martes, 26 de febrero de 2013

Marvel Noir: Iron Man

Imagen de paninicomics.es
Título: Marvel Noir: Iron Man
Autor: Scott Snyder (guión), Manuel García (dibujo) y Marta Martínez (color)
Año de publicación: 2010
Editorial: Panini Comics

Debo reconocer que, desde que leí 1602, he estado comprando y leyendo cómic americano a una velocidad pasmosa, y no los he ido reseñando apropiadamente. He decidido ir haciéndolo poco a poco, respetando en la medida de lo posible el orden en que voy leyendo los distintos números de mi reciente colección. Y eso comienza con el tomo autoconclusivo dedicado a Iron Man en la línea Marvel Noir y el volumen ¿Quién es Stephen Extraño?, que llegaron a casa al mismo tiempo que 1602. Pero del segundo nos ocuparemos más adelante.

La línea Marvel Noir, presentada en una serie de series limitadas entre 2009 y 2010, recoge a diversos personajes del universo Marvel y desarrolla historias autoconclusivas e independientes del resto de colecciones que tienen como marco los años 30 y 40 y una ambientación basada en el cine negro y las revistas pulp.

Marvel Noir: Iron Man se desarrolla en 1938 y su protagonista es Tony Stark, multimillonario y temerario aventurero cuyas andanzas aparecen reflejadas en la popular revista de aventuras Marvels. Durante su búsqueda en Honduras de una legendaria máscara de jade, Tony y sus compañeros James Rhodes, Gialetta Nefaria y Virgil Munsey sufren una emboscada por parte de un grupo de soldados nazis que persiguen, como Tony, la máscara, de la que se dice que posee poderes sobrenaturales. Y es que el afamado aventurero oculta en secreto: recibió una herida casi fatal en el corazón, y busca desesperadamente un remedio sobrenatural a falta de una cura basada en la ciencia moderna. Tony y Rhodes escapan por los pelos tras la fatídica muerte de Virgil, pero nada acobarda al multimillonario, que decide buscar personalmente la Atlántida basándose en las notas de la traidora Gialetta, y cómo no, su nueva aventura recibirá la cobertura que merece para Marvels, esta vez de la mano de una nueva reportera: Pepper Potts.

Si algo queda claro cuando leemos una aventura de Iron Man que no se desarrolla en el presente es que el personaje fue concebido como un verdadero profeta de la tecnología moderna, y verle fuera de ese ambiente resulta un tanto extraño, casi fuera de lugar. Me pregunto cómo eran sus primeros cómics, allá por 1963, cuando la tecnología que Tony exhibe en sus apariciones más modernas y en las películas Iron Man, Iron Man 2 y Los Vengadores resultaba poco menos que inimaginable. Afortunadamente, su incursión en la época en la que, en teoría, vivió su padre, Howard Stark, se salda de manera bastante satisfactoria, con una historia corta pero interesante en la que la armadura que convierte al protagonista en Iron Man no sólo posee un aspecto completamente distinto a la que ya conocemos, sino que además tiene un papel muy secundario en una historia con evidentes ecos a la saga de Indiana Jones.

El dibujo fue lo primero que me chocó, pues cuando lo leí era bastante más novata en cómic americano de lo que aún soy, y sólo conocía los lápices limpios y elegantes de Andy Kubert. El español Manuel García se aleja radicalmente de éste con un estilo que parece, a simple vista, sucio, pero que se adapta a la perfección al tipo de historia y aleja a los personajes de su imagen más actual acercándoles a esa estética de finales de los años 30 tamizada con el filtro de una producción hollywoodiense. No esperaba nada diferente de Tony Stark, si os soy sincera.

Debo reconocer que he apreciado más Marvel Noir: Iron Man en una segunda lectura, varios meses y cómics después, que la primera vez que lo leí. Era joven e inexperta.

Puntuación: 7

domingo, 24 de febrero de 2013

A scanner darkly

Imagen de Wikipedia
Título: A scanner darkly: Una mirada en la oscuridad (A scanner darkly)
Director: Richard Linklater
Intérpretes: Keanu Reeves, Robert Downey Jr., Winona Ryder, Woody Harrelson
Año de estreno: 2006


Hace años que sabía que llegaría a ver esta película, pero el momento no ha llegado hasta hoy. Varias veces me interesé en ella debido a distintos factores, como la presencia en la misma de algunos actores que me gustan o la manera en que está animada, a partir de la actuación de intérpretes reales, empleando la técnica del rotoscopio interpolado, que le aporta una estética muy particular. No obstante, no llegaba nunca a verla, pues al estar basada en una novela de Philip K. Dick, me daba la impresión de que sería muy densa y extraña, y he comprobado que a medida que pasa el tiempo, más pereza me da pensar en ver esa clase de películas. No obstante, al final le he dado una oportunidad. Y la merecía.

La historia se desarrolla en Anaheim, California, en un futuro cercano. Una droga nueva y potente, llamada Sustancia D, es la más consumida y demandada, y el Gobierno ha puesto en marcha un programa para tratar de dar con los productores y distribuidores mientras que una organización llamada New Path se dedica a desintoxicar y rehabilitar a los adictos. Bob Arctor es un policía encubierto al que se le asigna una vivienda en un maltrecho suburbio, que comparte con dos drogadictos, Barris y Luckman; para convertirse en uno de ellos sin despertar sospechas, Bob comienza a consumir Sustancia D también. Bob se hace amigo también de una camello de cocaína llamada Donna, hacia la que comienza a albergar sentimientos, pero ella le rechaza. Sin embargo, la Sustancia D comienza a hacer estragos en el cerebro de Arctor, que comienza a confundir sus dos realidades, su verdadera identidad y su papel junto a sus amigos drogadictos, hasta perturbar su percepción de su entorno.

Por supuesto, mi resumen de la trama omite numerosos detalles que aportan a la película ese aire enrevesado y recargado propio de la narrativa de Philip K. Dick, si bien la novela en la que se basa la película recoge elementos procedentes de experiencias reales de la vida del autor, cuyo consumo de diversas drogas condicionó su ingente obra literaria. En ese sentido, A scanner darkly respeta ciertos márgenes de la narración de ciencia ficción aportando pequeños detalles de gran realismo, y en el desenlace se llega a atisbar la amargura con la que plasma Dick los efectos de las drogas, sobre las que no arroja ningún aspecto positivo, algo que aparece recogido en el propio título de la novela y la película, que procede de una cita de la I Carta San Pablo a los Corintios, o en el epílogo, reproducido textualmente en la película, en el que cita a numerosos amigos suyos, seguidos por los efectos del consumo de drogas en los mismos.

La ambientación de A scanner darkly en un futuro cercano aporta a la película un aspecto tan cotidiano que resulta demasiado cercano, perturbador incluso, sobre todo cuando se incluyen determinados elementos de ciencia ficción propiamente dicha; la animación posee una verosimilitud que logra dar a la película ese aspecto tan particular de que no se trata de imagen real ni de animación, sino de una fusión de ambas. Los actores realizan un trabajo encomiable, dotando a sus personajes de gestos reconocibles que nos permiten reconocer sin dificultades al carismático elenco, entre el que destaca un Robert Downey Jr. que insiste en sus gestos más característicos, dotándolos de un histrionismo fantástico para su personaje.

Puntuación: 8

viernes, 22 de febrero de 2013

Efímera

Imagen de casa del libro
Título: Efímera
Autor: Lauren DeStefano
Año de publicación: 2011
Editorial: Puck

No hay mejor manera de quitarse el mal sabor de boca dejado por un libro con otro. Me leí Efímera al mismo tiempo que El paciente inglés, y aunque no son comparables (o no deberían) porque son libros completamente distintos, debo reconocer que el que nos ocupa me pareció mucho más interesante, y eso que, entre las novelas de narrativa juvenil de ciencia ficción que se están publicando actualmente, la Trilogía del Jardín Químico no es la que más me seducía. Y es que, aunque la propuesta de la autora y su estilo sean claramente nóveles, el desarrollo de ese planteamiento acaba enganchando.

Nos hallamos en un futuro en el que la incesante búsqueda de la invulnerabilidad a las enfermedades durante generaciones ha desembocado en la propagación de un virus que provoca una enfermedad crónica a los individuos de la generación que vive en el momento en que se inicia la historia. Las chicas no viven más allá de los veinte años, y los chicos, de los veinticinco. Por eso, muchas personas adineradas secuestran a las muchachas de extracción social baja para casarlas con sus hijos en matrimonios polígamos y que perpetúen las familias antes de morir. La protagonista, Rhine Ellery, es vendida al taciturno Linden Ashby, con el que es forzada a casarse, así como otras dos chicas, Jenna y Cecily. Las jóvenes esposas se ven prisioneras en una mansión en la que tienen todo lo que podrían desear, pero Rhine decide no someterse a su destino y dejarse enjaular hasta su muerte dentro de cuatro años, y trama, junto a un sirviente del que comienza a enamorarse, su huida.

Cuando leí el resumen de la trama en las solapas del libro, lo primero que pensé era que sonaba a fanfic, y cuando se empieza a leer y la protagonista (sí, otro libro narrado en primera persona) expone una serie de datos sobre el futuro distópico en el que vive, da la impresión de que la autora se ha metido en camisa de once varas. Sin embargo, en cuanto encarrila la historia y nos presenta a los personajes secundarios, algunos muy interesantes, y vamos comprobando su manera de dejar huella en Rhine, la cosa empieza a mejorar. Sigue habiendo aspectos del planteamiento de ese mundo post-apocalíptico (o casi sin el "post") que están sin aclarar, y puntos (algunos coinciden) que podrían desarrollarse para darle unos matices de lo más interesante a la historia. Pero esto todavía podría mejorar en las próximas entregas.

A propósito, el título original de la novela es Wither ("marchitar"), por lo que la elección del adjetivo para el título español está muy bien elegido. La segunda entrega, Fiebre (traducción literal del original, Fever) ya se encuentra en los estantes de nuestras librerías, y la tercera entrega, que cerrará la trilogía, verá la luz este 2013 y llevará por título Sever (literalmente, "cortar", generalmente aplicado a cortar vínculos o ataduras). Personalmente, creo que habría quedado mejor, y más coherente, si ya de llamar a las tres novelas con una sola palabra, hubieran pertenecido las tres al mismo grupo, es decir: tres verbos, tres sustantivos... Pero es un detalle sin importancia, y seguramente la elección del título en cada una de ellas esté justificada. En Wither (no tanto en Efímera, aunque tampoco está mal) lo está.

Puntuación: 7

jueves, 21 de febrero de 2013

El paciente inglés

Título: El paciente inglés
Autor: Michael Ondaatje
Año de publicación: 1992
Editorial: Círculo de Lectores

Más de un año después de haberme rendido a la hipnótica historia de la película El paciente inglés, e incluso de haber repetido su visionado cuando tuve la ocasión, estaba trasteando en la biblioteca de mi abuela cuando me topé con la novela en la que se basa esa película tan bonita. Debo deciros que me he llevado un verdadero chasco. Seguro que conocéis, e incluso habéis dicho, aquello de "el libro era mejor". Pues El paciente inglés se sale de la norma.

A finales de la II Guerra Mundial, una joven enfermera llamada Hana decide dedicarse íntegramente a cuidar de un paciente completamente quemado y amnésico al que todos tienen por inglés. Ambos se trasladan a un monasterio abandonado, donde Hana trata de deshacerse, mediante los cuidados prodigados a un hombre sin esperanza, de su propia tragedia personal, consecuencia de la guerra. A la enfermera y su paciente inglés no tardan en unirse David Caravaggio, un ladrón alistado en el Ejército y amigo del padre de Hana, y Kip, un zapador sij. La convivencia entre los cuatro individuos se estrecha gradualmente, y la morfina administrada al inglés por Caravaggio logra que éste comience a recordar su nebuloso pasado.

No sé si es por culpa de la traducción (horrible), pero la novela El paciente inglés me pareció, en una palabra, infumable. A diferencia de su adaptación cinematográfica, en la que la narración del presente y los flashbacks del paciente inglés se entrelazan dando una imagen completa de ambas historias a pesar de su ritmo reposado, en la novela da la impresión de que el desarrollo argumental pierde importancia respecto a las vagas descripciones, repletas de metáforas, de los personajes y diversos rasgos de sus personalidades. De hecho, aunque la novela se llame El paciente inglés, la narración de su historia carece del peso que tiene en la película, y no es el único que cuenta con sus propios flashbacks: también Hana, Caravaggio y Kip cuentan con pasajes detallando escenas de su pasado que se integran sin venir a cuento, y los cambios entre la primera y la tercera persona son  demasiado abruptos. El tono en general me pareció grandilocuente y pesado, y terminar cada capítulo me pareció una proeza, pues el desarrollo es lentísimo.

En pocas palabras, El paciente inglés es de esos rarísimos ejemplos de novelas en las que la película es mejor; en su caso, no es sólo mejor, es muchísimo mejor.

Puntuación: 1

domingo, 10 de febrero de 2013

Hitchcock

Imagen de Wikipedia
Título: Hitchcock
Director: Sacha Gervasi
Intérpretes: Anthony Hopkins, Helen Mirren, Toni Collette, Scarlett Johansson
Año de estreno: 2012

Una vez vaticiné que llegaría el día en que la industria cinematográfica estaría tan falta de ideas originales, que empezarían a estrenar películas sobre los rodajes de algunos de los títulos más emblemáticos de Hollywood. Ese momento ya ha llegado, aunque más que a la carencia de ideas, Hitchcock responde a la moda de los biopics, y no puedes realizar un biopic de un director tan inmensamente famoso sin mostrar alguno de sus rodajes; es lo que han hecho tanto esta película como la TV-movie de HBO, The girl, centrada en la relación entre el director y su última gran musa rubia, Tippi Hedren.

Pero volvamos a Hitchcock. Nos encontramos en 1959. Alfred Hitchcock acaba de estrenar Con la muerte en los talones, considerada un gran éxito, y busca un nuevo proyecto en el que centrarse. Tras rechazar una serie de jugosas ofertas, Hitch descubre la novela Psicosis, basada en los crímenes del asesino en serie Ed Gein, y decide convertirla en su próxima película pese a encontrarse con todos los obstáculos habidos y por haber, ya que tanto su productora, la Paramount, como los censores e incluso algunos de sus ayudantes más cercanos, que sospechan que la obcecación de Hitch por rodar su película es una reacción a tantas negativas. Sólo se mantiene firme a su lado su esposa Alma, que soporta en silencio las excentricidades de un genio al que nadie comprende como ella.

El rodaje de la cinta más emblemática del director británico sirve de telón de fondo para plasmar la relación del matrimonio entre Alfred y Alma, esbozando apenas algunos de los aspectos más "oscuros" de la personalidad del cineasta, como su obsesión por las rubias, su fascinación por el terror y el suspense o la conciencia de su propio genio. Anthony Hopkins y Helen Mirren están inmensos en unos papeles a los que aportan un realismo sorprendente a pesar del criticado maquillaje que luce Anthony Hopkins con el objetivo de parecerse a su personaje, tarea delicada debido a que el propio Hitchcock se convirtió en parte de la cultura popular gracias a su programa de televisión, Alfred Hitchcock presenta, al que se hacen algunos guiños a lo largo de la película. El resto de personajes, pese a estar interpretados por actores muy solventes, palidecen ante el carisma de los actores principales.

En conjunto, Hitchcock es una película entretenida, amable en comparación con otras semblanzas del director y que ofrece algunas escenas simpáticas, otras memorables; en resumen, Hitchcock merece un visionado.

Puntuación: 8

domingo, 3 de febrero de 2013

La deuda

Imagen de Wikipedia
Título: La deuda (The debt)
Director: John Madden
Intérpretes: Jessica Chastain, Sam Worthington, Marton Csokas, Helen Mirren
Año de estreno: 2011

2011 fue el año de Michael Fassbender y Jessica Chastain, pues se dieron a conocer al gran público estrenando ambos un gran número de películas. Muchas de las protagonizadas por Fassbender han sido comentadas en este blog, pues es uno de mis actores preferidos, y puede que le toque ahora a ella. Me quedé con ganas de ver La deuda cuando se estrenó, y no se me olvidan fácilmente las películas que quiero ver.

Nos encontramos en el año 1997. Los ex-agentes del Mossad Rachel Singer y Stefan Gold asisten a la presentación de un libro redactado por la hija de ambos en el que relata la misión llevada a cabo por sus padres y un tercer agente, David Peretz, en el Berlín Oriental en 1965, cuando atraparon a un criminal de guerra nazi con el objetivo de que fuese juzgado en Israel y al que Rachel mató en defensa propia cuando la atacó para intentar escapar. A través de flashbacks se nos muestra dicha misión, y somos testigos de la presión bajo la que se encuentra una novata Rachel, atrapada en un triángulo amoroso con sus dos compañeros que se suma a la presión de buscar a Dieter Vogel.

La película responde a la moda de los remakes estadounidenses de cintas extranjeras de éxito: La deuda adapta una película israelí de idéntico título estrenada en 2007, si bien cambia varios detalles de la trama para adaptarla al gusto hollywoodiense. Esto no impide que La deuda sea una película excelente, tanto en el desarrollo de su argumento, en el que el romance parece acentuar el ambiente de thriller que persiste a lo largo de toda la historia, como en su cinematografía (muy adecuada para las dos líneas argumentales en las que se desarrolla) y el destacable trabajo de los actores, sobre todo Jessica Chastain y Helen Mirren como Rachel a los veinticinco y a los cincuenta y cinco años, ejerciendo ambas actrices una labor de mímesis sencillamente impresionante.

Puntuación: 8