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Autor: Mark Waid (guión), Emma Ríos (dibujo), Christina Strain y Val Staples (color)
Año de publicación: 2010
Editorial: Panini Comics
El volumen que nos ocupa hoy llegó a mis manos al mismo tiempo que Marvel Noir: Iron Man. Ya he explicado que ha sido mi afición por Los Vengadores y las cintas que atañen a sus integrantes lo que desencadenó mi afición por los cómics de la editorial Marvel, y de cómo 1602 me hizo zambullirme de lleno en el Multiverso. Pero si el hecho de que Tony Stark sea mi superhéroe preferido motivó que me hiciera con Marvel Noir: Iron Man, fue un personaje que conocí en 1602, el Doctor Extraño, el que hizo que me interesase por este tomito autoconclusivo que narra una historia relacionada con este personaje, aunque no revele sus orígenes.
Stephen Extraño ha dejado de ser Hechicero Supremo tras la Guerra Civil de los superhéroes, y lleva una vida normal. Tan normal que conoce a una adolescente caprichosa llamada Casey Kinmont durante un partido de béisbol, un partido con trampa: treinta años atrás, los Larks hicieron un pacto con un demonio, y a consecuencia de esto, las almas de todas las personas que hay en el estadio, incluidas las de Casey y su abuelo, el dueño del equipo, van a ser arrastradas al Infierno. Haciendo uso de la poca magia que aún puede invocar, Stephen logra evitarlo, y deja a Casey con unas gafas mágicas, su abuelo muerto y un nombre: el del Doctor Extraño, que antes de desaparecer le aseguró que tenía un talento natural para la magia. Y Casey, que siempre se sale con la suya, decide dar con él cueste lo que cueste, haciendo un uso indiscriminado de sus recién adquiridos poderes mágicos para lograrlo.
Muchos fans incondicionales del personaje hallaron este cómic poco digno del poderoso mago de Marvel, e incluso a mí, una novata, me chocó su dibujo de tonos chillones y estética anime, y de la trama que renuncia a algunos de los elementos más clásicos del personaje (sus objetos mágicos, su esposa Clea) para centrarse en su relación paterno-filial con un personaje nuevo. En defensa de Emma Ríos, la dibujante, puede aducirse que he visto obras suyas posteriores y son bastante mejores. En cuanto a la historia... Bueno, es como una película. Tiene clichés de libro, pero también escenas muy buenas y un desenlace que me gustó. No es el mejor cómic que he leído a nivel argumental, y aseguran los fans del Doctor Extraño que tampoco es el más indicado para iniciarse con el personaje, pero a mí me gustó. O tal vez es que no era demasiado exigente cuando lo leí.
La historia de Extraño se publicó originalmente en cuatro comic-books con unas fantásticas portadas de Tomm Coker y Daniel Freedman. El subtítulo en español del tomo, ¿Quién es Stephen Extraño? era, originalmente, el título del segundo comic-book, al igual que el título original de la recopilación (Strange. The doctor is out!, literalmente: "Extraño. ¡El doctor no está!") era el del primero. Los otros dos títulos, y es un mero apunte (me gustan los títulos en general, qué le vamos a hacer, manías. Si me gusta el título de algo, es mucho más probable que me sienta tentada a verlo/leerlo/escucharlo/etc.) son Pageant of the damned (literalmente, "Concursante [de un concurso de belleza] de los malditos") y Magic is everywhere! (literalmente, "¡La magia está en todas partes!").
En resumen, mi intento de conocer un poco mejor al Doctor Extraño no fue muy fructífero, aunque no voy a negar que el tomo que nos ocupa me entretuvo y sigo pensando que tiene sus buenos momentos. Tengo pendiente reconciliarme con él en mi próxima compra, que espero que sea Primera temporada: Doctor Extraño. Emma Ríos vuelve a dibujar, y para qué negarlo: quiero ver cómo ha mejorado.
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