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Director: David Yates
Intérpretes: Daniel Radcliffe, Rupert Grint, Emma Watson, Ralph Fiennes
Año de estreno: 2011
Si de algo pueden presumir las dos últimas entregas de la saga cinematográfica de Harry Potter es que la línea publicitaria escogida para ellas define como ninguna otra el desenlace de esta gigantesca máquina registradora que es todo un referente cultural para los niños crecidos en la década de los noventa: It all ends here ("Todo termina aquí"). Con Harry Potter y las Reliquias de la Muerte: Parte 2, el director David Yates aprueba con nota el reto que supone cerrar la saga cinematográfica más rentable de la Historia, con un final que se ajusta a la perfección a las exigencias de un argumento cada vez más grandioso.
Tras escapar in extremis de las garras de Bellatrix Lestrange, Harry, Ron y Hermione se refugian en una casa franca con Bill y Fleur. Sospechan que la acólita de Voldemort posee uno de los Horrocruxes que buscan, de manera que se embarcan una vez más en su búsqueda, que les lleva al corazón del mismísimo Banco de Gringotts. Tras hacerse con dicho objeto, el trío descubre que el último Horrocrux se encuentra en Hogwats, de manera que viajan hasta Hogsmeade, donde se encuentran con Aberford Dumbledore, que les conduce al colegio donde pasaron sus años de infancia para preparar la batalla final contra Voldemort y sus Mortífagos.
La segunda parte de la adaptación de Las Reliquias de la Muerte no puede concebirse sin su predecesora, por lo que es conveniente verlas lo más seguidas posible. A diferencia de ésta, que se caracterizaba por su ritmo pausado que refleja el paso de los angustiosos meses de búsqueda en solitario por parte de los tres protagonistas, la segunda parte acoge un desarrollo mucho más rápido de los acontecimientos que acaban desembocando en la inevitable Batalla de Hogwarts. Además, el espectro de personajes que acaparan minutos en pantalla se amplía, dando sus momentos de gloria a secundarios indispensables de la talla de Neville Longbottom, Minerva McGonagall, Draco Malfoy, la familia Weasley y, por supuesto, Severus Snape, cuya escena fundamental, aunque muy reducida respecto al libro, resulta francamente conmovedora.
En cuanto al desarrollo argumental, la película se mantiene fiel al libro, sin molestarse en rectificar (tampoco es que lo esperase, a decir verdad) algunos puntos que no me gustaron en absoluto de la novela. Se adapta incluso el denostado epílogo "diecinueve años después", en que los tres protagonistas aparecen como adultos llevando a sus hijos al Expreso de Hogwarts. Uno de los detalles que menos me gustó (dejando de lado que el propio epílogo es deleznable) es que fuesen los mismos actores los que ponen rostro a sus propias versiones adultas. Los disfraces son demasiado patéticos, menos mal que no son más que los últimos minutos de la cinta.
Puntuación: 7