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Director: Hiromasa Yonebayashi
Intérpretes (voces): Mirai Shida, Ryunosuke Kamiki, Kirin Kiki, Shinobu Ôtake
Año de estreno: 2010
Las películas del Studio Ghibli sacan a la luz mi lado más melancólico, cosa que tampoco es demasiado difícil, debo decir. Aún recuerdo cuando fui a ver al cine la primera película del estudio estrenada en salas, La princesa Mononoke, sin saber que quienes la hicieron eran los responsables de una película que había visto por casualidad años antes en cierto canal autonómico, llamada Mi vecino Totoro. Arrietty se atreve una vez más con la adaptación de una novela no japonesa, tras el éxito de El castillo ambulante y el fiasco de Cuentos de Terramar, y lo hace con el famoso libro Los Borrowers, de Mary Norton, todo un clásico de la narrativa infantil británica, que dio inicio a una famosa saga y que fue adaptado, entre otras, en una famosa película en 1997. No obstante, debo confesar que, cuando uno lee el desarrollo general de la historia, no pude evitar pensar: "esto es carne de animación".
Arrietty tiene catorce años y es una borrower, es decir, pertenece al pueblo de los diminutos, seres en miniatura que viven a escondidas de los humanos. Vive con sus padres, Homily y Pod, debajo de una mansión que pertenece a una anciana llamada Sadako Maki. Arrietty y sus padres luchan por sobrevivir en el entorno hostil que supone el campo cuando se es diminuto y sienten pavor por los seres humanos, a los que jamás se acercan. Pero cuando Arrietty realiza su primera incursión en la casa, alguien la ve: se trata de Shô, un muchacho que vive en la casa a la espera de una operación para curar su enfermedad cardíaca. Arrietty trata de obedecer a su padre, que le prohíbe interactuar con el humano, pero la curiosidad de la joven acaba triunfando.
Para quienes conocemos la filmografía de Ghibli, suele haber una gran diferencia entre las películas dirigidas por el fundador, Hayao Miyazaki, y las que deja en manos de otros. No sucede así con Arrietty y el mundo de los diminutos, cuya factura se ciñe a los impecables principios del estudio como si de obra de Miyazaki se tratase, y se nota su mano en el guión. La película retoma las tonalidades verdes que suelen predominar en la filmografía del estudio con la viveza a la que nos tienen acostumbrados, sus fondos pintados a mano y la minuciosidad de las escenas casi artesanas. Arrietty conecta con lo mejor del Studio Ghibli y nos proporciona una historia cargada de ternura que recupera los clásicos valores positivos del estudio. Una joya de cine familiar que ningún amante de la animación debería perderse.
Puntuación: 10
Totalmente de acuerdo con tu reseña. Me quedé enamorada de la película, pero me dio mucha pena el final. Yo quería que se quedaran a vivir en la casa que les había preparado el padre de la abuela de Sho. En fin, que como en Titanic, y en la vida real, no todos los finales pueden ser felices. Besitos!
ResponderEliminarA mí también me dio pena, pero siguiendo Haru por ahí, no pararía hasta dar con los pobres Diminutos. Me alegré de que al menos Arrietty y Sho se despidiesen de manera apropiada.
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