Título: Hijo de bruja
Autor: Gregory Maguire
Año de publicación: 2005
Editorial: Planeta
Mi libro preferido entre todos los que me he leído (y son unos cuantos) es El maravilloso mago de Oz. Lo cierto es que no tengo muy claro por qué, pero sé que, desde que me lo regalaron cuando tenía ocho años, es el único libro que puedo releer tantas veces como quiera, sin dejar nunca de maravillarme por su sencillo y mágico mundo. Y claro, como amante de la mitología "ózica" que soy, además de leerme todas las novelas de la saga original redactada por Lyman Frank Baum, he hecho lo propio con las dos primeras entregas de la saga Wicked. La segunda de ellas, que cayó en mis manos mucho después que su predecesora, es la que ahora comento.
Como sucede con tantas otras sagas, la segunda parte no puede explicarse sin conocer brevemente la primera. Wicked. Memorias de una bruja mala narra todo el proceso de cómo una niña de piel verde nacida en el país de los Munchkins llega a convertirse en la Malvada Bruja del Oeste. Hijo de bruja se inicia justo tras la muerte de Elphaba, que no es otro que el verdadero nombre de la bruja. Con ella vive Liir, un niño torpe y no muy listo que desconoce con exactitud los detalles de su origen: ¿es él hijo de Elphaba? ¿Por qué siente la necesidad de llevar consigo su capa y su escoba? A través de las aventuras de Liir vamos conociendo algunos de los rincones oscuros de la historia de Elphaba y experimentamos el duro camino hacia la madurez.
Al igual que su predecesora, Hijo de bruja es una novela que relata el crecimiento de un personaje principal, narrando los acontecimientos que moldean su personalidad de manera definitiva. No son novelas de fantasía al uso: la vinculación con el mundo de Oz, despojado de la mirada amable de Baum, nos transmite la sensación de que los cuentos también crecen. Por otro lado Liir carece del carisma de Elphaba, y la lectura de Hijo de bruja resulta mucho más aburrida que la de Wicked. Memorias de una bruja mala, si bien las diez últimas páginas están resueltas de una manera muy correcta (lo siento, a mí me desarma un buen final). Para mitómanos como yo, lo más interesante son los guiños mezclados a la novela original y a la película de 1939, protagonizada por Judy Garland, en la que, por cierto, la Malvada Bruja del Oeste apareció con la piel verde por primera vez.
Puntuación: 5
Autor: Gregory Maguire
Año de publicación: 2005
Editorial: Planeta
Mi libro preferido entre todos los que me he leído (y son unos cuantos) es El maravilloso mago de Oz. Lo cierto es que no tengo muy claro por qué, pero sé que, desde que me lo regalaron cuando tenía ocho años, es el único libro que puedo releer tantas veces como quiera, sin dejar nunca de maravillarme por su sencillo y mágico mundo. Y claro, como amante de la mitología "ózica" que soy, además de leerme todas las novelas de la saga original redactada por Lyman Frank Baum, he hecho lo propio con las dos primeras entregas de la saga Wicked. La segunda de ellas, que cayó en mis manos mucho después que su predecesora, es la que ahora comento.
Como sucede con tantas otras sagas, la segunda parte no puede explicarse sin conocer brevemente la primera. Wicked. Memorias de una bruja mala narra todo el proceso de cómo una niña de piel verde nacida en el país de los Munchkins llega a convertirse en la Malvada Bruja del Oeste. Hijo de bruja se inicia justo tras la muerte de Elphaba, que no es otro que el verdadero nombre de la bruja. Con ella vive Liir, un niño torpe y no muy listo que desconoce con exactitud los detalles de su origen: ¿es él hijo de Elphaba? ¿Por qué siente la necesidad de llevar consigo su capa y su escoba? A través de las aventuras de Liir vamos conociendo algunos de los rincones oscuros de la historia de Elphaba y experimentamos el duro camino hacia la madurez.
Al igual que su predecesora, Hijo de bruja es una novela que relata el crecimiento de un personaje principal, narrando los acontecimientos que moldean su personalidad de manera definitiva. No son novelas de fantasía al uso: la vinculación con el mundo de Oz, despojado de la mirada amable de Baum, nos transmite la sensación de que los cuentos también crecen. Por otro lado Liir carece del carisma de Elphaba, y la lectura de Hijo de bruja resulta mucho más aburrida que la de Wicked. Memorias de una bruja mala, si bien las diez últimas páginas están resueltas de una manera muy correcta (lo siento, a mí me desarma un buen final). Para mitómanos como yo, lo más interesante son los guiños mezclados a la novela original y a la película de 1939, protagonizada por Judy Garland, en la que, por cierto, la Malvada Bruja del Oeste apareció con la piel verde por primera vez.
Puntuación: 5
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