jueves, 29 de marzo de 2012

Carpe Corpus

Imagen de casa del libro
Título: Los vampiros de Morganville VI: Carpe Corpus
Autor: Rachel Caine
Año de publicación: 2009
Editorial: Versátil


Por fin la espera llegó a su fin, y la sexta entrega de  la saga Los vampiros de Morganville ha llegado. Debo confesar que estaba impaciente, y cada vez que recuerdo lo mucho que me decepcionó La mansión Glass y lo que me costó darle una oportunidad a El baile de las chicas muertas, me asombra reconocer la primera entrega de la saga como precedente de todas las demás. Los vampiros de Morganville se ha convertido en una de mis sagas preferidas y Carpe Corpus marca un antes y un después en el desarrollo de la saga, poniendo punto y aparte a un arco argumental y abriendo otro...

Morganville vive sus peores momentos bajo el reinado del terror de Bishop. Claire es su esclava humana, debido a lo que es despreciada por los habitantes del pueblo, Eve entre ellos. Y mientras tanto, Michael también ha caído bajo el influjo del despiadado Bishop, Shane y su padre están en la cárcel y Myrnin se comporta como otro vasallo más... Y Claire cumple diecisiete años en tales condiciones. No obstante, cuando todo parece perdido, Myrnin le desvela algunos secretos de Morganville, entre ellos el ordenador vampírico que rige las normas de la ciudad, Ada, a la que, por cierto, no parece gustarle nada Claire. La batalla definitiva se acerca y nuestros protagonistas tendrán que asegurarse de haber escogido el bando correcto... si es que lo hay.

Tras haber decidido abandonar Las crónicas vampíricas tras el descalabro de Damon: El retorno, Los vampiros de Morganville se ha convertido en mi baluarte particular en lo que a literatura vampírica se refiere. Carpe Corpus continúa donde lo dejó El Señor del Caos y consigue atraparnos en la misteriosa y al mismo tiempo mediocre atmósfera de la Texas profunda que es Morganville, con un aliciente de vampiros que dan un toque espectacular. Caine consigue que conectemos a la perfección con los personajes, a los que ya conocemos como si fueran viejos amigos, y se atreve a dar carpetazo a tiempo al arco argumental con la promesa de nuevas aventuras con los ingredientes que ya conocemos: vampiros buenos y vampiros malos, un pueblo en mitad de la nada, una protagonista nerdy y sus amigos, entre los que destaca ese hipnótico demente de Myrnin. Para no perderse la continuación.

Puntuación: 9

martes, 27 de marzo de 2012

La muerte no es un juego de niños

Imagen de libros.fnac.es
Título: La muerte no es un juego de niños
Autor: Alan Bradley
Año de publicación: 2010
Editorial: Planeta


Si las estrellas se alinearan de manera que Planeta decidiera espontáneamente publicar la tercera entrega de esta saga, sería la chica más feliz del universo. Quiso el destino que La muerte no es un juego de niños se publicase apenas unos días después de que terminase de leer Flavia de los extraños talentos y ahora, unida a su comunidad de fans, elevo ruegos silenciosos para que las siguientes entregas no se hagan tanto de rogar como ésta.

Seguimos en 1950, seguimos en Buckshaw y sí, la vida de Flavia de Luce ha vuelto a la más anodina normalidad apenas unos meses después de que ayudara a la Policía a resolver el misterio en torno al asesinato de Horace Bonepenny. A la pasión de Flavia por la química y los venenos se ha sumado la de investigar asesinatos, pero no parece haber demasiados en Bishop's Lacey y alrededores. O al menos, no hasta que recala en el pueblo Rupert Porson, famoso titiritero de la BBC y su ayudante Nialla, que, a cambio de la amabilidad vecinal con la avería de su furgoneta, acceden a hacer una representación de títeres, que, (¿lo dudábais?) no sale según lo esperado.

La muerte no es un juego de niños (título español de The weed that strings the hangman's bag, literalmente, "La hierba que cuelga de la bolsa del verdugo") retoma la vida de nuestra protagonista describiéndonos su entorno de manera que el lector hace suya la mansión de Buckshaw y sus excéntricos habitantes, así como el cercano Bishop's Lacey, e introduce nuevos personajes que proporcionan una perspectiva más dilatada del mundo de Flavia. Como ya conocemos los detalles, el relato se hace más ameno incluso, aunque en mi opinión no hay suficientes escenas con las malvadas hermanas mayores de Flavia, Feely y Daffy. De la novela, sencillamente sobresaliente, sólo el último párrafo no me ha terminado de gustar. Sin embargo, eso no es inconveniente para que esté deseando leer la continuación.

Puntuación: 10

lunes, 26 de marzo de 2012

El último rey de Escocia

Título: El último rey de Escocia (The last king of Scotland)
Director: Kevin Macdonald
Intérpretes: Forest Whitaker, James McAvoy, Gillian Anderson, Kerry Washington
Año de estreno: 2006


La campaña viral contra Joseph Kony ha vuelto a destapar el horror que sufren o han sufrido distintos países africanos a manos de sus tiranos. La lista es larga y escalofriante, y un de sus miembros más destacados es Idi Amin, que se hizo con el poder en 1971 y permaneció en él hasta 1979. La lista de crímenes de los que se le acusó es terrorífica: desde matanzas sistemáticas hasta canibalismo, haciendo de él una figura sencillamente infame. La interesante película de Kevin Macdonald basada en la novela homónima arroja un poco de luz sobre el presidente y su entorno, pero sobre todo, sobre algo que siempre me ha intrigado: cómo es posible que dementes de diverso pelaje político llegasen al poder y gozasen de apoyo, cosa que aún sucede en varios países del mundo.

Nicholas Garrigan es un joven escocés licenciado en Medicina cuyo único deseo es evitar el futuro que le tienen preparados sus anquilosados padres en la clínica familiar. Con dicho objetivo escoge un país al azar al que trasladarse, y éste resulta ser Uganda. Nicholas, despreocupado y vanidoso como sólo un joven recién emancipado puede serlo, llega al país justo tras el golpe de Estado que ha situado a Amin en el poder, y comienza a trabajar en la clínica de los misioneros David y Sarah Merrit. Una coincidencia le hace conocer a Amin en persona y, seducido por su arrollador carisma, acepta su propuesta de convertirse en su médico personal. Con Idi Amin en la cima de su poder, Nicholas se convierte en un privilegiado con un envidiable tren de vida. Sólo conocer a la más joven de las tres esposas de Amin, Kay, prácticamente repudiada por haber tenido un hijo epiléptico, le hace empezar a darse cuenta de que Uganda no es el país de ensueño en el que él creía vivir. Cuando Amin le convierte en su más próximo consejero y le retiran su pasaporte británico, Nicholas descubre que Uganda es, en realidad, el infierno.

El último rey de Escocia (título con el que se autoproclamó Amin, ferviente admirador de la cultura de dicho país) relata con crudeza los entresijos de una historia devastadora con detalles históricos verídicos, aunque no hay que olvidar que está basada en una novela, de manera que ni Nicholas ni algunas de las cosas que le pasan tuvieron lugar en la realidad. No obstante, de la narración se desprende un tono más real que cualquier película promocionada con la frase "basada en una historia real". Si a eso le sumamos las espléndidas interpretaciones, especialmente la de Forest Whitaker como Idi Amin, justamente recompensada con un óscar, y la de James McAvoy como el insultantemente ingenuo Dr. Garrigan, un personaje que no cae simpático en ningún momento al espectador. Quiero realizar una mención especial en este apartado a Gillian Anderson, que, lejos de encasillarse como la inmortal agente Scully de Expediente X, esboza al personaje secundario pero muy, muy interesante de Sarah Merrit.

En resumen, El último rey de Escocia es una película dura, pero lo más duro de ella es saber que lo que se cuenta sucedió de verdad. Sin embargo, conocer la parte menos amable del mundo puede ayudarnos a juzgarlo de muchas otras maneras.

Puntuación: 9

sábado, 17 de marzo de 2012

Laila Winter y el Corazón de las Sombras

Imagen de toromitico.blogspot.com
Título: Laila Winter y el Corazón de las Sombras
Autor: Bárbara G. Rivero
Editorial: Toromítico
Año de publicación: 2011

Érase una vez una chica que descubrió un libro en el Relay de una estación de autobuses. El libro se llamaba Laila Winter y las Arenas de Solarïe, en su portada aparecía una chica de pelo verde con un cuervo en el hombro y, según el resumen que aparecía en la contraportada, era de fantasía. Cuando acabé de leerlo, me había convertido en una adicta, y en 2010 leí las dos continuaciones de la historia de Laila: Laila Winter y los Señores de los Vientos y Laila Winter y la Maldición de Ithirïe. Aunque entre lectura y lectura se me iban olvidando algunos de los numerosos detalles de Faerie y las aventuras de Laila en sus amigas, es justo reconocer que, sin grandes aspavientos, esta tetralogía se ha ganado a pulso un puesto de honor entre mis sagas preferidas.

Laila Winter y el Corazón de las Sombras pone fin a la historia de la heroína titular y sus tres amigas, las hadas Aurige, Nimphia y Cyinder, aunque ésta última permanece bajo el dominio de Maeve, que reina en Solarïe a través de ella. Mientras tanto, Laila está dispuesta a hacer cuanto sea necesario para rescatar a Nïa del mundo de las sombras y sellar la puerta al mismo, enclavada en el Templo del Amanecer, pero no es la única que tiene planes, ya que la reina Titania tiene una alianza con los Señores de los Vientos, con los que pretende derrotar a Maeve, sin olvidar, claro está, a ese fastidioso nemhirie que piensa sacarle de la cabeza a Aurige como sea.

Mientras leía Laila Winter y el Corazón de las Sombras no podía evitar recordar la primera entrega de la saga, en la que ni se sospechaba la magnitud que alcanzaría el desenlace de la historia, que se vuelve más oscuro a medida que  las protagonistas se acercan a su objetivo. El protagonismo absoluto vuelve a recaer en Laila dejando un poco descolgadas a Cyinder, Nimphia y Aurige, y aunque el desarrollo lo requiere, se echa de menos el buen rollo y la camaradería de las primeras entregas. De hecho, encontré bastante más interesante los capítulos protagonizados por Nïa, cuyos sorprendentes poderes están expuestos de manera muy concisa.

La mezcla de folklore británico en lo referente a las hadas y el toque "a la española" dan como resultado una tetralogía fascinante con un final más que digno en su última entrega, más que recomendable para los amantes de la fantasía.

Puntuación: 9

viernes, 9 de marzo de 2012

Criadas y señoras

Imagen de casa del libro
Título: Criadas y señoras
Autor: Kathryn Stockett
Año de publicación: 2009
Editorial: Maeva


Es gracioso cómo pasé de leer críticas regulares de los lectores de Criadas y señoras en la página web de La casa del libro antes del estreno de la película a leer sólo buenas palabras una vez se hizo famosa. Personalmente, la película me encantó, pero no entraba en mis planes leer la novela. Sin embargo, como me la regalaron en Navidad, he aquí una crítica de la novela súperventas que dio lugar a la multipremiada adaptación de Hollywood.

Aibileen Clark es una criada afroamericana que trabaja para los señores Leefolt y da todo el cariño que puede a la única hija de éstos, Mae Moebly. Cuando la mejor amiga de Miss Leefolt y mujer más influyente de Jackson, Hilly Hoolbrook, propone la iniciativa de instalar retretes separados para el servicio doméstico alegando que la gente de color transmite enfermedades, nadie se opone a la idea. Sólo Eugenia Phelan, alias Skeeter, amiga de toda la vida de Hilly y Elizabeth, cuya educación le permite mirar con cierto criterio los criterios de segregación de su Mississippi natal, percibe que las criadas tienen mucho que contar y, con ayuda de Aibileen y Minny, otra criada, comienza a redactar un libro con testimonios verdaderos de criadas de color.

La comparación con la película es inevitable, pero debo reconocer que ambas salen muy bien paradas, ya que, sorprendentemente, la adaptación no elimina ningún pasaje importante de la historia. Sí que resulta especialmente interesante la novela por la ingente cantidad de pequeñas historias y anécdotas que relatan las tres protagonistas, ya que el libro alterna capítulos narrados en primera persona por Aibileen, Minny y Skeeter, de manera que en todo momento apreciamos la historia con distintos enfoques unidos por el estilo narrativo de la autora, capaz de enganchar de principio a fin.

Puntuación: 9

viernes, 2 de marzo de 2012

La invención de Hugo

Imagen de Wikipedia
Título: La invención de Hugo (Hugo)
Director: Martin Scorsese
Intérpretes: Asa Butterfield, Ben Kingsley, Chloë Grace Moretz, Sacha Baron Cohen
Año de estreno: 2011


Si hay algo que nunca creí que vería, es una peli de Scorsese que no fuese un drama o un thriller. Y sin embargo, hace unos días se estrenó en España La invención de Hugo, el homenaje al mago del cine que, junto a The artist, ha teñido de nostalgia la ceremonia de los Óscar que tuvo lugar hace apenas unos días.

Hugo Cabret es un huérfano que vive en la estación de trenes de Montparnasse en los años 30. Su vida transcurre ocultándose del guardia de la estación, encargarse de que los relojes de la misma funcionen correctamente y tratando de reparar un misterioso autómata que su padre, un relojero viudo, y él trataban de poner en marcha antes de quedarse huérfano. Cuando el huraño dueño de la juguetería de la estación le arrebata la libreta en la que su padre había hecho diferentes anotaciones respecto al autómata, Hugo intenta recuperarla por todos los medios posibles, y así conoce a Isabelle, ahijada de Georges, el dueño de la juguetería. Juntos se embarcan en una apasionante aventura que les desvela la verdadera identidad de Georges.

¿Qué puedo decir de La invención de Hugo que resuma su encanto sin utilizar la palabra "mágico"? La primera incursión de Scorsese en el cine familiar puede resultar engañosa, ya que durante la parte más emotiva del filme, los personajes de Hugo e Isabelle pierden importancia para trazar un bellísimo homenaje a los albores del cine, cuando Georges Méliès (sí, ése es nuestro Georges) inventó casi todas las técnicas sobre las que se construyó el séptimo arte, y sólo el amor que se adivina en esas deliciosas secuencias hacen que la película entera valga la pena. Pero además de eso tenemos a un protagonista adorable, una Chloë Moretz robaescenas gracias a su dulzura y toda una corte de ilustres secundarios entre los que destacan Jude Law y Christopher Lee que arropan a un Ben Kingsley sublime en su interpretación.

Visualmente, La invención de Hugo es todo un homenaje a París, o mejor dicho, a sus vistas, ya que se nos ofrecen algunas panorámicas espectaculares, mientras que la mayor parte del metraje tiene lugar en interiores. Aunque no he visto la película en 3D, tengo entendido que el resultado del mismo es espectacular, y la verdad es que a lo largo de la película, y sobre todo en los primeros minutos, Scorsese hace gala de una serie de planos pensados para lucir esta nueva tecnología: humo de locomotoras, copos de nieve, péndulos que se acercan al espectador... De manera intracinéfila, no deja de ser un bonito homenaje a Méliès hacer una película sobre él haciendo uso de una innovación que a él, sin duda, le habría apasionado.

Puntuación: 9