viernes, 30 de abril de 2010

¡Chúpate esa!


Título: ¡Chúpate esa!
Autor: Christopher Moore
Editorial: La Factoría de Ideas
Año de publicación: 2007

Regresando a los vampiros, ¿por qué no dejar de lado los tenebrosos ambientes y las trágicas historias de amor y tratamos de pasarlo bien?

¡Chúpate esa! es la continuación de La sanguijuela de mi niña, publicada en 1995 por el autor, si bien su lectura no resulta imprescindible para comprender los acontecimientos que tienen lugar en esta alocada historia; además, los personajes son presentados como si fuese la primera vez que aparecen. La historia se inicia cuando Tommy despierta una mañana convertido en vampiro. ¿Y quién ha sido el responsable? Su adorable novia Jody, una pelirroja a la que previamente había convertido en una estatua de bronce, pero ése es otro tema... Los problemas se inician cuando, mientras Tommy aprende a dominar sus poderes, se juntan una serie de desagradables variables, entre ellas la persecución de dos policías, que quieren a los vampiros fuera de San Francisco; el regreso de Las Vegas de los compañeros de bolos de Tommy, que le ayudaron a convertir en sendas estatuas a Jody a su creador, en compañía de una ambiciosa prostituta teñida de azul y, lo peor de todo: la huida de su encierro en bronce del creador de Jody, Elijah, un vampiro de ochocientos años dispuesto a quitarse de en medio todos los estorbos que obstaculicen su camino hasta su pupila.

No he leído otras novelas de Christopher Moore, cuya bibliografía consta de una docena de volúmenes, de los cuales sólo cinco han visto la luz en nuestro país, aunque es muy probable que el último que ha publicado, Bite me, secuela de la novela que nos ocupa, sea publicada aquí.

¡Chúpate esa! narra una historia violenta y cargada de humor negro y situaciones absurdas, con unos personajes rocambolescos que cometen una larga lista de estupideces, a cuál más divertida. Moore despoja a los vampiros, en plena Era Crepúsculo (ya se sabe: chicos guapos, frases para la posteridad y purpurina aquí y allá) para mostrar la conversión en vampiro de un tipo normal, tan normal que hace todas las chorradas que haríamos cualquiera (o casi cualquiera) al ir descubriendo nuestros nuevos poderes y limitaciones.

Me gustaría poder comparar esta novela con otras del autor, por tener una referencia. A pesar de su genial sentido del humor, muy cercano al mío propio, el estilo no me resultó demasiado ágil, y hubo partes que me resultaron un tanto pesadas. Sin duda, los fans del autor apreciarán sus marcas de la casa: sus absurdos chistes y los constantes cameos de personajes de otras novelas anteriores escritas por el propio Moore.

Puntuación: 5

jueves, 29 de abril de 2010

Alicia en el País de las Maravillas


Título: Alicia en el País de las Maravillas (Alice in Wonderland)
Director: Tim Burton
Intérpretes: Mia Wasikowska, Johnny Depp, Helena Bonham Carter, Anne Hathaway
Año de estreno: 2010

Cuando dos grandes pasiones colectivas como son Alicia en el País de las Maravillas y el cine de Tim Burton se unen en un proyecto, la expectación crece a pasos agigantados. Y si a esa expectación inicial se suman los datos que, con cuentagotas, se iban conociendo del reparto y la ambientación, tenemos como resultado una salvaje pero cuidada estrategia de márketing por parte de Disney, que después del fracaso de su primera Alicia en el País de las Maravillas en 1951, ha decidido no repetir la experiencia. El resultado está a la altura, o al menos eso opino yo.

A pesar de compartir título con la famosa novela de Lewis Carroll, la película de Burton sería más bien una tercera parte de las aventuras de esta heroína victoriana. Alicia tiene diecinueve años y vive atormentada desde la infancia por una misteriosa pesadilla que comienza con una caída por un agujero oscuro. No obstante, tiene otras cosas en las que pensar, entre ellas la petición de matrimonio de un chico que le cae bastante mal. En un momento crítico de la situación, Alicia ve un conejo blanco con chaleco y, al seguirle, cae por una madriguera que le conduce a un extravagante lugar cuyos no menos excéntricos habitantes llaman Submundo, además de reconocerla como Alicia, una antigua visitante con una misión por cumplir: matar al galimatazo de la Reina Roja y devolver la corona a la Reina Blanca.

Tim Burton trata, con su mejor voluntad, de emular la desenfrenada locura que poblaba las páginas de las novelas originales de Carroll, pero a diferencia de éstas, Alicia en el País de las Maravillas posee introducción, nudo y desenlace, algo que sucede en gran parte de las adaptaciones que se han hecho de cualquiera de las novelas. Además, Burton convierte en aliados de Alicia a los personajes más conocidos de las novelas, como las dos reinas (si bien la Reina Roja es una combinación un tanto extraña de la Reina de Corazones, la Duquesa y la Reina Roja), el Sombrerero Loco, el Gato de Cheshire o los gemelos TweedleDee y TweedleDum, dejando de lado a los pobres de siempre: el Grifo y la Tortuga Artificial, el Caballero Blanco, Humpty Dumpty... Como contrapunto, Alicia en el País de las Maravillas contiene numerosos guiños a escenas concretas y expresiones de ambas novelas, tanto la que le da nombre como de A través del espejo.

Las interpretaciones en Alicia en el País de las Maravillas son uno de los platos fuertes. La desconocida Mia Wasikowska interpreta una Alicia solvente aunque algo inexpresiva para mi gusto (aunque tampoco es que la de los libros fuese muy efusiva), que desgraciadamente queda apocada por los brillantes personajes de Johnny Depp y Helena Bonham Carter. Pero si bien a la Reina Roja la veo divertida y magnífica, el Sombrerero no acaba de encajarme, tal vez porque Depp ha representado tantos personajes carismáticos que, por muy camaleónico que sea, en su Sombrerero Loco noto ecos de Willy Wonka y Jack Sparrow. La que más chirría es la Reina Blanca, descafeinada y muy, muy cursi, además de contar con una caracterización poco agradable a la vista: ¡esas cejas, por Dios!

En el aspecto visual, puro Burton, digan lo que digan sus fans góticos. Al igual que hizo con Charlie y la fábrica de chocolate, que por cierto es una de las mejores adaptaciones literarias que he visto en cine, el director se aparta de su particular estética oscura que es marca de la casa para volverse a una visión colorista con gran influencia de las ilustraciones originales de John Tenniel pero con ciertas libertades, sobre todo en la caracterización de personajes. Alicia luce, durante su periplo en el Submundo, una galería de vestidos cargados de fantasía.

Pero sin duda, lo mejor de la película es la música. Como siempre, Danny Elfman es el encargado de orquestar la hora y media larga que dura Alicia en el País de las Maravillas, y escuchando sus melodías nos damos cuenta de que es uno de esos compositores que siempre realizan el mismo tipo de melodías, pero aún así, nos siguen gustando. En los créditos suena la fantástica Alice, de Avril Lavigne, recogida en el álbum Almost Alice, que recopila canciones de distintos cantantes y grupos inspiradas por el mundo creado por Lewis Carroll.

Puntuación: 9

domingo, 25 de abril de 2010

La isla bajo el mar


Título: La isla bajo el mar
Autor: Isabel Allende
Año de publicación: 2009
Editorial: Plaza Janés

La bibliografía completa de Isabel Allende consta de diecisiete novelas, dos de las cuales son en realidad biográficas. Una vez una gran amante de la lectura que es casi mi mentora me dijo que no le gustaba Isabel Allende porque cada vez que salía un libro suyo, la gente se abalanzaba sobre las librerías, arrasándolas, y que tampoco era para tanto. Me ha costado la lectura de la mitad exacta de la bibliografía de esta autora para comprobar que lo que decía mi mentora es cierto: Isabel Allende no es para tanto, fundamentalmente, porque siempre escribe lo mismo.

La isla bajo el mar comienza su andadura en la colonia francesa de Saint-Domingue, donde llega un joven de la metrópoli llamado Toulouse Valmorain con el objetivo de hacerse cargo de la plantación de azúcar propiedad de su padre. No obstante, la muerte del progenitor le convierte en el nuevo amo de la plantación, que delega en manos de su tiránico jefe de capataces, Prosper Cambray. A este lugar inhóspito llega Zarité, una esclava de corta edad que se convierte en la protagonista y a través de cuya vida conocemos los azares de la colonia en el convulso período previo a la Revolución Francesa, cuyos ecos alientan la revuelta de esclavos en la propia Saint-Domingue, convirtiendo a Zarité, su amo y la prole en refugiados en Nueva Orleans, donde se inicia una nueva etapa en la que culmina la madurez de Zarité y los numerosos personajes secundarios que se cruzan en su vida.

Decía que Isabel Allende escribe siempre lo mismo, y lo reitero. Además de utilizar siempre el mismo estilo desgarrado que conmueve en el primer libro pero que comienza a cansar pasado el segundo, narra el mismo tipo de situaciones que destacan la tiranía de la sociedad y de los hombres sobre las mujeres, retratadas como víctimas hasta la aparición, en este caso, de Hortense Guizot, que no es más que la típica (muy, muy típica) mala de la película. Argumentalmente, La isla bajo el mar es un refrito de novelas anteriores; particularmente he hallado similitudes con Inés del alma mía, aunque también hay ecos de La casa de los espíritus, fundamentalmente en el tipo de desarrollo que da a la historia, integrando las desventuras de una generación con la de la siguiente y haciendo hincapié en el sufrimiento de los personajes femeninos, particularmente de Zarité. A diferencia de la celebrada primera novela de la autora, La isla bajo el mar no engancha como aquélla, y a lo largo de su lectura se desprende la sensación de haber sido escrita según una receta habitual con la seguridad de que dará los frutos deseados: miles de copias vendidas.

No se puede decir que sea aburrida, pero tampoco que sea un gran libro. Es entretenido, pero sus quinientas diez páginas puede volverse algo interminables.

Puntuación: 6

Fraude


Título: Fraude (F for fake)
Director: Orson Welles
Intérpretes: Orson Welles, Oja Kodar, Elmyr de Hory, Clifford Irving
Año de estreno: 1974

Hacía mucho que tenía pendiente esta película, que me recomendó mi hermana pequeña. Dado que una de las líneas maestras de este complejo largometraje se centra en un falsificador de arte, lo cierto es que no fue necesario ningún otro anzuelo para atraerme a esta película. Si bien no soy una entendida en el cine de Orson Welles, tan sólo el visionado de su obra maestra, Ciudadano Kane, sirve para acercarnos a ese monstruo del cine que era Welles.

¿Qué tipo de película es exactamente Fraude? Resulta complicado decantarse por un género concreto, aunque yo diría que se trata de un documental, un documental que bucea en temas complejos como la sinceridad, la mentira, la verdad, el fraude y el valor del arte por el arte entrelazando varias historias entre sí y añadiendo algunas gotas de invención que refuerzan el propio discurso del largometraje.

Los protagonistas de este relato son, aparte del narrador, que no es otro que el propio Orson Welles, un famoso falsificador de pinturas llamado Emyl de Hory, que en su juventud trató de hacerse hueco mediante sus propias obras pero que no tardó en descubrir que, cuando pintaba imitaciones, eran tomadas por auténticas. Por otro lado tenemos a Clifford Irving, biógrado de Emyl, que destapa en un libro su historia como falsificador pero que más tarde protagoniza su propio fraude al redactar una supuesta biografía autorizada de Howard Hughes. Finalmente tenemos la historia inventada de Oja Kodar, una joven húngara que conoce a Pablo Picasso y que posa para él en una serie de veintidós cuadros que pasan a ser de su propiedad. Poco después, los lienzos son presentados en una exposición de París, a la que Picasso acude, iracundo porque sus cuadros hayan sido expuestos sin su permiso, pero al llegar a la galería de arte, se topa con veintidós lienzos que él no ha pintado...

El productor de la película, François Reichenbach, rodó gran parte del metraje de Fraude, concretamente las entrevistas con Emyl de Hory y Clifford Irving, dejándolo luego en manos de Welles, que con unos retoques aquí y allá que incluyen su propia presencia recitando algunos monólogos francamente brillantes (es especialmente magnífico el referido a la catedral de Chartres, aunque aquél en el que narra los inicios de su carrera resulta igualmente genial) e iluminando con su carisma el montaje final, que por cierto alterna de una manera un tanto chocante los solemnes y clásicos planos (preciosos, por cierto) de Welles con el metraje de Reichenbach, de estética muy años 70, con ciertos ecos (un tanto exagerados) de la Nouvelle Vague francesa.

He tratado de explicar Fraude de la manera más clara posible, aunque debo reconocer que no es tarea fácil: es una película cargada de complejidad en la que, en mi opinión, sólo la actuación de Welles la salva de ser un bodrio.

Puntuación: 6

domingo, 18 de abril de 2010

Especiales


Título: Especiales
Autor: Scott Westerfeld
Año de publicación: 2006
Editorial: Montena

Después de ocho meses de espera, por fin ha visto en nuestro país el desenlace de la trilogía conocida en Estados Unidos como Uglies, cuyas dos primeras entregas analicé en cuanto me las leí. No negaré que tenía muchas ganas de saber lo que les sucedería a Tally, Shay y el resto de personajes que fueron apareciendo a lo largo de Traición
y Perfección.

Al igual que sucede con Perfección, resulta imposible comenzar a explicar el argumento sin desvelar algo de lo sucedido al final de la entrega anterior. Así, Tally inicia su nueva aventura convertida en una especial, una agente del cuerpo de seguridad de la ciudad, dotada de un aspecto atemorizante y unas características físicas que la hacen más rápida y poderosa que el común de los mortales, además de insensible. Junto a su amiga Shay y varios jóvenes más integra el grupo de los llamados cortadores: agentes de Circunstancias Especiales muy jóvenes y temerarios a los que se encargan misiones con un perfil muy concreto. Y en el cerebro de Tally sólo hay cabida para dos objetivos personales: vengarse de David y del Humo por lo que le sucedió a Zane y convertir a éste último en un especial como ella.

Recuerdo que, en su momento, Traición me encantó, mientras que Perfección me dejó un poco fría, algo que no resulta raro pues las segundas partes de las trilogías suelen ser más complicadas: no tienen principio ni final, y en el caso de ésta trilogía, Perfección no es más que un mero puente entre Traición y Especiales que sirve para introducir a un personaje de gran peso en la última entrega. Especiales recoge toda la acción de Traición, la corrige y la aumenta, y el pequeño mundo que pudimos conocer a través de los ojos de Tally en las entregas anteriores se aumenta para mostrarnos un panorama mucho más amplio en el que resuenan, una vez más, ecos de Aldous Huxley. Además, Westerfeld se atreve con unos giros argumentales que tal vez decepcionen a los y las amantes del "felices para siempre".

Para variar, con Especiales la editorial ha optado por traducir literalmente el título, algo que, en mi opinión, deberían haber hecho con las entregas anteriores. Si los títulos de las tres hubiesen sido Imperfectos, Perfectos y Especiales, habrían tenido más unidad. Claro que, con dos títulos en masculino, quizá habrían acusado a Montena de ser políticamente incorrecta. A cambio del título bien traducido, Montena convocó un concurso para elegir a un lector o lectora español que se convertiría en portada de la saga. El ganador, un chico llamado Sergio García, aparece retratado en la cubierta de Especiales siguiendo el estilo de las originales norteamericanas, con un efecto cutrillo medio escondido que recuerda los famosos tatuajes flash que lucen los protagonistas.

Puntuación: 8

domingo, 4 de abril de 2010

Cómo entrenar a tu dragón


Título: Cómo entrenar a tu dragón (How to train your dragon)
Director: Chris Sanders y Dean DeBlois

Intérpretes (voces): Jay Baruchel, Gerard Butler, Craig Ferguson, America Ferrera

Año de estreno: 2010

El auge del 3-D va a salir con un gran ganador y no hablo precisamente de Avatar. Me refiero al cine de animación por ordenador, que si ya estos últimos años ha gozado de una gran popularidad gracias a películas de calidad como las sagas de Shrek, Madagascar o la pionera Toy Story, algo propiciado en mi opinión por los cinco años que Disney ha pasado de capa caída sacando subproductos cutres en animación que no llegaban ni a la suela del zapato a las ya mencionadas y franquicias como Piratas del Caribe, que de aspirar a tanto eran una pérdida de tiempo para el espectador. No, el futuro de la animación está en los ordenadores (bueno, el futuro de casi todo está en los ordenadores, de hecho). Una de las más esperadas era esta Cómo entrenar a tu dragón, fundamentalmente por ser obra de Dreamworks, más conocidos por su excelente trabajo en Antz, Shrek y secuelas, Madagascar e ídem, Kung Fu Panda o la maravillosa El príncipe de Egipto si nos retrotraemos a las 2-D, entre muchas otras. Es uno de los estudios de animación más punteros en Estados Unidos y sin duda ha logrado a pulso ponerse a la altura de la reina entre reinas de la animación por ordenador, que es, por supuesto (inserten coros celestiales), Pixar.

El argumento de Cómo entrenar a tu dragón, inspirado en la novela homónima de Cressida Cowell, la primera de una saga que ya cuenta con ocho volúmenes. El protagonista es Hipo, hijo del jefe de una tribu vikinga que vive en la ficticia Isla Mema. Hipo es débil y enclenque, pero su mayor deseo es ser cazador de dragones, al igual que todos los habitantes de la aldea. No obstante, al dar caza de manera accidental a un ejemplar de una de las razas más desconocidas de dragones, un furia nocturna, su visión de estas criaturas cambia por completo. Hipo no tarda en encariñarse con el dragón, al que llama cariñosamente Desdentao, ya que esconde sus dos hileras de dientes en las encías y parece no tenerlos. El dragón y el chico desarrollan una gran amistad que no tarda en chocar de frente con la imagen que tiene su pueblo de los dragones como bestias sedientas de sangre.

Argumentalmente, se nota que la base de la historia se halla en un libro para niños. Cómo entrenar a tu dragón es una historia plagada de clichés, por lo que el peso de la originalidad recae sobre todo en el carisma del simpático Desdentao, que por su comportamiento, más que un dragón parece un gato muy grande y con alas. Los personajes (Hipo, Astrid, Estoico...) responden desde el principio a los prototipos sobre los que están creados, y actúan tal y como esperas que vayan a actuar. En el caso de Astrid, la chica, resulta de lo más evidente. Hasta los secundarios responden a prototipos sabidos, lo cual no quiere decir que no resulten simpáticos. Mis preferidos son los gemelos Tuffnut y Ruffnut, unos mellizos, chico y chica, que no dejan de pelearse.

El desarrollo de la animación por ordenador queda patente en las calidades que pueden apreciarse en pantalla. Hace pocos años sería impensable ver semejante realismo en cabellos o pieles de animales. La velocidad y los paisajes resultan igualmente impresionantes. Como espectáculo visual, Cómo entrenar a tu dragón se lleva la palma: la meteórica evolución de la tecnología se convierte en imágenes que se suceden a un ritmo vertiginoso acompañadas por una música de fuerte influencia celta y nórdica, muy a tono con la ambientación de la historia.

Puntuación: 6