Autor: Michael Ondaatje
Año de publicación: 1992
Editorial: Círculo de Lectores
Más de un año después de haberme rendido a la hipnótica historia de la película El paciente inglés, e incluso de haber repetido su visionado cuando tuve la ocasión, estaba trasteando en la biblioteca de mi abuela cuando me topé con la novela en la que se basa esa película tan bonita. Debo deciros que me he llevado un verdadero chasco. Seguro que conocéis, e incluso habéis dicho, aquello de "el libro era mejor". Pues El paciente inglés se sale de la norma.
A finales de la II Guerra Mundial, una joven enfermera llamada Hana decide dedicarse íntegramente a cuidar de un paciente completamente quemado y amnésico al que todos tienen por inglés. Ambos se trasladan a un monasterio abandonado, donde Hana trata de deshacerse, mediante los cuidados prodigados a un hombre sin esperanza, de su propia tragedia personal, consecuencia de la guerra. A la enfermera y su paciente inglés no tardan en unirse David Caravaggio, un ladrón alistado en el Ejército y amigo del padre de Hana, y Kip, un zapador sij. La convivencia entre los cuatro individuos se estrecha gradualmente, y la morfina administrada al inglés por Caravaggio logra que éste comience a recordar su nebuloso pasado.
No sé si es por culpa de la traducción (horrible), pero la novela El paciente inglés me pareció, en una palabra, infumable. A diferencia de su adaptación cinematográfica, en la que la narración del presente y los flashbacks del paciente inglés se entrelazan dando una imagen completa de ambas historias a pesar de su ritmo reposado, en la novela da la impresión de que el desarrollo argumental pierde importancia respecto a las vagas descripciones, repletas de metáforas, de los personajes y diversos rasgos de sus personalidades. De hecho, aunque la novela se llame El paciente inglés, la narración de su historia carece del peso que tiene en la película, y no es el único que cuenta con sus propios flashbacks: también Hana, Caravaggio y Kip cuentan con pasajes detallando escenas de su pasado que se integran sin venir a cuento, y los cambios entre la primera y la tercera persona son demasiado abruptos. El tono en general me pareció grandilocuente y pesado, y terminar cada capítulo me pareció una proeza, pues el desarrollo es lentísimo.
En pocas palabras, El paciente inglés es de esos rarísimos ejemplos de novelas en las que la película es mejor; en su caso, no es sólo mejor, es muchísimo mejor.
Puntuación: 1
No he leído el libro, pero vamos, tras tu reseña ni me lo pienso jejeje Eso sí, la película me encantó, además pude verla en el cine y fue impresionante... Besitos!
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