Título: Cómo entrenar a tu dragón (How to train your dragon)
Director: Chris Sanders y Dean DeBlois
Intérpretes (voces): Jay Baruchel, Gerard Butler, Craig Ferguson, America Ferrera
Año de estreno: 2010
El auge del 3-D va a salir con un gran ganador y no hablo precisamente de Avatar. Me refiero al cine de animación por ordenador, que si ya estos últimos años ha gozado de una gran popularidad gracias a películas de calidad como las sagas de Shrek, Madagascar o la pionera Toy Story, algo propiciado en mi opinión por los cinco años que Disney ha pasado de capa caída sacando subproductos cutres en animación que no llegaban ni a la suela del zapato a las ya mencionadas y franquicias como Piratas del Caribe, que de aspirar a tanto eran una pérdida de tiempo para el espectador. No, el futuro de la animación está en los ordenadores (bueno, el futuro de casi todo está en los ordenadores, de hecho). Una de las más esperadas era esta Cómo entrenar a tu dragón, fundamentalmente por ser obra de Dreamworks, más conocidos por su excelente trabajo en Antz, Shrek y secuelas, Madagascar e ídem, Kung Fu Panda o la maravillosa El príncipe de Egipto si nos retrotraemos a las 2-D, entre muchas otras. Es uno de los estudios de animación más punteros en Estados Unidos y sin duda ha logrado a pulso ponerse a la altura de la reina entre reinas de la animación por ordenador, que es, por supuesto (inserten coros celestiales), Pixar.
El argumento de Cómo entrenar a tu dragón, inspirado en la novela homónima de Cressida Cowell, la primera de una saga que ya cuenta con ocho volúmenes. El protagonista es Hipo, hijo del jefe de una tribu vikinga que vive en la ficticia Isla Mema. Hipo es débil y enclenque, pero su mayor deseo es ser cazador de dragones, al igual que todos los habitantes de la aldea. No obstante, al dar caza de manera accidental a un ejemplar de una de las razas más desconocidas de dragones, un furia nocturna, su visión de estas criaturas cambia por completo. Hipo no tarda en encariñarse con el dragón, al que llama cariñosamente Desdentao, ya que esconde sus dos hileras de dientes en las encías y parece no tenerlos. El dragón y el chico desarrollan una gran amistad que no tarda en chocar de frente con la imagen que tiene su pueblo de los dragones como bestias sedientas de sangre.
Argumentalmente, se nota que la base de la historia se halla en un libro para niños. Cómo entrenar a tu dragón es una historia plagada de clichés, por lo que el peso de la originalidad recae sobre todo en el carisma del simpático Desdentao, que por su comportamiento, más que un dragón parece un gato muy grande y con alas. Los personajes (Hipo, Astrid, Estoico...) responden desde el principio a los prototipos sobre los que están creados, y actúan tal y como esperas que vayan a actuar. En el caso de Astrid, la chica, resulta de lo más evidente. Hasta los secundarios responden a prototipos sabidos, lo cual no quiere decir que no resulten simpáticos. Mis preferidos son los gemelos Tuffnut y Ruffnut, unos mellizos, chico y chica, que no dejan de pelearse.
El desarrollo de la animación por ordenador queda patente en las calidades que pueden apreciarse en pantalla. Hace pocos años sería impensable ver semejante realismo en cabellos o pieles de animales. La velocidad y los paisajes resultan igualmente impresionantes. Como espectáculo visual, Cómo entrenar a tu dragón se lleva la palma: la meteórica evolución de la tecnología se convierte en imágenes que se suceden a un ritmo vertiginoso acompañadas por una música de fuerte influencia celta y nórdica, muy a tono con la ambientación de la historia.
Puntuación: 6
Director: Chris Sanders y Dean DeBlois
Intérpretes (voces): Jay Baruchel, Gerard Butler, Craig Ferguson, America Ferrera
Año de estreno: 2010
El auge del 3-D va a salir con un gran ganador y no hablo precisamente de Avatar. Me refiero al cine de animación por ordenador, que si ya estos últimos años ha gozado de una gran popularidad gracias a películas de calidad como las sagas de Shrek, Madagascar o la pionera Toy Story, algo propiciado en mi opinión por los cinco años que Disney ha pasado de capa caída sacando subproductos cutres en animación que no llegaban ni a la suela del zapato a las ya mencionadas y franquicias como Piratas del Caribe, que de aspirar a tanto eran una pérdida de tiempo para el espectador. No, el futuro de la animación está en los ordenadores (bueno, el futuro de casi todo está en los ordenadores, de hecho). Una de las más esperadas era esta Cómo entrenar a tu dragón, fundamentalmente por ser obra de Dreamworks, más conocidos por su excelente trabajo en Antz, Shrek y secuelas, Madagascar e ídem, Kung Fu Panda o la maravillosa El príncipe de Egipto si nos retrotraemos a las 2-D, entre muchas otras. Es uno de los estudios de animación más punteros en Estados Unidos y sin duda ha logrado a pulso ponerse a la altura de la reina entre reinas de la animación por ordenador, que es, por supuesto (inserten coros celestiales), Pixar.
El argumento de Cómo entrenar a tu dragón, inspirado en la novela homónima de Cressida Cowell, la primera de una saga que ya cuenta con ocho volúmenes. El protagonista es Hipo, hijo del jefe de una tribu vikinga que vive en la ficticia Isla Mema. Hipo es débil y enclenque, pero su mayor deseo es ser cazador de dragones, al igual que todos los habitantes de la aldea. No obstante, al dar caza de manera accidental a un ejemplar de una de las razas más desconocidas de dragones, un furia nocturna, su visión de estas criaturas cambia por completo. Hipo no tarda en encariñarse con el dragón, al que llama cariñosamente Desdentao, ya que esconde sus dos hileras de dientes en las encías y parece no tenerlos. El dragón y el chico desarrollan una gran amistad que no tarda en chocar de frente con la imagen que tiene su pueblo de los dragones como bestias sedientas de sangre.
Argumentalmente, se nota que la base de la historia se halla en un libro para niños. Cómo entrenar a tu dragón es una historia plagada de clichés, por lo que el peso de la originalidad recae sobre todo en el carisma del simpático Desdentao, que por su comportamiento, más que un dragón parece un gato muy grande y con alas. Los personajes (Hipo, Astrid, Estoico...) responden desde el principio a los prototipos sobre los que están creados, y actúan tal y como esperas que vayan a actuar. En el caso de Astrid, la chica, resulta de lo más evidente. Hasta los secundarios responden a prototipos sabidos, lo cual no quiere decir que no resulten simpáticos. Mis preferidos son los gemelos Tuffnut y Ruffnut, unos mellizos, chico y chica, que no dejan de pelearse.
El desarrollo de la animación por ordenador queda patente en las calidades que pueden apreciarse en pantalla. Hace pocos años sería impensable ver semejante realismo en cabellos o pieles de animales. La velocidad y los paisajes resultan igualmente impresionantes. Como espectáculo visual, Cómo entrenar a tu dragón se lleva la palma: la meteórica evolución de la tecnología se convierte en imágenes que se suceden a un ritmo vertiginoso acompañadas por una música de fuerte influencia celta y nórdica, muy a tono con la ambientación de la historia.
Puntuación: 6
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