domingo, 18 de octubre de 2009

La dama del Nilo


Título: La dama del Nilo
Autor: Pauline Gedge
Año de publicación: 1977
Editorial: El País

La cultura del Antiguo Egipto posee ese extraño atractivo que la hace irresistible para casi todo el mundo. Su antigüedad, sus misterios y la poca información que nos desvelan sus complejas obras de arte nos transmiten tan sólo una pálida imagen de lo que esta cultura pudo ser hace mucho más de dos mil años. Dentro del mundo egipcio sobresalen una serie de nombres, ya sean por la magnitud de las obras construidas (Keops, por ejemplo) o por la convulsa Historia que les rodeó (como Cleopatra). A medio camino entre ambas categorías se encuentra un caso muy particular: el de la reina Hatshepsut.

Esta novela narra la vida de dicha reina, hija del faraón Tutmosis I, desde que tiene unos seis años hasta el momento de su muerte. A través de estas páginas, conocemos la vida cotidiana y los complejos rituales del Antiguo Egipto, así como la intensa personalidad de la rebelde Hatshepsut, que no se conformó con ser una simple consorte -destino reservado a las mujeres de la familia real, pues se creía que eran ellas quienes transmitían la herencia divina de generación en generación-, sino que su ambición la llevó a convertirse en faraón, pasando por encima de todos aquellos que intentaron oponerse a ellay manteniéndose fiel a un sólo sentimiento: el amor hacia el más fiel de sus servidores, el arquitecto Senmut.

La dama del Nilo tiene todos los ingredientes para convertirse en una magnífica novela. Posee una historia interesante inmersa en una cultura fascinante, unos personajes creíbles y situaciones históricas como respaldo que resultan muy efectivas. En ese caso, ¿qué es lo que falla?

Esta novela me ha dejado fría por dos razones. La primera y más importante es su estilo narrativo, demasiado denso y lento. Las descripciones no son excesivamente minuciosas, que son lo que suele ralentizar la narración. Sin embargo, la lentitud con que se desarrolla la trama resulta exasperante, sobre todo en los últimos capítulos, si bien es cierto que cuenta con pasajes muy interesantes. La segunda razón, más quisquillosa, se debe al momento en que se escribió el libro, y es que ha llovido mucho desde 1977, y se han descubierto muchísimas cosas referentes al Egipto de los faraones y al reinado de Hatshepsut entre ellos. Como historiadora, pues, encuentro algo obsoleta esta obra.

En todo caso, La dama del Nilo puede tratarse, para otros lectores, de toda una revelación.

Puntuación: 4

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