domingo, 31 de enero de 2010

El aviador


Título: El aviador (The aviator)
Director: Martin Scorsese
Intérpretes: Leonardo DiCaprio, Alec Baldwin, John C. Reilly, Cate Blanchett
Año de estreno: 2004

Hace tiempo que le perdí la pista a Leonardo DiCaprio. Debo confesar que fui una de esas fans locas cuando estrenó Titanic, película que por cierto me sigue gustando. Pero desde La playa, que no he visto más que a trozos, dejé de seguir su trayectoria, pues dejó de gustarme tanto. No obstante, El aviador me interesaba, y como suele suceder, en el momento menos pensado me hice con una copia.

Esta monumental película narra la vida del magnate Howard Hughes, director de cine y empresario de la aviación, que introdujo importantes cambios en la misma, entre los años 20 y finales de los 40. A lo largo de sus más de dos horas y media de duración, vemos el auge y posterior declive de un excéntrico millonario que mantuvo romances con las estrellas más rutilantes del firmamento hollywoodiense mientras se enriquecía al filo del fracaso y se hundía simultáneamente en un trastorno obsesivo-compulsivo.

Es un papel difícil. Viendo a DiCaprio en cada uno de los planos en los que el personaje sucumbe a la neurosis derivada de lo que podríamos llamar su enfermedad mental, observamos que el personaje de Hughes requiere mucho más que una cara guapa para ser interpretado con solvencia. El actor demuestra que sabe hacer su trabajo, y lo cierto es que su nominación al óscar, que, recordemos, perdió ante Jamie Foxx por Ray. Pero no es el único actor que borda el papel: Cate Blanchett está espectacular como Katharine Hepburn, aparte de la caracterización, muy correcta; aunque en los primeros planos parece que sobreactúa imitando los enérgicos gestos propios de Hepburn, consigue dar al personaje un carisma que sólo la protagonista de Historias de Filadelfia tenía. En comparación, la actriz que da vida al otro gran amor de Hughes, Ava Gardner, interpretada por Kate Beckinsale, pierde bastante, si bien la mujer apodada "el animal más bello del mundo" no tenía tanta personalidad como Katharine. Entre los secundarios destaca un Alec Baldwin de lo más digno dando vida al enemigo de Hughes, Juan Trippe, un verdadero tiburón del negocio de la aviación dispuesto a utilizar toda la artillería pesada para que el magnate protagonista no se interponga en su monopolio privado: los vuelos intercontinentales. Entre las apariciones que más que secundarias son casi terciarias destacan nombres de primera fila como Willem Dafoe, Gwen Stefani y Jude Law, quien por cierto interpreta a un acertadísimo Errol Flynn.

Como puede apreciarse, la interpretación es el punto fuerte de esta película, aunque la cadencia de acontecimientos es muy interesante, en mi opinión, y la última parte gana por goleada al suscitar un interés que puede haber caído en el impresionante fragmento que se centra en la decadencia de Hughes, al que atacan desde numerosos frentes. Sólo por ver cómo ese hombre que parecía acabado demuestra que aún tiene mucho ruido que hacer, merece ver El aviador hasta el final.

En conjunto, El aviador es una película interesante, aunque algo densa, de manera que no resulta recomendable a quienes se aburran fácilmente sin argumentos ágiles. El tratamiento de la compleja personalidad de Howard Hughes es lo mejor de la película, para mi gusto.

Puntuación: 7

viernes, 29 de enero de 2010

Nine


Título: Nine
Director: Rob Marshall
Intérpretes: Daniel Day-Lewis, Marion Cotillard, Penélope Cruz, Judi Dench
Año de estreno: 2009


¿Por dónde debería empezar opinando acerca de una película que ha despertado tantas expectativas? Aunque personalmente debo admitir que hay otras películas que realmente me muero de ganas de ver, como amante de los musicales debo admitir que me apetecía verla. Como reclamo, Nine cuenta con una innegable colección de estrellas, algunas de ellas ya versadas en cantar ante las cámaras. Me interesó además la aparición de Judi Dench, una de mis actrices favoritas.

El argumento es de sobra conocido: Guido Contini, un director de cine en torno a la cincuentena, padece una profunda crisis creativa que le impide escribir el guión de su novena película, Italia. Tratando de resolverla, se ve impelido a reflexionar acerca de su relación con las mujeres, que son su perdición; concretamente con siete: su abnegada esposa Luisa, su amante Carla, su diseñadora de vestuario y confidente Lilli, su musa Claudia, la enigmática Saraghina de su infancia, la periodista de Vogue Stephanie y, cómo no, su madre.

Como se ha repetido hasta la saciedad, la base de esta película es una de las películas más emblemáticas de Federico Fellini, Ocho y medio, que más tarde fue convertido en un musical que triunfó en Broadway, de manera que Marshall se ha amparado en el éxito de Chicago para convertir Nine en película. La película está magníficamente rodada, los actores se lucen y los números musicales son extraordinarios, pero...

Pero...

Algo falla. ¿Qué podrá ser?

Comenzaré centrándome en la ambientación: años 60 en Italia. Muy lograda, sin esas licencias que Hollywood suele tomarse, tal vez por el aura de culto que rodea a Fellini, muy particularmente en esta película. Lo único que no me gusta (aparte del doblaje, que aunque estaba lleno de voces conocidas, pero no me ha acabado de cuadrar) son las palabras en italiano que sueltan los actores muy de vez en cuando. Me parece absurdo: ya sabemos que la película se desarrolla en Italia, sabemos que supuestamente hablan en ese idioma; los "per favore", "prego" y demás están de más. Una vez hacen gracia, pero llegan a resultar muy pesados.

Acerca de los actores, todos ellos bordan sus papeles, incluso Penélope Cruz está correcta. Daniel Day-Lewis da un magnífico enfoque a su personaje, inmaduro y en el fondo misógino porque se sirve de las mujeres cuando lo necesita, que es a menudo. En cuanto al elenco femenino, hay muchos nombres conocidos pero las verdaderas protagonistas son Marion Cotillard, Penélope Cruz y puede que Judi Dench. El resto aparecen casi por casualidad; del personaje de Nicole Kidman se habla varias veces a lo largo del metraje pero tarda bastante en aparecer. De hecho, cuando lo hace es poco antes de que la película empiece a volverse un poco pesada.

En cuanto a los números musicales, son sin duda lo mejor de la cinta. Todos los personajes tienen uno, y tienen la característica de desarrollarse en el decorado a medio construir en el que Guido piensa rodar su película; adquieren el aspecto de ensoñaciones o reflexiones del protagonista, al estilo de Roxie en Chicago, pero resultan menos divertidos; después de todo, Nine es un drama. Coincido con la mayoría de los críticos en que Be Italian, interpretado por Fergie, y Cinema Italiano, en el que sorprende cantando Kate Hudson, son los mejores de la película, aunque yo añadiría Take it all, el segundo tema que canta Marion Cotillard. En cambio, Guarda la Luna, el número de Sophia Loren, parece metido con calzador porque no acaba de encajar en la trama, probablemente porque las apariciones de su personaje son casi anecdóticas.

Nine tiene todos los ingredientes para ser un gran musical, pero no acaba de cuajar del todo, y al parecer la culpa es, precisamente, del director, ese trabajo que, según Lilli, "consiste en decir tan sólo sí o no".

Puntuación: 6

domingo, 24 de enero de 2010

El pacto


Título: El pacto
Director: Fernando Colomo
Intérpretes: Marina Salas, Macarena García, Diana Gómez, Vicky Luengo, Denise Maestre, Georgina Latre, Natalia Rodríguez
Emisión: 2010 (en Telecinco)
Número de episodios: Dos

Hubo una época en la que Telecinco me hizo adicta a las miniseries: obras como Cleopatra, Alisea y el príncipe de los sueños o, sobre todo, El Décimo Reino me mantuvieron fiel a la pequeña pantalla durante varios fines de semana. No hace mucho me volvió a suceder, si bien durante dos únicos domingos, gracias a El pacto.

Supongo que, a estas alturas, contar su argumento está de más, porque lo más interesante de la trama es precismente el tema polémico que trata, de manera que todo el mundo sabe ya de qué trata. Sin embargo, para no faltar a mi costumbre, lo haré: Rebeca, Ana, María, Vivi, Bea, Merche y Carol son siete amigas de 4º de la ESO que se quedan embarazadas a la vez. Además del revuelo mediático que esto supone vemos cómo el director del colegio al que acuden trata de conseguir que el escándalo salpique lo menos posible a la conservadora institución, cargando las tintas sobre el profesor de Literatura, joven y heterodoxo; los padres reaccionan de distintas maneras, ninguna positiva, y lo hecho afecta de maneras muy distintas a cada una de las chicas, que no tardan en manifestar que lo sucedido se debe a un pacto que han hecho entre ellas.

Como El pacto tiene tan sólo dos episodios, analizarla es muy sencillo.

En mi opinión, el primero es de una gran calidad: los acontecimientos se van desenvolviendo de manera continua, manteniendo de manera magistral la tensión en torno a las siete chicas repentinamente embarazadas y al motivo oculto tras tan insólito hecho. Una a una vamos conociéndolas en profundidad: sus personalidades, sus relaciones familiares y sentimentales... Salvo a Merche y Carol, que son las más secundarias, el resto protagonizan sus propias secuencias, en las que se retrata de maravilla a las adolescentes: se creen muy maduras, pero son niñas caprichosas que han llevado sus manías demasiado lejos.

El segundo episodio se centra en desvelar las incógnitas por medio de un largo flashback que tiene lugar cuando Ana, una de las chicas, se dedica a rememorar las raíces de lo sucedido, de manera que se nos descubre la verdadera razón por la que las siete adolescentes realizan el famoso pacto; descubrimos que además cada una de ellas posee una razón personal añadida a la "oficial" por la que deciden quedarse embarazadas, y comienzan las dudas y la toma de difíciles decisiones. Aunque su trasfondo resulta interesante, como desenlace deja bastante que desear, pues no resulta ni por asomo tan absorbente como el primer episodio.

Puntuación: 6

jueves, 21 de enero de 2010

Amarcord (Mis recuerdos)


Título: Amarcord (Mis recuerdos) (Amarcord)
Director: Federico Fellini
Intérpretes: Bruno Zanin, Magali Noël, Josiane Tanzilli, Ciccio Ingrassia
Año de estreno: 1973

En vísperas del estreno de Nine, me encuentro en el mejor momento de descubrir la filmografía de Federico Fellini, uno de los directores más célebres de la cercana Italia. Y para empezar he elegido Amarcord, una película cuya primera media hora ya tuve ocasión de ver hace cosa de un año.

Corren los años 30 en un pequeño pueblo costero de Italia. La acción nos presenta el inicio de la primavera y el bullicio de sus habitantes inmersos en la vida diaria, centrándose en la vida de Titta, un adolescente que no deja de meterse en líos con sus amigos, y su familia: su padre, un maestro de obra con tendencia a alterarse que no simpatiza con el Fascismo, su madre, la típica mamma italiana, y muchos otros personajes: la coqueta Gradisca (gran amor de Titta), la prostituta ninfómana Volpina o el tonto del pueblo Giudizio.

Más que narrar una historia concreta, Amarcord (que procede de las palabras a m'arcòrd, que significa "me acuerdo" en el dialecto de la zona donde se ubica Rímini) muestra un mosaico de personajes populares, expuesto con pinceladas muy vivas, de una zona rural en una época muy determinada. La influencia de los recuerdos personales de Fellini queda claramente plasmada en los personajes, que son al mismo tiempo completamente originales y típicos de todo pueblo.

El ambiente de la película es, en general, muy mediterráneo, con detalles que no son ajenos a la cultura de los demás países que se asoman a dicho mar. La magistral banda sonora de Nino Rota refuerza su italianidad, por así llamarla.

Puntuación: 7

miércoles, 20 de enero de 2010

Sólo los ángeles tienen alas


Título: Sólo los ángeles tienen alas (Only angels have wings)
Director: Howard Hawks
Intérpretes: Cary Grant, Jean Arthur, Richard Barthelmess, Rita Hayworth
Año de estreno: 1939

Un buen blanco y negro siempre será mejor que un mal color... e incluso que ciertos buenos colores. Pillé esta película por casualidad en televisión y vale, aunque no es precisamente una maravilla, el blanco y negro le da ese toque especial, clásico y hasta elegante que se asocia a los años treinta y cuarenta. Sí, el mismo año se estrenó El mago de Oz, que hacía gala de un Technicolor tan nuevecito que casi chirriaba todavía, pero es un caso especial porque no se puede entender la historia de Dorothy sin el color, pero nadie me negará que los gángsters no son gángsters sin el blanco y negro.

Pero volvamos al tema, que no tiene que ver con los gángsters. Estamos en Barranca, Colombia, una pequeña ciudad portuaria donde un rudo norteamericano llamado Geoff Carter dirige una compañía aérea que se dedica al transporte de correo y mercancías sobre los Andes. La ubicación del lugar, su difícil acceso y la situación económica de los hombres implicados conllevan el uso de unos aviones anticuados que se ven obligados a volar en condiciones extremas, por lo que no es raro que los pilotos pierdan la vida durante las misiones. Con esta cruda realidad se topa de frente Bonnie Lee, una joven corista cuyo barco hace escala en Barranca, que decide quedarse al enamorarse de Geoff, aunque él no parezca corresponder en absoluto sus sentimientos. La situación se complica con la aparición del matrimonio Kilgallen: él, Bat, es un aviador despreciado por sus colegas por haber saltado de un avión averiado con el objetivo de salvar la vida, abandonando a su suerte a su copiloto, hermano menor a su vez del hombre de confianza de Geoff; ella, Judy, fue novia de Geoff y le dejó porque no soportaba la tensión que suponía desconocer si él regresaría con vida de cada vuelo, para después contraer matrimonio con otro aviador.

¿De qué trata realmente esta película? Tan sólo podría decirse que es un drama centrado en los aviones, pues es el tema con más importancia a lo largo del metraje, seguido tal vez por las tensas relaciones que se establecen entre los personajes. El filón que se explotaría esta película de hacerse ahora, que es el de la miseria en que se encuentra sumida Barranca, no queda demasiado sugerido. El gusto personal del director por la aviación parece, a grandes rasgos, el único hilo argumental, y la ensalza destacando la querencia especial, casi necesidad, que tienen los pilotos por volar, hasta el punto de jugarse la vida en ello. Incluso el título (bastante cursi) hace alusión a ello. Es considerada una de sus mejores películas pero lo cierto es que en mi opinión proyecta excesivamente sus aficiones en ella.

Hasta ahora sólo había visto a Cary Grant realizando papeles cómicos (La fiera de mi niña, Historias de Filadelfia, Charada...), por lo que me ha chocado verle hacer de tipo duro, si bien hay momentos en los que parece salirle la vis cómica. En cuanto al resto de actores, debo confesar que no he visto ninguna otra película de Jean Arthur ni Richard Barthelmess. Ella realiza un papel de lo más típico, como la joven cándida que se enamora perdidamente del hombre duro (pero de buen corazón), por lo que sufre numerosos reveses antes de que todo acabe bien para ella. Él, por su parte, tuvo su momento de gloria durante la época muda del cine, y lo cierto es que sus diálogos son escasos en Sólo los ángeles tienen alas, pero posee una magnífica presencia en escena. En cuanto a Rita Hayworth, sale muy poco y realiza un papel de femme fatale que se verá corregido y aumentado en la fantástica Gilda.

Puntuación: 6

miércoles, 13 de enero de 2010

Eternidad


Título: Eternidad
Autor: Alyson Noël
Año de publicación: 2009
Editorial: Montena

...Y no me canso de la literatura adolescente. Parece que no crezco, ¿eh?

Esta vez he sucumbido a las buenas críticas que acompañan a este volumen, Eternidad, el primero de una saga llamada Los Inmortales. Pero esta vez me he llevado una pequeña decepción, porque se trata de un libro bastante mediocre. ¿Cómo es posible que haya causado furor en Estados Unidos? Bueno, no es lo único que no entiendo de los norteamericanos...

La protagonista se llama Ever, tiene dieciséis años y, uno atrás, su vida se vio truncada cuando fue la única de su familia en sobrevivir a un accidente de coche. Tras la recuperación, se traslada a California, a vivir con su tía, y trata de protegerse a toda costa de unos misteriosos poderes que posee desde que tuvo el accidente: lee el pensamiento, ve las auras, el pasado, se le aparece el fantasma de sy hermana... Esos poderes amenazan volverla loca, de manera que se esfuerza por pasar lo más desapercibida posible y sólo tiene dos amigos, tan inadaptados como ella. No obstante, el día que aparece en el instituto un misterioso chico llamado Damen, todo cambia para Ever. Y es que Damen no tiene aura...

Guau, originalidad al poder. Lo cierto es que la primera mitad del libro es más bien un trasunto de True Blood en versión adolescente, pero en cuanto avanza comienza a "crepusculizarse" a marchas forzadas. Lo único en lo que no sigue a Crepúsculo es en la capacidad de Ever de valerse por sí misma, algo de lo que Bella es incapaz, o eso creo, pero nunca lo sabremos porque siempre aparece su hombre a rescatarla en el momento oportuno. A Ever no le sucede esto, casi, casi... hasta el final. Eso sí, lo cierto es que su enemiga es bastante patética, por muy cruel que quiera pintarla la autora.

Eternidad se lee fácilmente, pero no se puede decir que sea el novelón del año, precisamente, que es como la vende Montena. Tengo curiosidad por leer qué será lo siguiente que le suceda a Ever, convertida en... bueno, no lo diré. Pero no es un vampiro.

Puntuación: 7

Coco, de la rebeldía a la leyenda de Chanel


Título: Coco, de la rebeldía a la leyenda de Chanel (Coco avant Chanel)
Director: Anne Fontaine
Intérpretes: Audrey Tautou, Benoît Poelvoorde, Alessandro Nivola, Marie Gillain
Año de estreno: 2009

Francia tiene dos heroínas contemporáneas por excelencia, mujeres salidas del fango de la sociedad que alcanzaron la cumbre del éxito, cada una en su campo. Esas dos mujeres son Edith Piaf y Coco Chanel. Curiosamente, la nación más chovinista de Europa ha tardado bastante en sacar una película que narre la vida de la segunda de ellas, aunque conociendo su trayectoria vital, puede no resultar tan extraño. Saben muy bien qué ensalzar.

Esta película, cuyo larguísimo y cursi título español (el original, "Coco antes que Chanel", me parece más elegante y preciso) narra la vida de Gabrielle Chanel desde el abandono en un orfanato por parte de su padre hasta su éxito como diseñadora, centrándose en su juventud, época en la que fue amante ("irregular", como se les denominaba en aquella época) de dos hombres: el hedonista y caprichoso Étienne Balsan y Arthur Capel, un británico del que estuvo enamorada toda su vida. En su hora y tres cuartos se desarrollan ambas relaciones, dejando caer pinceladas en las que se trata de reflejar cómo la joven va forjando el estilo que, una vez instalada en su sombrerería en París, da a luz al inmortal estilo Chanel.

Las comparaciones son odiosas, pero no puedo evitar hacer una entre esta película y La vie en rose. Lamentablemente, Coco, de la rebeldía a la leyenda de Chanel sale perdiendo: es muy lenta, narra sucesos que parecen intrascendentes y la parte que podría haber despertado más interés, que es la manera en que se abre paso como diseñadora, es resuelta en apenas unos minutos, muy bien rodados, eso sí, pero a todas luces escasos. Acaba convertida en un drama sensiblón acerca de la típica joven que desea ser diferente y llama la atención a causa de ello, todo esto aderezado con bastante sexo no visto sino sugerido: a fin de cuentas, Coco sólo es una "irregular".

Audrey Tautou realiza, como siempre, un trabajo excelente, y aunque está bien caracterizada, no acabo de verla como Chanel, tal vez porque es bastante más guapa que la verdadera Coco. La historia resulta bastante edulcorada; en resumen, es poco fiel y además, demasiado lenta.

Puntuación: 5

domingo, 10 de enero de 2010

La isla de las cabezas cortadas


Título: La isla de las cabezas cortadas (Cutthroat Island)
Director: Renny Harlin
Intérpretes: Geena Davis, Matthew Modine, Frank Langella, Maury Chaykin
Año de estreno: 1995

El último día de mis vacaciones de Navidad va acompañado por una de esas películas míticas en televisión, que paradójicamente fue concebida como una superproducción, mas su difusión en cines fue un rotundo fracaso, si bien actualmente se cita como una de las legendarias del género del cine de piratas: La isla de las cabezas cortadas.

La protagonista es Morgan Adams, la atractiva hija de un pirata llamado Harry "el Negro", que tras la muerte del mismo se lanza a la búsqueda de un fastuoso tesoro ubicado en una isla que no aparece en las cartas náuticas: la isla de las cabezas cortadas. En su aventura contará tanto con fieles aliados, entre los que destaca su esclavo William Shaw, un embustero ladrón, como con acérrimos enemigos, liderados por su propio tío, Dawg Adams.

El director y productor, que además en aquella época estaba casado con la actriz protagonista, pagó cara su ambición de resucitar un género ya agotado, un género que de hecho tan sólo se vería resucitado pasado el año 2000 gracias a Disney y a su fructífera saga Piratas del Caribe. La isla de las cabezas cortadas es una producción pretenciosa, en la que se invirtió mucho dinero y el director quiso que se notase: persecuciones, explosiones, tiroteos, piratas balanceándose sobre el vacío... Los fuegos de artificio, como yo los llamo, no logran enmascarar a unos personajes bastante planos y estereotipados; quizá el caso más grave sea el del antagonista, al que se le podría haber sacado bastante más partido. Y por si los efectos especiales no fuesen lo bastante llamativos, Harlin se encarga de recalcarlos con numerosas secuencias a cámara lenta, que acaban resultando repetitivas.

Aunque La isla de las cabezas cortadas es, sin duda, una película entretenida, no deja de tener un tufillo a TV movie bastante triste. Y es que, en el fondo, es cutrilla.

Puntuación: 6

sábado, 9 de enero de 2010

Love Story


Título: Love Story
Director: Arthur Hiller
Intérpretes: Ali MacGraw, Ryan O'Neal, John Marley, Ray Milland
Año de estreno: 1970

Aunque me encantan las películas extrañas que dan qué pensar, y también las de acción a raudales con peleas de coreografías imposibles, de vez en cuando me sale esa vena romántica que se suelo limitar a la lectura y veo peliculones con historias de amor de llorar, sólo que yo no lloro (y prometo que soy la única persona que conozco que no lloró con El diario de Noah, la mayor causa cinematográfica de sequía ocular del mundo). Además, como amante del séptimo arte que soy, me vi impelida a ver este clásico del género.

Love Story, que hace gala de un título tan poco original como efectivo, narra la conmovedora historia de amor entre Oliver y Jennifer, una pareja desigual: él es el heredero de una adinerada familia y su apellido da nombre a un pabellón en Harvard; ella es única hija de un humilde pastelero viudo. Tras conocerse y comprobar que, al contrario de lo que podría parecer, se atraen, deciden contraer matrimonio en oposición a la opinión del padre de Oliver, que aspira a algo muy distinto para su hijo. Aunque la pareja logra superar las dificultades económicas, una última prueba les enfrenta al destino.

Love Story se basa en una novela que no nació como novela, sino precisamente como guión cinematográfico. No obstante, el escaso interés que despertó en los productores de Hollywood llevó al autor, Erich Segal, a reconvertirlo en la novela que se convirtió en un best-seller, de modo que los estudios se interesaron por el argumento. Cuando la película se estrenó, se convirtió en un instantáneo taquillazo, si bien no estuvo exenta de críticas por el lenguaje de los protagonistas (no dicen nada fuerte, pero ya se sabe cómo son los americanos para estas cosas) y la propia historia, que muchos han considerado ñoña y tópica. Pero más importantes que los críticos son los espectadores: en 2002, Love Story fue escogida la novena mejor película de amor de todos los tiempos en la encuesta realizada por el American Film Institute (AFI), superada por Casablanca, Lo que el viento se llevó, West Side Story, Vacaciones en Roma, Tú y yo, Tal como éramos, Doctor Zhivago y ¡Qué bello es vivir! La frase más emblemática de la película, "Amar significa no tener que decir nunca lo siento" ocupa un nada desdeñable decimotercer puesto en la encuesta de las cien mejores citas de cine, también realizada por la AFI.

Leí el libro hace bastantes años, no recuerdo exactamente cuántos, pero más de siete, sin duda. En su momento no es que me marcara precisamente, si bien se me quedaron grabados a fuego ciertos pasajes, lo cual, teniendo en cuenta que leo bastante, no está nada mal; uno de ellos fue en el que se pronuncia la famosa frase arriba citada. En comparación, la película resulta mucho más conmovedora, toca más la fibra que el libro, que resultaba algo soso, lo cual es comprensible si tenemos en cuenta los orígenes de la trama como guión. El trabajo de los actores es bueno, aunque en mi opinión su fama se debe más al halo mítico que tiene esta película que a su propia actuación. Love Story catapultó a los dos protagonistas a la fama, pero también a los bajos fondos de la misma: sólo he visto otra película protagonizada por uno de ellos, Luna de papel (en la que aparecen Ryan O'Neal y su hija Tatum; ella ganó el Oscar a la Mejor Actriz Secundaria con tan sólo diez años de edad), de manera que no puedo asegurar ese descenso a los infiernos al que se vieron arrastrados tras el éxito masivo de Love Story. En cualquier caso, a mí la película me gusta. ¿Que es ñoña? Pues claro que sí. ¿Qué película romántica que se precie no lo es?

Puntuación: 7

jueves, 7 de enero de 2010

Cómo robar un millón


Título: Cómo robar un millón (How to steal a million)
Director: William Wyler
Intérpretes: Audrey Hepburn, Peter O'Toole, Hugh Griffith, Charles Boyer
Año de estreno: 1966

La afición de un miembro de mi familia por la actriz Audrey Hepburn nos ha llevado a amasar una colección de títulos protagonizados por ella entre los que destacan sus títulos más emblemáticos, pero también joyitas de menor resalte, como la última adquisición, Cómo robar un millón. Esta película, fresca y divertida, cae en varios tópicos pero no deja de resultar entretenida.

Nicole Bonnet es la honrada hija de un excéntrico millonario que se dedica a falsificar obras de arte, que un buen día ve cómo la pieza más valorada de la colección familiar, una Venus de Benvenuto Cellini, es requerida por un museo para su exposición. Sólo hay un problema, que los Bonnet se guardan mucho de declarar: la escultura es tan falsa como el resto de obras de arte que hay en la casa. Sin embargo, no es eso lo que quita el sueño a Nicole, sino un ladrón de arte de aspecto bastante aristocrático llamado Simon Dermott que aparece una noche en su casa, le tira los tejos y consigue escabullirse. Poco después, padre e hija reciben una nefasta noticia: para asegurar la Venus, valorada en un millón de dólares, debe ser sometida a una serie de exámenes técnicos que dejarían al descubierto el falso origen de la pieza. De modo que, para evitar las represalias legales, a Nicole sólo se le ocurre una solución: robar la estatua.

Audrey representa un papel que se me antoja muy similar al de Charada, con la diferencia de que en esta película, ella era mayor que el galán de turno, si bien no lo parece porque aparece tan mona como siempre. Sus dotes cómicas quedan al descubierto, al igual que las de Peter O'Toole, gracias a los ingeniosos diálogos que perlan el largometraje con frases de lo más ocurrentes. Aunque hay química entre ellos, hay escenas románticas que resultan algo forzadas, por ejemplo la primera, si bien es cierto que podría ser resultado de un doblaje mediocre.

La calidad de rodaje es buena, sobre todo gracias a la belleza de los exteriores parisinos en los que está rodada, algo que contrasta cuando los personajes toman un vehículo, el que sea, y el fondo grabado se nota demasiado, pero son gajes del Hollywood de la época que le aportan un encanto adicional a las películas.

En general, Cómo robar un millón es una película muy entretenida y agradable, no de las primeras que nos vienen a la cabeza al pensar en Audrey Hepburn pero nada desdeñable al revisar su filmografía.

Puntuación: 8

miércoles, 6 de enero de 2010

La mansión Glass


Título: Los vampiros de Morganville I: La mansión Glass
Autor: Rachel Caine
Año de publicación: 2006
Editorial: Versátil

Mi afición por los vampiros, que se aprovecha de los numerosos libros que se publican últimamente, me empujó a hincarle el diente al primer volumen de una saga larga y exitosa en Estados Unidos: Los vampiros de Morganville, que ya cuenta con siete libros en su país de origen y que tiene planificada la publicación de un octavo y un noveno en este año recién estrenado. ¿Y qué tiene La mansión Glass que lo diferencie del resto? ...Pues no mucho, o sí, depende de gustos.

La historia se desarrolla en Morganville, Texas, una pequeña ciudad universitaria en la que los seres humanos viven sometidos por los vampiros y se ven obligados a pagar tributos a cambio de protección. Allí estudia Claire Danvers, una superdotada de dieciséis años que va a la universidad y sufre los abusos de la pija mala de turno, en este caso una gamberra violenta llamada Monica Morrell. Su vida da un brusco giro cuando llega casualmente a la mansión Glass, un caserón habitado por tres jóvenes llamados Michael, Shane y Eve que tienen una cosa en común: todos odian a los vampiros.

La novedad de esta saga es que, para variar, los vampiros son los malos. Por lo demás, no puede decirse que se trate de una gran novela. Los personajes están bastante estereotipados y el término "magia" aflora más veces de las deseables en esta clase de novelas, en las que, vale, suceden cosas paranormales, pero la magia suele quedarse al margen. No obstante, cuenta con fragmentos de narración aceptables y cuenta con un final que, al igual que las Crónicas Vampíricas de L. J. Smith, está pensado para crear una saga. Es entretenido sin resultar una maravilla.

Puntuación: 6