domingo, 23 de diciembre de 2012

Four rooms

Imagen de Wikipedia
Título: Four rooms
Director: Allison Anders, Alexandre Rockwell, Robert Rodrigez y Quentin Tarantino
Intérpretes: Tim Roth, Ione Skye, Antonio Banderas, Jennifer Beals
Año de estreno: 1995

Ya que estamos metidos de lleno en las celebraciones de Navidad, las cadenas de televisión han empezado a desempolvar las típicas películas que se emiten todos los años por estas fechas: ésas que proceden del inagotable espíritu navideño estadounidense y que tienen como elementos comunes la temática familiar, la aparición estelar de Santa Claus y una estampa o dos de paisajes nevados. Por suerte, a veces nos llevamos alguna que otra sorpresa, como cuando hace dos años, el día de Navidad, cierta cadena emitió La vida de Brian (que ya es mala leche, pero la idea es genial) o esta vez en que, a menos de diez días de Fin de Año, la película que he podido ver es Four rooms, una película casi de culto para ciertos fans (y es que los de Tarantino son muy, pero que muy incondicionales) a la que le tenía bastantes ganas.

Four rooms se desarrolla en Nochevieja, en el Hotel Mon Signor de Los Angeles. Es la primera noche de Ted, el nuevo botones del hotel, que se queda completamente solo para atender a los clientes; lo que prometía ser una noche tranquila se convierte en una auténtica pesadilla debido a los inquilinos de cuatro habitaciones del hotel: la Suite Nupcial, en la que seis brujas tratan de devolver la vida a su diosa; la habitación 404, donde un matrimonio que lleva a cabo una enrevesada fantasía sexual en la que Ted se verá envuelto; la habitación 309, donde un mexicano encarga a Ted que vigile a sus revoltosos hijos; y el ático, en el que se hospeda un famoso director de cine que ha realizado una arriesgada apuesta con uno de sus amigos.

La idea de rodar una película dividida en segmentos, cada uno dirigido por un cineasta diferente, nació en el Festival de Sundance de 1992, y de hecho en un principio iban a ser cinco y no cuatro, pero Richard Linklater abandonó el proyecto antes de empezar a rodar. Aunque el tono general de la película es de comedia, cada uno de los directores aporta su toque personal a los fragmentos. Así, Allison Anders, directora de El ingrediente en falta (primer fragmento) da a la Suite Nupcial un aspecto kitsch y el desarrollo de la historia tiene, pese al tono sexual, una pátina de ingenuidad. Alexandre Rockwell dirige El hombre equivocado, de narrativa frenética hasta rozar el absurdo. Con Los maleducados, Robert Rodriguez imprime su sello no sólo en la elección de los actores sino en el evidente origen mexicano de la familia y el humor más amable de toda la película a pesar de cierto inevitable gamberrismo. En cuanto a El hombre de Hollywood, Tarantino ya apunta maneras para ese narcisismo tan típico de él protagonizando el segmento con un papel escrito para sí mismo, repleto de esas marcas de la casa tan suyas (un largo plano secuencia, pies femeninos desnudos...) y un humor muy negro.

El aspecto global de Four rooms es caótico, ridículo a veces (aunque Tim Roth es un gran actor, en esta película resulta demasiado histriónico y sobreactuado) e irregular, pues desde mi punto de vista no todos los segmentos están a la misma altura. Para mí el mejor es, desde luego, Los maleducados, toda una verdadera tarjeta de visita de lo que es el cine de Robert Rodriguez.

Puntuación: 6

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