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Imagen de Wikipedia |
Título: Charlie Bartlett
Director: Jon Poll
Intérpretes: Anton Yelchin, Kat Dennings, Robert Downey Jr., Hope Davis
Año de estreno: 2007
A veces me digo: "Con la de buenas pelis que hay por ahí y yo viendo ésta sólo porque aparece tal o cual actor". Se trata de algo que hago muy a menudo, y cada vez más. Hay varios ejemplos de lo mismo en este blog, y sé de otra gente que admite hacer lo mismo (y acompaña sus confesiones con esa escena de La sirenita en la que Sebastián dice a Ariel: "¡Espero que aprecies lo que hago por ti!"), pero por suerte, no siempre son malas películas. Charlie Bartlett es un buen ejemplo: reúne a uno de mis actores y actrices preferidos, que además, hacen de padre e hija, y es una película bastante pasable.
El protagonista titular es un chico de familia rica al que expulsan de un afamado colegio privado. Su madre, Marilyn, decide entonces inscribirle en la escuela pública, y Charlie se ve inmerso en un mundo completamente distinto del que había conocido hasta entonces: tiene pinta de rarito por llevar americana, los matones le pegan y la chica más guapa de su clase parece reírse de él. Una visita al psiquiatra familiar acaba con una prescripción de Ritalin, y su experiencia con la sustancia psicoestimulante le da una idea para ganar popularidad en el instituto: valiéndose de su acceso a distintos psiquiatras, Charlie gana acceso a fármacos de prescripción psiquiátrica y comienza a ejercer de terapeuta para sus compañeros y a administrarles medicación. Todo comienza a ir viento en popa: hace amigos inesperados, la chica que le gusta, Susan Gardner, empieza a interesarse por él; gana una gran popularidad y, por algún motivo, se acaba convirtiendo en una especie de líder. Pero la situación no puede durar, y el gran plan de Charlie deriva en un drama que debe solucionar.
La mayoría de la gente no es consciente de que los medicamentos son armas de doble filo. Aunque están diseñados para curar y/o mitigar los síntomas de ciertas dolencias, la razón por la que deben ser recetados por un especialista escapa a la comprensión de muchos pacientes. Lo que a una persona le va bien a otra puede hacerla empeorar o incluso matarla por un buen montón de motivos, desde un metabolismo diferente a una alergia. Por eso cuando empecé a ver por dónde iban los tiros en Charlie Bartlett me di cuenta de que, pese a ese tono de melodrama constante desde el minuto uno, las cosas no podían salir bien con medicamentos de por medio. Aunque la historia no abandona ese género, el melodrama, sí que resta importancia a ese tema tan importante para centrarse en la clásica necesidad adolescente de "ser popular", un tema que resulta manido hasta que uno de los secundarios con más peso de la historia, Nathan Gardner (director del instituto y padre de la novia de Charlie) pone sobre la mesa la responsabilidad que conlleva la popularidad, y es ahí donde el tema se vuelve verdaderamente interesante. Una pena que quede un tanto inexplorado una vez Charlie asume dicha responsabilidad sin apenas rechistar.
Las interpretaciones y la atmósfera en Charlie Bartlett son buenas; no brillantes, pero buenas. Anton Yelchin encarna al clásico adolescente ansioso por encajar cuya principal novedad es que es el chico rico que se siente fuera de sitio en un centro público corriente; Kat Dennings y Robert Downey Jr. encarnan papeles clásicos en ellos que resuelven francamente bien (sobre todo él) y plasman una relación padre-hija de la que podría haberse sacado más jugo. La madre de Charlie tiene notas de otros personajes que ya hemos visto, aunque Hope Davis la interpreta francamente genial, y el resto de personajes, fundamentalmente compañeros de clase de Charlie y Susan, se ciñen a una serie de clichés de películas y series de adolescentes que no aportan nada nuevo, pero eh, funcionan.
En resumen y como decía al principio, Charlie Bartlett no es la octava maravilla del mundo, ni siquiera dentro del cine sobre adolescentes (¿se podría considerar un sub-género? No para adolescentes, sino sobre adolescentes), pero es entretenida y tiene escenas bien tejidas. Pasable.
Puntuación: 7