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Título: Los USA en zona rusa (Don't drink the water)
Director: Woody Allen
Intérpretes: Woody Allen, Michael J. Fox, Mayim Bialik, Dom DeLuise
Año de estreno: 1994
Es posible que muchos incondicionales de Woody Allen me digan que exagero, pero lo cierto es que para mí el neoyorkino por excelencia sigue siendo una caja de sorpresas. Tras la decepción que supusieron para mí Match Point y Vicky Cristina Barcelona no me he dignado a ver sus películas más recientes, y prefiero redescubrir una y otra vez las antiguas. Todos conocemos algunos de los títulos más memorables de las ya consideradas clásicas de Woody Allen, pero para los que no hemos visto más que éstas, las pequeñas joyas como ésta que me traigo entre manos, Los USA en zona rusa (uno de los títulos peor traducidos que he visto en mi vida), son todo un regalo.
Nos encontramos en plena Guerra Fría. En una embajada estadounidense en pleno territorio soviético trabaja el diligente embajador Magee con la ayuda de su inepto hijo Axel. Cuando al embajador le surge la oportunidad de viajar a Washington para optar a un puesto en la capital, no se lo piensa dos veces y viaja allí dejando la embajada en manos de Axel. Poco después, una familia norteamericana, los Hollander, pide asilo en la embajada, pues son perseguidos por todo un ejército soviético que les tiene por espías. Amenazados de ser capturados en cuanto pongan un pie fuera del edificio, el matrimonio y su hija ponen patas arriba la embajada con no poca ayuda del sacerdote ilusionista Drobney y el torpe Axel Magee.
Tras una primera adaptación de la obra de teatro que estrenó en Broadway en 1966 de la que no quedó satisfecho, Woody Allen hizo su propio remake con el formato de TV-movie, para el que contó con algunas caras conocidas, como Michael J. Fox, que da rienda suelta a una vis comica que me recordó a su personaje en Scrubs, y Mayim Bialik, conocida por varias generaciones como la protagonista titular de la serie Blossom. Los USA en zona rusa me recordó muchísimo a las películas de los hermanos Marx, con todo el caos que se desata en cuestión de minutos en un formato completamente slapstick. Realiza una parodia espectacular sobre la "catetez" genuinamente americana opuesta a al refinamiento europeo con descacharrantes resultados, además de introducir a un personaje tan incongruente como hilarante: el padre Drobney.
En pocas palabras, Los USA en zona rusa es una de las películas más genuinamente cómicas de Allen, es la fuente original de una de sus citas más conocidas ("No comeré ostras. Quiero que mi comida esté muerta, ni viva, ni muriendo: muerta") y una genial excusa para pasar un buen rato.
Puntuación: 8
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