jueves, 7 de enero de 2010

Cómo robar un millón


Título: Cómo robar un millón (How to steal a million)
Director: William Wyler
Intérpretes: Audrey Hepburn, Peter O'Toole, Hugh Griffith, Charles Boyer
Año de estreno: 1966

La afición de un miembro de mi familia por la actriz Audrey Hepburn nos ha llevado a amasar una colección de títulos protagonizados por ella entre los que destacan sus títulos más emblemáticos, pero también joyitas de menor resalte, como la última adquisición, Cómo robar un millón. Esta película, fresca y divertida, cae en varios tópicos pero no deja de resultar entretenida.

Nicole Bonnet es la honrada hija de un excéntrico millonario que se dedica a falsificar obras de arte, que un buen día ve cómo la pieza más valorada de la colección familiar, una Venus de Benvenuto Cellini, es requerida por un museo para su exposición. Sólo hay un problema, que los Bonnet se guardan mucho de declarar: la escultura es tan falsa como el resto de obras de arte que hay en la casa. Sin embargo, no es eso lo que quita el sueño a Nicole, sino un ladrón de arte de aspecto bastante aristocrático llamado Simon Dermott que aparece una noche en su casa, le tira los tejos y consigue escabullirse. Poco después, padre e hija reciben una nefasta noticia: para asegurar la Venus, valorada en un millón de dólares, debe ser sometida a una serie de exámenes técnicos que dejarían al descubierto el falso origen de la pieza. De modo que, para evitar las represalias legales, a Nicole sólo se le ocurre una solución: robar la estatua.

Audrey representa un papel que se me antoja muy similar al de Charada, con la diferencia de que en esta película, ella era mayor que el galán de turno, si bien no lo parece porque aparece tan mona como siempre. Sus dotes cómicas quedan al descubierto, al igual que las de Peter O'Toole, gracias a los ingeniosos diálogos que perlan el largometraje con frases de lo más ocurrentes. Aunque hay química entre ellos, hay escenas románticas que resultan algo forzadas, por ejemplo la primera, si bien es cierto que podría ser resultado de un doblaje mediocre.

La calidad de rodaje es buena, sobre todo gracias a la belleza de los exteriores parisinos en los que está rodada, algo que contrasta cuando los personajes toman un vehículo, el que sea, y el fondo grabado se nota demasiado, pero son gajes del Hollywood de la época que le aportan un encanto adicional a las películas.

En general, Cómo robar un millón es una película muy entretenida y agradable, no de las primeras que nos vienen a la cabeza al pensar en Audrey Hepburn pero nada desdeñable al revisar su filmografía.

Puntuación: 8

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