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Título: El último mohicano (The last of the mohicans)
Director: Michael Mann
Intérpretes: Daniel Day-Lewis, Madeleine Stowe, Steven Waddington, Wes Studi
Año de estreno: 1992
Hace muchos años, cuando era aún muy pequeña, cierta cadena autonómica emitió El último mohicano. Mis padres, que la vieron en el cine cuando se estrenó, se pusieron a verla, y yo con ellos. No recuerdo la edad que tenía, pero sí que algunas escenas se me quedaron grabadas en el subconsciente, como los indios cortando las cabelleras a los soldados británicos o la primera escena de Nathaniel y Cora a solas en el Fuerte William Henry. Por eso me emocionó volver a ver la película cuando se emitió de nuevo en televisión tras tantos años sin saber de ella, y esta vez en una televisión nacional. Ya iba siendo hora.
Nos hallamos en plena Guerra Franco-india en una zona al norte de Nueva York. El anciano indio mohicano Chingachgook y sus hijos Uncas y Ojo de Halcón (también conocido como Nathaniel Poe, un muchacho blanco al que adoptó siendo niño) viven cazando en el bosque y comerciando con sus presas. Sus amigos colonos los Cameron les ponen sobre aviso del desarrollo de la guerra y de cómo el Ejército británico piensa reclutarles, aunque para ello deban dejar desprotegidas sus granjas y sus familias. Paralelamente, las dos hijas del coronel Munro, la decidida Cora y la tímida Alice, atraviesan la zona en guerra junto al mayor Duncan Heyward, prometido de Cora, guiados por un indio llamado Magua. Lo que no saben es que el indígena, que trabaja para los franceses, les conduce a una emboscada para cumplir sus propios fines, que no son otros que llevar a cabo su particular venganza hacia el coronel Munro y su progenie. Rescatadas las dos jóvenes y el mayor por Ojo de Halcón y sus compañeros mohicanos, las escoltan al Fuerte William Henry, mientras unos intensos sentimientos crecen entre Cora y Nathaniel.
El último mohicano adapta la novela homónima de 1826, que a su vez ya había sido adaptada en la gran pantalla cinco veces con anterioridad a esta versión, aunque es a la de 1936 a la que más debe ésta de 1992 como fuente de inspiración. Al contrario de lo que suele suceder con estas adaptaciones, en que el romance se mete con calzador para hacer más amena una densa trama histórica, la novela original da mucha importancia al drama romántico, algo que se respeta en la película, así como la verosimilitud del vestuario y las armas y herramientas utilizadas por los personajes. El tratamiento de la trama le proporciona un tono dramático muy bien llevado, aderezado con una magnífica e inconfundible banda sonora y una impresionante labor de fotografía que se recrea en la exuberancia de los bosques al norte de Nueva York.
Puntuación: 9
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