domingo, 18 de octubre de 2009

True Blood


Título: Sangre fresca (True Blood)
Intérpretes: Anna Paquin, Stephen Moyer, Sam Trammell, Ryan Kwanten, Rutina Wesley, Nelsan Ellis, Deborah Ann Woll, Alexander Skarsgard
Emisión: 2008-Presente (2 temporadas, emitida en España por Canal+)

Debo confesar que todo comenzó con Crepúsculo, pero en mi defensa aduciré que me leí los primeros libros antes de que se desatara la locura colectiva a raíz del estreno de la película, que por cierto es bastante mala (en mi opinión). El caso es que comencé a leer bastantes novelas de vampiros, desde lo más clásico a lo más nuevo e incluso ñoño. Dado que la gran emperatriz del género, Anne Rice, no me gusta, le di una oportunidad a muchas otras autoras de historias de vampiros. Algunas me gustaron más, otras menos... Y en medio de esa vorágine de sangre y criaturas nocturnas, decidí empezar a ver True Blood. Me enganché, claro.

True Blood se desarrolla en Bon Temps, Louisiana, después de la creación de la sangre sintética por cinetíficos japoneses y la ulterior revelación al mundo de la existencia de los vampiros, que no constituyen un peligro para la Humanidad al comercializarse la sangre artificial bajo el nombre True Blood. Pero bajo esta fachada de convivencia pacífica entre ambas especies se esconde una situación social más que convulsa que la serie retrata minuciosamente. Pero volvamos a Bon Temps. En este pequeño pueblo vive una joven camarera llamada Sookie Stackhouse que posee una habilidad fuera de lo común y que además le suele acarrear bastantes problemas, que no es otra que la lectura del pensamiento. Sookie ve cómo esto limita sus relaciones con los demás, pero eso cambia al llegar al pueblo un misterioso vampiro llamado Bill Compton, que se trata de la única persona cuya mente le resulta imposible de leer. Pero relacionarse con vampiros puede traer problemas... Cosa que, de hecho, le sucede.

A diferencia de otras series de televisión que he criticado en el blog, el argumento de True Blood no nace exclusivamente del ingenio de uno o más guionistas. La trama procede en origen de una saga de novelas escritas por Charlaine Harris, llamadas en Estados Unidos The Southern Vampire Mysteries (Vampiros Sureños, para los amigos). No obstante, estas novelas pertenecen al género de la novela rosa, en el que el tema de los vampiros y/o otras criaturas de origen sobrenatural es bastante habitual: podría decirse que Stephenie Meyer no ha inventado nada nuevo. La labor de los guionistas resulta notable, pues hacen del desarrollo de las obras originales un bombardeo continuo de acción, suspense, romance e intriga, dejando incluso los últimos capítulos de sendas temporadas de una manera de lo más misteriosa. En serio, True Blood engancha. Los episodios no siguen de manera literal el curso de la novelas originales, se basan más bien a grandes rasgos. La primera temporada se basa en la primera entrega de la serie, Muerto hasta el anochecer (Dead until dark), y la segunda temporada en la segunda novela, Corazones muertos (Living dead in Dallas). De momento ha sido anunciada una tercera temporada para 2010 que se basará, cómo no, en la tercera entrega de las aventuras de Sookie: El club de los muertos (Club Dead). Teniendo en cuenta que la saga consta, de momento, de diez volúmenes, uno de los cuales se desarrolla en el mismo universo pero sin la presencia de su heroína Sookie Stackhouse, todo parece indicar que, a menos que la audiencia diga lo contrario, tenemos True Blood para rato.

Además de un argumento absolutamente adictivo, True Blood cuenta con otros atractivos. En el reparto destaca el nombre de la actriz protagonista, Anna Paquin, de sobra conocida por su óscar a los once años por El Piano o, cómo no, su papel como Pícara en la trilogía de X-Men. El resto de actores que la acompañan no son tan famosos, sino que proceden de otras series de televisión. Los escenarios recrean ambientes muy diversos, desde la destartalada Bon Temps, cuyas gentes reflejan la América profunda con todos sus prejuicios hasta ambientes más refinados y lujosos o incluso algo horteras, como el pub Fangtasia. Otro punto fuerte es la música, la gran mayoría de estilo country, muy acorde con la zona donde viven los personajes. De hecho, los nombres de cada episodio proceden de canciones que suenan durante cada uno de ellos. La secuencia de los créditos de apertura resulta muy interesante: en ella no aparecen los personajes, sino una serie de imágenes que buscan transmitirnos las ideas de sexo, violencia y religión en todas sus vertientes. De fondo suena una magnífica canción de Jace Everett llamada Bad things.

¿Qué más podría decir que no resulte redundante? True Blood es una de las mejores series que he tenido ocasión de ver, se sale de la moda actual de las series de médicos y de los tópicos de los vampiros dando una imagen completamente nueva. Merece mucho la pena dejarse enganchar por la Sangre fresca.

Puntuación: 10

1 comentario:

  1. Así que te has enganchado a True Blood.
    Pues yo empecé a verla hace un par de meses, tengo aparcada la segunda temporada. Vi que tenía una crítica estupenda y un argumento muy jugoso, así que yo también decidí darle una oportunidad.
    Mi relación con el mundo de los vampiros es bastante distinta a la tuya. Yo también empecé con la temática con Crepúsculo (bien lo sabes ^_^), pero toda la repercusión que están tomando el libro y las películas es exagerada, muy comercial. La historia de Crepúsculo tiene los atractivos en la caballerosidad, la naturaleza y la belleza de Edward (porque, vale, el dilema de convertirse o no en vampiro por el amor de tu vida blablabla es grande, pero a mí me parece que la autora tampoco explotó el problema como se esperaba… al menos como lo esperaba yo, todo estaba un poco disperso), e imagino que en toda la ristra de libros publicados después se cuece más de lo mismo.
    Está bien, Meyer escribe para adolescentes y eso explica el carácter de los libros y sus limitaciones románticas, pero uff, nada peor que sacar un libro que llame la atención para que empiece a desvirtuarse la exclusividad de una temática. Después de El Cógido Da Vinci había misterios hasta en la caja de cereales; después de Crepúsculo, todos queremos ser vampiros.
    En fin, Meyer no terminó de engancharme a los inmortales. Será que la condición sobrenatural de los vampiros me suena a muchísima coña, y mira que el mundo fantástico no me echa para atrás. Pero tengo que reconocer que las críticas de True Blood pesaban bastante y la idea de que sacaran sangre artificial para las sanguijuelas me abría el apetito. A argumentos tan aventurados no me puedo negar.
    No sé, me choca True Blood. Por un lado, sí, el guión, la historia y enfoque son más sucios, más vivos, de lo que acostumbramos a ver. Es original, refrescante, nuevo. Los personajes no tienen pelos en la lengua y te aparece cada situación (Sookie bañada en sangre en el Fangtasia) y personaje (¡Lafayette!) que la serie te va dejando ganas de más. Pero a la vez... mmm... los personajes son rígidos. Muy estereotipados. Jason es subnormal hasta decir basta (le odio profundamente), Sam debería apellidarse Black y la mentalidad del pueblo entero me recuerda a mi tierra (¡argh!).
    La serie rezuma un carácter indolente y resabiado, opuesta a las conciencias puras y conservadoras de las que se tiñen muchas series por aquellos lares. Puedo comprender que a la gente le guste, y, es más, a mí me gusta ese rollito "somos los chungos del mapa estadounidense". Tanta castidad y prejuicios “Edward-muerde-almohadas”, “seré virgen hasta el matrimonio porque soy una señorita que no tiene un solo pensamiento impuro; haz el favor de no mirarme y no soltar tacos porque me ensucias”, como que desquiciaba.
    Algo más realista te hace suspirar de alivio. No puedes olvidar que, sí, a veces se pasan de brutos en True Blood, porque por lo que parece, la gente en ese pueblo no tiene otra cosa en la que pensar que los pechos de Sookie, pero sí, es otro contexto, más acorde con el espíritu tenebroso de los vampiros.
    Puedo comprender esto, pero para algo tan distinto a lo que te acostumbras hasta el aburrimiento, o encaja y te conviertes en un vicio de la serie o te da dolor de cabeza y dices que es un truño incomible. Yo he resistido una temporada entera y tengo en mente ver la segunda, por curiosidad más que por otra cosa. A veces me revuelvo contra la serie y tengo dolor de cabeza.
    No es mi serie, pero cualquier cosa que destaque en las materias trilladas será especial.
    Y estoy de acuerdo, la música es un punto fuerte, muy fuerte.
    ¿Sabes? Igual la serie Dexter te gusta. Es parecido a CSI, pero no tan concentrado. El protagonista es una joya.

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