martes, 12 de octubre de 2010

Año uno


Título: Año uno (Year One)
Director: Harold Ramis
Intérpretes: Jack Black, Michael Cera, David Cross, Oliver Platt
Año de estreno: 2010

La vida tiene sus pequeñas decisiones. Coges una película asumiendo que va a ser malísima y tan sólo verla en el contexto adecuado, es decir, haciendo el bobo con los amigos, nos hace valorarla como si de una obra maestra se tratase. Tomando como base que la comedia está infravalorada (nunca me cansaré de decirlo), Jack Black y Michael Cera protagonizan una historia alocada al cien por cien en la que se mezclan indiscriminadamente el desarrollo de la Humanidad en la Prehistoria, los pasajes más tempranos del Génesis y los clásicos chistes de comedia americana con descacharrantes resultados. Vale, no es una película de óscar, pero tiene muchos, muchísimos puntos.

Zed y Oh son dos inseparables amigos que viven apaciblemente en su aldea paleolítica. El primero trata de ser cazador pero fracasa miserablemente tanto en eso como en sus intentos de acostarse a la atractiva Maya, mientras que el segundo es un recolector tímido, sensible y virgen que bebe los vientos por la hermana de Zed, Eema. Después de que el irreflexivo Zed coma uno de los frutos del Árbol de la Ciencia del Bien y del Mal, es expulsado de la aldea, y sólo Oh decide acompañarlo. Más allá de las montañas que creían límite del mundo se encuentran con numerosos y bizarros personajes: los hermanos y enemigos Caín y Abel, el nómada Abraham y su repelente hijo Isaac... El desmadre máximo comienza cuando la pareja llega a Sodoma, capital del vicio y la corrupción, en la que se encuentran Maya y Eema, y toman la decisión de rescatarlas pase lo que pase.

Sí, Año uno es un despropósito de principio a fin, pero si la tomamos como lo que es, léase un absurdo total, descubriremos que tiene grandes momentos gracias a los personajes, que a pesar de estar basados en tópicos, evolucionan hasta el absurdo más absoluto. Jack Black y Michael Cera se ciñen a sus papeles estrella hasta hacerse entrañables (sobre todo Oh, que desde que aparece convertido en estatua dorada tiene sus momentos estelares), pero los más auténticos de toda la película son el caradura de Caín y el escatológico Sumo Sacerdote de Sodoma.

Año uno merece MUCHO la pena en DVD gracias a los numerosos extras que ofrece, desde escenas eliminadas y alternativas hasta el imprescindible pseudo-trailer Sodom's got 'em (que añado al final de la crítica), pasando por los clásicos making-off, tomas falsas (no tienen desperdicio) y comentarios del director (todavía no conozco a nadie que haya visto una película con los comentarios del director de fondo. Aunque a lo mejor en Año uno tienen hasta gracia y todo).



Puntuación: 7

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