lunes, 26 de marzo de 2012

El último rey de Escocia

Título: El último rey de Escocia (The last king of Scotland)
Director: Kevin Macdonald
Intérpretes: Forest Whitaker, James McAvoy, Gillian Anderson, Kerry Washington
Año de estreno: 2006


La campaña viral contra Joseph Kony ha vuelto a destapar el horror que sufren o han sufrido distintos países africanos a manos de sus tiranos. La lista es larga y escalofriante, y un de sus miembros más destacados es Idi Amin, que se hizo con el poder en 1971 y permaneció en él hasta 1979. La lista de crímenes de los que se le acusó es terrorífica: desde matanzas sistemáticas hasta canibalismo, haciendo de él una figura sencillamente infame. La interesante película de Kevin Macdonald basada en la novela homónima arroja un poco de luz sobre el presidente y su entorno, pero sobre todo, sobre algo que siempre me ha intrigado: cómo es posible que dementes de diverso pelaje político llegasen al poder y gozasen de apoyo, cosa que aún sucede en varios países del mundo.

Nicholas Garrigan es un joven escocés licenciado en Medicina cuyo único deseo es evitar el futuro que le tienen preparados sus anquilosados padres en la clínica familiar. Con dicho objetivo escoge un país al azar al que trasladarse, y éste resulta ser Uganda. Nicholas, despreocupado y vanidoso como sólo un joven recién emancipado puede serlo, llega al país justo tras el golpe de Estado que ha situado a Amin en el poder, y comienza a trabajar en la clínica de los misioneros David y Sarah Merrit. Una coincidencia le hace conocer a Amin en persona y, seducido por su arrollador carisma, acepta su propuesta de convertirse en su médico personal. Con Idi Amin en la cima de su poder, Nicholas se convierte en un privilegiado con un envidiable tren de vida. Sólo conocer a la más joven de las tres esposas de Amin, Kay, prácticamente repudiada por haber tenido un hijo epiléptico, le hace empezar a darse cuenta de que Uganda no es el país de ensueño en el que él creía vivir. Cuando Amin le convierte en su más próximo consejero y le retiran su pasaporte británico, Nicholas descubre que Uganda es, en realidad, el infierno.

El último rey de Escocia (título con el que se autoproclamó Amin, ferviente admirador de la cultura de dicho país) relata con crudeza los entresijos de una historia devastadora con detalles históricos verídicos, aunque no hay que olvidar que está basada en una novela, de manera que ni Nicholas ni algunas de las cosas que le pasan tuvieron lugar en la realidad. No obstante, de la narración se desprende un tono más real que cualquier película promocionada con la frase "basada en una historia real". Si a eso le sumamos las espléndidas interpretaciones, especialmente la de Forest Whitaker como Idi Amin, justamente recompensada con un óscar, y la de James McAvoy como el insultantemente ingenuo Dr. Garrigan, un personaje que no cae simpático en ningún momento al espectador. Quiero realizar una mención especial en este apartado a Gillian Anderson, que, lejos de encasillarse como la inmortal agente Scully de Expediente X, esboza al personaje secundario pero muy, muy interesante de Sarah Merrit.

En resumen, El último rey de Escocia es una película dura, pero lo más duro de ella es saber que lo que se cuenta sucedió de verdad. Sin embargo, conocer la parte menos amable del mundo puede ayudarnos a juzgarlo de muchas otras maneras.

Puntuación: 9

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