lunes, 24 de mayo de 2010

Despedida


Título: Despedida
Autor: Claudia Gray
Año de publicación: 2010
Editorial: Montena

Por primera vez desde que abrí este blog tengo ocasión de comentar una de las entregas de la que es, actualmente, mi saga vampírica predilecta. Sí, ha llegado a superar a Crepúsculo, será porque de tanto oír hablar de los vampiros de Meyer les estoy cogiendo manía, además la imagen de los actores de las películas está intoxicando el aspecto que los personajes habían cobrado en mi imaginación. La saga que nos ocupa, Medianoche, parte de premisas muy similares a Crepúsculo, pero se va por derroteros más... ¿cómo llamarlos? tradicionales dentro del tema de los vampiros, si bien la historia adquiere tintes de lo más interesantes. Publicada en España como consecuencia del éxito masivo de Crepúsculo y con unas portadas más que pensadas para potenciar esa similitud (las portadas originales norteamericanas son radicalmente distintas), yo misma fui la primera en caer en la trampa del márketing propuesto por Montena, y lo cierto es que me alegro de haberlo hecho. Despedida es la tercera entrega de lo que será una tetralogía, es la continuación de Medianoche y Adicción, y en la página web de la autora se encuentra anunciado el título del desenlace de la saga, que verá la luz en 2011: Afterlife.

Remontémonos un poco en el tiempo para comprender mejor el argumento de Despedida: Medianoche se inicia en un lúgubre internado llamado Academia Medianoche, al que sólo pueden acudir jóvenes de familias privilegiadamente ricas. Bianca Olivier no lo es, pero puede acudir por dos razones: la primera es que sus padres dan clase en la Academia y la segunda, que es una vampira, y además hija biológica de vampiros, lo que le hace aún más especial. Y es que, sí, la Academia Medianoche no es sino un lugar donde vampiros de apariencia juvenil acuden como excusa de la escolarización para pasar desapercibidos en la sociedad. Sin embargo, ella no quiere vivir en Medianoche, por lo que trata de escapar... Y en su huida se topa con un atractivo alumno recién llegado llamado Lucas, pero él no es la clase de alumno habitual en Medianoche por dos razones: la primera es que es humano; la segunda, que odia a los vampiros... En cuanto a Adicción, su argumento nos sitúa tras la marcha de Lucas de la Academia Medianoche. Bianca no acaba de adaptarse a su ausencia, sigue sin sentirse del todo a gusto entre los vampiros porque no quiere ser una de ellos y, por si fuera poco, comienza a ser objetivo de unas criaturas sobrenaturales muy distintas: fantasmas.

No revelaré más porque ya he destripado bastante la primera entrega de la saga, de Despedida sólo diré que se desarrolla semanas más tarde del desenlace de Adicción, y su argumento se centra en la nueva vida de Bianca y Lucas, juntos de nuevo, sí, pero perseguidos por toda clase de enemigos: vampiros de Medianoche, vampiros que no son de Medianoche, una orden de cazadores de vampiros y más fantasmas... Y los preocupantes síntomas enfermizos que Bianca comienza a presentar no ayudan a mejorar la situación.

¿Poco atrayente? Es posible, depende mucho de la predisposición del lector, como casi todo, me atrevería a decir. En su momento, la similitud de la portada española de Medianoche con las de la saga Crepúsculo me hizo recelar, pero lo cierto es que los devaneos de Bianca, Lucas y los demás personajes enganchan bastante. El giro final de Despedida, si bien me recordó poderosamente a Dos velas para el diablo, me dejó completamente absorta. No dejo de preguntarme cómo continuará Afterlife y, sobre todo, cómo traducirá Montena el título de esta cuarta novela.

Y es que a los traductores de títulos de Montena deberían colgarles por los pulgares, no sólo por los de esta saga, sino por los de toda la colección Ellas. Si bien reconozco que los títulos de la saga Medianoche son difíciles de traducir, sobre todo si se desea dejar el título en español en una sola palabra, como lo es el original (y como en la saga Crepúsculo, hum, qué sospechoso...), la verdad es que los títulos en castellano son un poco random. Así, Evernight se convierte en Medianoche (algo que tiene su lógica pues el título original es una palabra inventada que significaría algo así como "Noche eterna"); Stargazer, en Adicción (sin duda el más random de todos, pues sólo al leer el libro descubrimos que "La astrónoma", traducción literal del original, tiene mucho más sentido que su versión española) y Hourglass, en Despedida (sucede lo mismo que con Stargazer: al leer la novela comprendemos el poderoso significado de "El reloj de arena" en su desarrollo). Miedo me da lo que hagan con Afterlife, ya que su traducción literal es "La vida después de la muerte" y, en mi opinión, la opción ideal como título en castellano sería Ultratumba o Resurrección (depende de lo que suceda en su desarrollo), pero dudo mucho que me llamen para preguntarme lo que opino.

Puntuación: 9

viernes, 21 de mayo de 2010

Cuentos fantásticos


Título: Cuentos fantásticos
Autor: Rubén Darío
Año de publicación: 2001
Editorial: Alianza Editorial

Conocemos a Rubén Darío como principal exponente de la literatura modernista en lengua hispana. Conocemos sus etapas poéticas, desde la publicación de la lírica Azul... hasta sus últimas obras, como Lira póstuma. Sin embargo, su faceta como prosista queda fuera de los planes de estudios españoles. Su descubrimiento por mi parte ha partido de mi propio interés.

Esta modesta edición de Alianza contiene ocho cuentos especialmente escogidos por el editor. Cada uno de ellos, de corta extensión (el más largo no llega a las diez páginas), se sumerge en algún aspecto fantástico, tan del gusto del XIX: los milagros, los vampiros, los sueños y pesadillas, la detención del tiempo, la reencarnación, la aparición del diablo, los misterios de las culturas primitivas... Siguiendo la estela de su admirado Edgar Allan Poe y con una notable influencia, Darío materializa sus propias historias, cortas y deliciosas. Tal vez mi preferida sea, de las representadas en este volumen, D. Q.

¿Qué más puede decirse de un escritor lo bastante grande como para que le estudiemos en la Historia de la Literatura? Sus cuentos poseen una lírica que enlaza directamente con su delicada poesía, y sin duda los amantes de la literatura de Poe y similares harán todo un descubrimiento con estos cuentos. El volumen compila, además, un pequeño ensayo redactado por el propio Rubén Darío, titulado Edgar Poe y los sueños, en el que el poeta nicaragüense analiza el valor de las ensoñaciones en el escritor maldito que fue Poe y que tanta fascinación ejerció sobre él y muchos de sus contemporáneos.

Puntuación: 8

jueves, 20 de mayo de 2010

Canino


Título: Canino (Kynodontas)
Director: Yorgos Lanthimos
Intérpretes: Christos Stergioglou, Aggeliki Papoulia, Christos Passalis, Mary Tsoni
Año de estreno: 2009

La vida puede llegar a ser perturbadora. Sobre todo si es una vida como la que refleja esta película. Perturbadora fue la primera palabra que me vino a la cabeza mientras la veía, y eso cuando sólo llevaba quince minutos de metraje. A ese adjetivo se fueron añadiendo otros: impactante, brutal. De hecho, mi sensación global al salir del cine es confusa.

Canino refleja la vida de una familia formada por el matrimonio y tres hijos (chica, chico, chica) que vive en las afueras. Su casa está rodeada por un alto muro, y los hijos jamás lo han cruzado. Dentro de las murallas que conforman su hogar, la vida está sujeta a una serie de normas dictadas por los padres, normas que les impelen a competir para obtener premios, a descubrir palabras con significados completamente distintos de los habituales, a asumir el dolor como algo normal y a creer que el exterior es un lugar peligroso, entre otras. A pesar de la edad de los hijos, que frisan la veintena, se les trata, en general, como niños. La única persona autorizada a entrar en la casa es Cristina, una guardia de seguridad a la que los padres pagan para que satisfaga los deseos sexuales del hijo. Un buen día, la hija mayor obliga a Cristina a que le entregue dos cintas de vídeo, y desde ese momento la convivencia familiar se tambalea.

Como decía, "pertubadora" es la palabra que mejor define esta cinta. La imagen realista de las escenas contrasta vivamente con el surrealismo del argumento, que a su vez tiene detalles que nos recuerdan los nexos con la realidad de la historia. Algunos conceptos nos pueden hacer reír, como por ejemplo cuando el hijo, que está convencido de que la palabra "zombie" alude a una clase de flores, pregunta a su madre si quiere que le lleve "dos zombies pequeñitos", pero el espectador debe obligarse a pensar que esos muchachos poseen esa imagen porque no conocen otra, no conocen la verdadera, y eso es aterrador. No deja de ser aterrador en ningún momento que unos padres hayan convertido en eso a sus hijos.

Francamente, no sé cómo puntuar esta película. Deja una sensación incómoda, ya que la historia es a todas luces desagradable, pero resulta tan terrible, tan turbadora, que resulta hipnótica.

lunes, 17 de mayo de 2010

Revisión: El crepúsculo de los dioses


Título: El crepúsculo de los dioses (Sunset Boulevard)
Director: Billy Wilder
Intérpretes: Gloria Swanson, William Holden, Erich von Stroheim, Nancy Olson
Año de estreno: 1950

Puedo afirmar, sin temor a equivocarme, que El crepúsculo de los dioses es una de las mejores películas que Hollywood ha dado a luz. Es tan buena que ni siquiera me dedico a echar fuego por la boca por el hecho de que no se tradujese literalmente el título, algo que normalmente me enerva (aunque, debo reconocer que el los años 40 y 50, las traducciones eran bastante más random que ahora, si cabe. En comparación con otras, El crepúsculo de los dioses salió bien parada). Contiene una de mis frases predilectas dentro de la Historia del Cine ("I am big. It's the pictures that got small!") y es, en su conjunto, la más demoledora crítica a Hollywood que ha nacido en el seno de la propia Meca del Cine.

La narración se inicia con un cadáver en una piscina, que comienza a contar su propia historia: él es Joe Gillis, un guionista fracasado que, huyendo de quienes deben embargar su coche, se oculta en una mansión en Sunset Boulevard, una famosa calle de California. Ésta pertenece a Norma Desmond, una auténtica celebridad del cine mudo ya olvidada que vive atrapada en el ensueño de su propia grandeza, convencida de que las masas aún lloran su retirada. La casa, una suerte de castillo plagada de toda clase de extravagantes lujos, es asistida fielmente por el silencioso mayordomo, Max. Cuando Norma se entera de que Joe es guionista, le ofrece que corrija el guión que ella misma ha escrito durante años, Salomé, con el que planea realizar un grandioso retorno a la pantalla grande, que es el motor de su vida. Joe se traslada a la mansión y, casi sin darse cuenta, se convierte en el gigoló de la decadente diva, algo que detesta pero a lo que no renuncia debido a una mezcla de comodidad y compasión. Paralelamente, comienza a trabajar en un guión con una joven llamada Betty Schaefer, y cuando se enamora de ella se percata de que su situación es insostenible.

El crepúsculo de los dioses contiene una historia fascinante de principio a fin de sus dos horas de duración, historia poderosamente aderezada por la inmensa presencia de Norma Desmond, un personaje fascinante a la par que repulsivo, encarnado en el impresionante carisma de Gloria Swanson, que no hacía sino interpretarse a sí misma, pues ella fue una actriz muy famosa durante la época del cine mudo, que con la llegada del sonoro cayó en el olvido. Tuvo el valor de interpretar un papel tan ingrato para su generación que revitalizó su carrera, haciéndose inmortal. Pero además de su presencia, El crepúsculo de los dioses cuenta con numerosos detalles reales que relacionan la trama con Hollywood, como la visita de Norma al director Cecil B. DeMille (director con el que Gloria Swanson rodó numerosas películas en su época muda) a los Estudios Paramount, los cameos de la columnista del corazón Hedda Kopper y de otros actores de la etapa muda, como Buster Keaton, Anna Q. Nilsson y H. B. Warner y referencias a películas, secuencias y actores.

La estética de la película, en su cuidadísimo blanco y negro, es propia del mejor cine negro, y propicia en todas sus escenas el misterio que conduce al vertiginoso final. La puesta en escena se cuida hasta el último detalle, especialmente los interiores de la mansión de Norma, escenario en el que tienen lugar la mayoría de las escenas, recargados de una manera tan exagerada que, en contraste con las escenas que transcurren en el exterior, obtenemos una visión perfecta de cómo Norma ha construido a su alrededor su pequeño mundo en el que ella es la protagonista absoluta.

En general, El crepúsculo de los dioses es una película obligada para todo cinéfilo y/o amante del buen cine negro, o sencillamente para quienes sepan apreciar una buena interpretación.

Puntuación: 10

Revisión: El viaje de Chihiro


Título: El viaje de Chihiro (Sen to Chihiro no Kamikakushi)
Director: Hayao Miyazaki
Intérpretes (voces): Rumi Hiiragi, Miyu Irino, Mari Natsuki, Bunta Sugawara
Año de estreno: 2001

Si hay algo que detesto son las comparaciones entre objetos o sujetos culturales. Me parece absurdo hablar de "la Capilla Sixtina de la Prehistoria" para referirse a las Cuevas de Altamira o al "Cantar del Mío Cid francés" cuando se trata de la Chanson de Roland. Lamentablemente, el mundo está plagado de referencias de ese estilo. A Hayao Miyazaki, fundador del celebérrimo Studio Ghibli, se le conoce en todo Occidente como el "Walt Disney japonés". Puedo coincidir en que, dentro de sus países, la importancia de ambos ha sido similar, pero las similitudes se detienen ahí. Disney era un emprendedor cargado de sueños que tuvo la enorme suerte de crear una empresa que no tardó en triunfar en todo el mundo y que actualmente funciona más bien como una máquina de hacer dinero. Concebía la infancia como una época de pureza que debía ser preservada, por eso sus películas estaban destinadas a públicos familiares. En cambio, Miyazaki es un genio que hace las películas que le gustan, creándolas prácticamente desde cero y añadiéndoles un mensaje ecológico que no escapa a ninguna de sus producciones; ha tardado mucho más en hacerse un hueco en el mundo de la animación (fundamentalmente por culpa de las etiquetas que lleva consigo el anime, que hacen del grueso del mismo una colección de muestras de sexo y violencia) y, ante todo, no todas sus películas están pensadas para el público infantil. De hecho, en su momento, Miyazaki declaró que El viaje de Chihiro era el más infantil de sus largometrajes hasta el momento.

El viaje de Chihiro cuenta las aventuras de una niña malcriada llamada Chihiro, que se traslada junto a sus padres a otra ciudad. Durante el trayecto, la familia se pierde en un bosque y se internan en un misterioso pabellón, al otro lado del cual hallan un pequeño complejo turístico plagado de restaurantes en los que humean cantidades ingentes de comida. Hambrientos, los padres de Chihiro comienzan a comer, pero ella, que sigue con el berrinche por haber tenido que dejar a sus amigos, se dedica a explorar los alrededores. Al anochecer, la niña descubre la verdadera naturaleza del complejo: se trata de un recinto al que acuden los espíritus y dioses de todo Japón a descansar, y toda la zona está regida por la dueña de la casa de baños: la tiránica bruja Yubaba. Aterrada, Chihiro descubre que sus padres se han convertido en cerdos por dedicarse a comer como tales, y a ella la buscan incansablemente los esbirros de Yubaba. Su único aliado es un misterioso muchacho llamado Haku que dice conocerla y que le confía la manera de mantenerse a salvo: conseguir que Yubaba le dé un trabajo en su casa de baños, aunque para ello tenga que renunciar a su verdadero nombre, de manera que pasará a llamarse Sen.

Hacia 2001, el Studio Ghibli había estrenado un total de doce largometrajes de animación, la mitad de los cuales habían sido dirigidos por el propio Hayao Miyazaki, alma mater del estudio. El resto habían recaído en Isao Takahata, socio de Miyazaki, que dirigió cuatro, dejando los otros dos en manos de famosos directores de anime: Tomomi Mochizuki, que dirigió Umi ga kikoeru (literalmente, "Puedo oír el mar") en 1993, y Yoshifumi Kondo, que hizo lo propio con Mimi wo Sumaseba (en español, "Si escuchas atentamente") en 1995. Pero volvamos al año 2001. El estudio, ya toda una celebridad en el país y bastante famoso fuera de él gracias a la distribución que hizo de sus películas Buena Vista desde La princesa Mononoke, se encontraba casi en bancarrota debido al fracaso en cines de la última película del estudio, Hôhokekyo Tonari no Yamada-kun ("Mis vecinos los Yamada"), que adaptaba un famoso manga del estilo yonkoma. Ante ese desafío, Miyazaki tomó las riendas para desarrollar el que sería su séptimo largometraje al frente del Studio Ghibli. Partiendo de una historia completamente original y mezclando las técnicas más tradicionales (todos los fondos están pintados a mano) y las nuevas tecnologías, Miyazaki fue capaz de crear la hoy considerada una de las mejores películas de animación de todos los tiempos, ganadora de numerosos premios en festivales de todo el mundo, incluyendo el Oso de Oro del Festival de Cine de Berlín y el Óscar a la Mejor Película de Animación. Se trata no sólo de la primera película de anime de la Historia que obtiene este galardón, sino también de la primera película de habla no inglesa que lo obtiene. En Japón, recaudó en cines más dinero que Titanic, en aquel momento la película más taquillera de la Historia.

Pero, ¿qué tiene El viaje de Chihiro que la hace tan especial? Para empezar es su historia, cargada de fantasía, en la que desfilan unos personajes en cuyos rasgos fundamentales puede verse reflejada cualquier persona. A través de su viaje, Chihiro madura, deja atrás su personalidad egoísta y tiene toda clase de experiencias vitales, desde la discriminación hasta el enamoramiento. El encanto de la trama y de sus personajes (¿existe alguien a quien no le encante el Sin Cara?) hacen de cada minuto de la trama una maravillosa experiencia.

Visualmente, El viaje de Chihiro es puro Ghibli. Miyazaki recupera la estética colorista de sus primeras películas, algo abandonada desde La princesa Mononoke, y nos sumerge en un mundo poblado por criaturas del folklore japonés, logrando que no nos resulten ajenas al hacer de ellas personajes sin nombre pero no por ello menos simpáticos. En los personajes humanos observamos la típica estética Ghibli de "personajes a lo Heidi" (otro topicazo que, después de todo, obedece a la realidad, pues Miyazaki fue el diseñador de personajes de la inmortal serie de nuestra infancia), si bien la pobre Chihiro se caracteriza por ser bastante feúcha, algo que rompe con la tradición, no ya del anime sino del cine en general, de tener protagonistas guapos.

La música se adapta a los cánones habituales del Studio Ghibli, y es que Miyazaki no se arriesga y deja siempre este apartado en manos de su fiel Jô Hisaishi, amigo personal que se ha ocupado de la música de todas sus películas. Se trata de un compositor muy famoso en Japón que ha realizado composiciones para numerosas películas de imagen real, de las cuales las más conocidas para el público sean, quizá, las de Takeshi Kitano (El verano de Kikujiro, Hana-bi, Dolls) y la reciente Despedidas, ganadora del Óscar a la Mejor Película de Habla No Inglesa en 2009. La única melodía de El viaje de Chihiro que no compuso Hisaishi es Itsumo nandodemo (literalmente, "Siempre, no importa cuántas veces"), escrita e interpretada por Yumi Kimura, que cierra El viaje de Chihiro con una de esas melodías que, integradas en los créditos, consiguen que nos sintamos sumergidos en el sueño del que no queremos despertar.

Puntuación: 10

jueves, 13 de mayo de 2010

El diario secreto de María Antonieta


Título: El diario secreto de María Antonieta
Autor: Carolly Erickson
Año de publicación: 2004
Editorial: Seix Barral

Solemos hablar de la Revolución Francesa de una manera aséptica o incluso positiva, destacando de ella que significó el comienzo de la Edad Contemporánea, marcado por el hecho sin precedentes de que todo un pueblo se rebelara ante la tiranía de un rey y su corte que vivían en la opulencia mientras su pueblo se hallaba sumido en la más extrema miseria. Pero, pensémoslo bien: ¿justifica eso las miles de violentas muertes de nobles con las que el pueblo francés sació su ira? Esta novela nos narra la Historia a través de los ojos de la víctima, la "mala" favorita de muchos: la reina María Antonieta.

La biógrafa Carolly Erickson mezcla hechos históricos y ficción para narrar, en primera persona, la vida de la malograda reina María Antonieta, esposa del no menos malogrado Luis XVI. Partiendo del hecho imaginario de cómo sería un diario en el que la reina relatase toda su vida, esta novela se inicia cuando la joven, aún una princesa de once años en la corte austríaca a la que todos llaman sencillamente Antonia, es prometida con el delfín de Francia. A través de sus páginas leemos la evolución de la traviesa muchacha en la reina despreocupada y optimista que vive de fiesta en fiesta y, más tarde, somos testigos de la larga agonía que se inicia para María Antonieta y su familia entre el estallido de la Revolución, en 1789, y su muerte en la guillotina, que tuvo lugar en 1793. Esta última parte es la más impactante, pues Erickson relata las vejaciones a las que fue sometida tan sólo por ser esposa del rey, detallando la humillación que vivió cada día y los horrores que pudo presenciar.

El supuesto diario se hace cercano gracias a la invención de personajes, conversaciones y situaciones ficticias que amenizan los acontecimientos históricos. El lenguaje es coloquial y creíble, como corresponde a un diario que, supuestamente, nadie leerá. Tan sólo chirría la imagen que se ofrece de María Antonieta como una mujer valerosa e inteligente, algo muy parecido a una heroína: valiente no sé si sería, pero sus biógrafos suelen coincidir en que no era ninguna lumbrera.

Puntuación: 7

martes, 11 de mayo de 2010

Rebeca


Título: Rebeca
Autor: Daphne Du Maurier
Editorial: DeBolsillo
Año de publicación: 1938

Detrás de muchas grandes películas hay grandes libros. No son pocas las ocasiones en que recorremos el camino entre literatura y cine en el sentido inverso: vemos una película fascinante, descubrimos que está basada en un libro y nos lo leemos. En muchos casos, el resultado puede llegar a resultar tan decepcionante como cuando vemos una adaptación en cine de nuestra novela predilecta, normalmente debido a nuestras expectativas. Con Rebeca, esto no sucede.

Recapitulemos un poco hasta la celebérrima película que adaptó esta magnífica novela tan sólo dos años después de que viera la luz: Rebeca, protagonizada por Joan Fontaine, Laurence Olivier y una inquietante Judith Anderson, fue el primer proyecto del director Alfred Hitchcock en Hollywood, contiene alguna de las secuencias más famosas de su filmografía y se cuenta entre sus títulos más conocidos. Su argumento se ciñe de manera extraordinariamente fiel a la fuente original: la protagonista es una joven, cuyo nombre jamás es mencionado, que ejerce de mujer de compañía para una señora acomodada. En Montecarlo conoce a Maxim De Winter, un aristócrata británico de unos cuarenta años, conocido por su espléndida mansión, llamada Manderley. La chica y Maxim se enamoran y se casan, y si bien ella sabe de antemano que él es viudo, no es hasta el momento en que llega a Manderley cuando descubre la importancia que llegó a tener su anterior esposa, una mujer llamada Rebeca, que parecía tener todas las virtudes y ningún defecto. La presencia de la fallecida Rebeca se hace aplastante a medida que la joven esposa trata, en vano, de adaptarse a su nueva vida, sentimiento propiciado por el ama de llaves de Manderley, la siniestra señora Danvers que profesa una enfermiza devoción por Rebeca.

Siempre he dicho que las dos novelas que mejor he visto adaptadas al cine son Charlie y la fábrica de chocolate y Fahrenheit 451. A éstas se añade, sin duda, Rebeca, y es que, habiendo visto la película de Hitchcock, las similitudes surgen en todo momento. La trama está adaptada al detalle, sin perder ni una línea, y la tensión que transmiten las páginas de Du Maurier se reproduce, cómo no, con maestría en el celuloide de Hitchcock. Por otra parte, la novela transmite mucho más: Rebeca es una historia plagada de aromas y colores: al estar rodeado Manderley de jardines, la protagonista relata qué flores brotan en cada momento del año, sus colores y los olores que le proporcionan, además de otras sensaciones de gran viveza como la textura de la comida o la cercanía del mar. Se trata de una novela jugosa, que no deja de despertar sensaciones en el lector ni un solo momento.

Puntuación: 10

lunes, 3 de mayo de 2010

Good Bye, Lenin!


Título: Good Bye, Lenin!
Director: Wolfgang Becker
Intérpretes: Daniel Brühl, Katrin Sass, Chulpan Khamatova, Maria Simon
Año de estreno: 2003

Si hay algo que me encanta es la gente que tiene el buen rollo como filosofía de vida. Y si, además, es la característica de toda una nación, mejor que mejor. Es algo que he aprendido después de viajar a Berlín y ver, semanas más tarde, Good Bye, Lenin!, película que demuestra que los pueblos mediterráneos tenemos mucho que aprender del optimismo germano. Un director capaz de hacer una comedia acerca de un acontecimiento que sucedió hace menos de veinte años (en el momento del estreno de la película) tras un calvario de cerca de cincuenta es un magnífico ejemplo para los españoles, que aún hacemos dramas basados en hechos que tuvieron lugar hace más de sesenta años.

El argumento de Good Bye, Lenin! nos retrotrae a 1978, año en que el padre de Alex, un niño que vive en la RDA, escapa a la Alemania Occidental. Tras una fuerte crisis nerviosa, la madre de Alex, Christiane, centra toda su energía en ensalzar y trabajar para su patria. Los ideales socialistas de Christiane se convierten en el centro de su vida, y con ella arrastra a sus hijos, Ariane y Alex. Once años más tarde, Alex trabaja en una tienda y Ariane es estudiante de Económicas, pero sus vidas no acaban de encajar en el puzzle de su madre. Una noche, Alex acude a una manifestación anti-comunista que es violentamente ahogada por la Policía. Christiane lo presencia y sufre un infarto; al ser atendida demasiado tarde, queda en coma. Su estado se prolonga durante ocho largos meses en los que tiene lugar uno de los acontecimientos más importantes del siglo XX: la caída del Muro de Berlín y la reunificación de las dos Alemanias. Mientras su madre languidece en el hospital, Alex y Ariane inician una nueva vida gracias a las comodidades que les ofrece el sistema capitalista. Además, ambos se enamoran: él de una enfermera rusa que cuida a su madre y ella, de un joven de la Alemania occidental llamado Rainer. Sus vidas están completamente rehechas cuando, sin previo aviso, su madre despierta. Y ante el aviso que les da el médico de que una fuerte conmoción podría matarla, Alex decide ocultarle lo que ha sucedido a nivel político y recrea, en el interior de su casa, un pequeño mundo socialista que proteja a su madre del exterior.

Aunque el mensaje de la película es muy positivo y se disfruta de principio a fin, debo puntualizar que, en mi caso, la he disfrutado aún más conociendo un poco el carácter alemán. Good Bye, Lenin! combina ágilmente las escenas cómicas con el trasfondo dramático que proporcionan tanto la propia historia como los acontecimientos que realmente tuvieron lugar, pues nadie duda que el choque entre las dos Alemanias, que en 1989 eran dos países completamente distintos, fue sin duda dramático. Sin embargo, el director no se recrea en el sufrimiento; se convierte en telón de fondo de las rocambolescas argucias de Alex, dotando al argumento de una deliciosa ironía. Los diversos personajes muestran, además, muchas facetas, sobre todo los protagonistas. A lo largo de las dos horas de metraje les vemos tomar decisiones muy variadas y reaccionar de formas muy humanas que los hacen del todo creíbles. Especialmente buenos son los actores que dan vida a Alex y a su madre: Daniel Brühl y Katrin Sass.

La música, perfectamente integrada en la trama, homenajea en cierto momento a La naranja mecánica, y no es el único homenaje cinematográfico que podemos ver en Good Bye, Lenin!: 2001, odisea en el espacio, Matrix, Tres colores: Azul o La Dolce Vita son algunos de los títulos a los que hacen referencia escenas concretas de la película.

Puntuación: 10

domingo, 2 de mayo de 2010

Con la muerte en los talones


Título: Con la muerte en los talones (North by Northwest)
Director: Alfred Hitchcock
Intérpretes: Cary Grant, Eva Marie Saint, James Mason, Martin Landau
Año de estreno: 1959

Las películas de Hitchcock son eternas. Poseen el poder de dejarnos pegados a la pantalla, pasen los años que pasen, aunque sus precarios efectos especiales y decorados nos resulten llamativos como oposición a los adelantos actuales. Además de sus argumentos esenciales, las películas de Alfred Hitchcock poseen algunas de las escenas más memorables de la Historia del Cine. Y una de ellas aparece en Con la muerte en los talones.

La historia se inicia con un publicista llamado Roger Thornhill que es confundido con un tal George Kaplan y raptado por unos matones que se lo llevan a una mansión cuyo dueño dice llamarse Townsend. Tras interrogarle con el objetivo de sonsacarle una información que Roger no posee, los esbirros del tal Townsend le emborrachan y a continuación le meten en un coche, con la esperanza de que, en su borrachera, tenga un accidente mortal, cosa que sorprendentemente no sucede. Cuando, a la mañana siguiente, Roger trata de denunciar los hechos a la policía que le detuvo por conducir borracho, se topa con que las huellas de lo sucedido han desaparecido, y todos le toman por un simpre borracho, situación que se complica aún más cuando el verdadero Townsend es asesinado en su presencia, de manera que el inocente Roger Thornhill debe darse a la fuga, acusado de asesinato. En su huida se topa con una atractiva diseñadora industrial llamada Eva Kendall, que dice conocerle y sentir simpatía por él, por lo que le ayuda a escapar de la policía, pero una serie de situaciones llevan a Roger a descubrir que Eva no es la bondadosa joven que dice ser.

Con la muerte en los talones es considerada una de las mejores películas de Hitchcock, tanto por su guión original redactado por el director británico y su amigo Ernest Lehman, las excelentes actuaciones de la estrella Cary Grant y su guapa partenaire Eva Marie Saint (cuyos papeles más memorables son éste y el de La ley del silencio) y algunas escenas de acción que en su momento debieron ser todo un alarde de técnica, sobre todo la famosa en la que Cary Grant es perseguido por una avioneta. La película cuenta con todos los detalles típicos de Hitchcock: tensión, romance (una larga escena en que se besan Roger y Eva fue cortada por la censura española, y si vemos la película con el doblaje en castellano, se aprecia perfectamente), una rubia muy peligrosa y el cameo del director. La música, como en casi todas las películas de la época, es efectista y algo estridente.

Puntuación: 9