Imagen de deseries.com |
Director: Sergio Mimica-Gezzan
Intérpretes: Ian McShane, Rufus Sewell, Natalia Wörner, Matthew Macfadyen, Eddy Redmayne, Hayley Atwell, David Oakes
Emisión: 2010 (en The Movie Network y Movie Central la emisión original, en Cuatro en España)
Número de episodios: Ocho
Muchos esperaban con impaciencia la versión en celuloide de uno de los libros más celebrados de la literatura contemporánea. Desde su publicación en 1989, Los Pilares de la Tierra es una de los best-sellers que más adeptos se ha granjeado a lo largo y ancho de todo el globo. Y dado que todos los grandes libros se ven adaptados al cine, ¿cómo es que han pasado veintiún años desde su publicación hasta que esta versión ha visto la luz? La respuesta es sencilla: Los Pilares de la Tierra es una obra tan monumental que el cine se le queda pequeño. El formato de miniserie es mucho más adecuado para esta historia, que narra una epopeya donde el amor, el odio, la traición, la venganza y la ambición moldean a los numerosos personajes. No obstante,las personas que han leído el libro aseguran que ocho episodios se quedan cortos, y una adaptación más literal de la novela habría dado para una serie de dieciséis, como mínimo.
Los Pilares de la Tierra se desarrolla en el convulso siglo XII en Inglaterra. Dos dinastías luchan por la corona después de que el rey Esteban se apodere del trono en vez de cedérselo a la hija de su predecesor, Matilde. Una importante familia noble, los Hamleigh, le apoya, y a cambio el nuevo rey les cede un condado, toda una victoria para los ambiciosos William y Regan, su madre, tras el despecho de Aliena, primogénita del conde, que rechaza la propuesta de matrimonio de William. Mientras, un honesto pero empobrecido maestro de obra, llamado Tom, presencia junto a sus dos hijos la muerte de su esposa al dar a luz y conoce a una enigmática mujer en el bosque junto a su hijo, Jack, que se unen a ellos hasta llegar a la población de Kingsbridge, cuyo prior le hace un grandioso encargo: la construcción de una catedral.
Son muchos los personajes que desfilan por las cerca de ocho horas que engloba la serie en su totalidad, que en tiempo ficticio equivale a varias décadas desde que se inicia la construcción de la catedral hasta su consagración. No obstante, el espectador no tarda en familiarizarse con ellos y con sus aventuras, de manera que no resulta confuso integrarse en Kingsbridge. Existen numerosas diferencias entre la adaptación y la novela (las comparaciones son odiosas, pero inevitables), pero como resumen da una visión muy certera de los acontecimientos narrados en las más de mil páginas de la obra de Ken Follett. Destaca la excepcional interpretación de los actores, especialmente las de los pérfidos Waleran y Regan de Hamleigh, increíblemente certeros. El doblaje es muy bueno, pues acentúa las personalidades de los personajes.
Sin embargo, el punto fuerte de Los Pilares de la Tierra es la ambientación. Los productores, Ridley y Tony Scott, se lucen destinando una sorprendente suma a este formato que, aun no siendo cinematográfico, logra unas calidades de imagen y de la mencionada ambientación que los distintos escenarios en los que se desarrolla la trama. Suelo decir de broma que en esta serie "hasta la roña es real", y es que estamos acostumbrados a ver a los personajes limpísimos y radiantes en las películas de época, sin tener en cuenta que la higiene es un invento reciente. Los Pilares de la Tierra se desarrolla en una Inglaterra empobrecida y azotada por la guerra, y no hay nada de lo que yo llamo glamour histórico: hasta los palacios se ven deslucidos, y los nobles llevan el pelo sucio. En resumen: que Los Pilares de la Tierra tiene un realismo muy de agradecer. Tanto para propios como para extraños de la novela, se trata de una serie altamente recomendable.
Puntuación: 9
Los Pilares de la Tierra se desarrolla en el convulso siglo XII en Inglaterra. Dos dinastías luchan por la corona después de que el rey Esteban se apodere del trono en vez de cedérselo a la hija de su predecesor, Matilde. Una importante familia noble, los Hamleigh, le apoya, y a cambio el nuevo rey les cede un condado, toda una victoria para los ambiciosos William y Regan, su madre, tras el despecho de Aliena, primogénita del conde, que rechaza la propuesta de matrimonio de William. Mientras, un honesto pero empobrecido maestro de obra, llamado Tom, presencia junto a sus dos hijos la muerte de su esposa al dar a luz y conoce a una enigmática mujer en el bosque junto a su hijo, Jack, que se unen a ellos hasta llegar a la población de Kingsbridge, cuyo prior le hace un grandioso encargo: la construcción de una catedral.
Son muchos los personajes que desfilan por las cerca de ocho horas que engloba la serie en su totalidad, que en tiempo ficticio equivale a varias décadas desde que se inicia la construcción de la catedral hasta su consagración. No obstante, el espectador no tarda en familiarizarse con ellos y con sus aventuras, de manera que no resulta confuso integrarse en Kingsbridge. Existen numerosas diferencias entre la adaptación y la novela (las comparaciones son odiosas, pero inevitables), pero como resumen da una visión muy certera de los acontecimientos narrados en las más de mil páginas de la obra de Ken Follett. Destaca la excepcional interpretación de los actores, especialmente las de los pérfidos Waleran y Regan de Hamleigh, increíblemente certeros. El doblaje es muy bueno, pues acentúa las personalidades de los personajes.
Sin embargo, el punto fuerte de Los Pilares de la Tierra es la ambientación. Los productores, Ridley y Tony Scott, se lucen destinando una sorprendente suma a este formato que, aun no siendo cinematográfico, logra unas calidades de imagen y de la mencionada ambientación que los distintos escenarios en los que se desarrolla la trama. Suelo decir de broma que en esta serie "hasta la roña es real", y es que estamos acostumbrados a ver a los personajes limpísimos y radiantes en las películas de época, sin tener en cuenta que la higiene es un invento reciente. Los Pilares de la Tierra se desarrolla en una Inglaterra empobrecida y azotada por la guerra, y no hay nada de lo que yo llamo glamour histórico: hasta los palacios se ven deslucidos, y los nobles llevan el pelo sucio. En resumen: que Los Pilares de la Tierra tiene un realismo muy de agradecer. Tanto para propios como para extraños de la novela, se trata de una serie altamente recomendable.
Puntuación: 9
No hay comentarios:
Publicar un comentario