vive con sus padres, Homily y Pod, debajo de una mansión que pertenece a una anciana llamada Sadako Maki. Arrietty y sus padres luchan por sobrevivir en el entorno hostil que supone el campo cuando se es diminuto y sienten pavor por los seres humanos, a los que jamás se acercan. Pero cuando Arrietty realiza su primera incursión en la casa, alguien la ve: se trata de Shô, un muchacho que vive en la casa a la espera de una operación para curar su enfermedad cardíaca. Arrietty trata de obedecer a su padre, que le prohíbe interactuar con el humano, pero la curiosidad de la joven acaba triunfando.

Para quienes conocemos la filmografía de Ghibli, suele haber una gran diferencia entre las películas dirigidas por el fundador, Hayao Miyazaki, y las que deja en manos de otros. No sucede así con Arrietty y el mundo de los diminutos, cuya factura se ciñe a los impecables principios del estudio como si de obra de Miyazaki se tratase, y se nota su mano en el guión. La película retoma las tonalidades verdes que suelen predominar en la filmografía del estudio con la viveza a la que nos tienen acostumbrados, sus fondos pintados a mano y la minuciosidad de las escenas casi artesanas. Arrietty conecta con lo mejor del Studio Ghibli y nos proporciona una historia cargada de ternura que recupera los clásicos valores positivos del estudio. Una joya de cine familiar que ningún amante de la animación debería perderse.

Puntuación: 10