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Director: Joel Schumacher
Intérpretes: Jim Carrey, Virginia Madsen, Danny Huston, Logan Lerman
Año de estreno: 2007
Mis lectores ya deben saber, a estas alturas, que soy una fan casi acérrima y muy defensora de Jim Carrey. Aunque se le considera un actor exclusivamente cómico que levanta pasiones y odios, ha demostrado en un pequeño número de películas que tiene un potencial dramático de lo más interesante, y algunas de sus películas más celebradas así lo demuestran. Dado que la comedia suele ser menospreciada cuando se compara con otros géneros, a Carrey le ha costado demostrar que es un actor serio que prefiere la comedia, y El número 23, una de sus últimas películas no cómicas, no es uno de los mejores ejemplos de esa capacidad, pero no está tan mal.
Walter Sparrow trabaja en la Oficina de Control de Animales y le encargan que atrape a un perro que se esconde en el patio trasero de un restaurante chino. El animal consigue huir y Walter le sigue hasta un cementerio; por culpa de este incidente, nuestro protagonista llega tarde a una cita con Agatha, su mujer, que mientras le espera entra en una librería, donde adquiere una novela llamada El número 23. Walter comienza a leerla y se siente extrañamente identificado con el protagonista, el detective Fingerling, que desarrolla una enfermiza obsesión con el número 23 que desemboca en tragedia. Como Fingerling, Walter comienza a ver la conexión con ese número en todas partes, experimenta vívidas alucinaciones y descubre las pistas que relacionan la trama con la muerte en extrañas circunstancias de una estudiante llamada Laura Tollins. Tras descubrir que el supuesto asesino, que lleva quince años en la cárcel, no mató a Laura, y convencido de que el libro da las pistas para descubrir el paradero del cadáver, que nunca se encontró, Walter se entrega a una búsqueda frenética estrechamente relacionada con el número que da título a la novela.
La película se basa en la obsesión con el Enigma 23, una creencia esotérica real que asegura que todo incidente y evento relevante de la Historia está directamente relacionada con ese número o una variación del mismo. Con esa base se nos cuenta un thriller convencional, con giros un tanto previsibles y una atmósfera gradualmente más oscura en que la actuación de Jim Carrey nos permite comprobar cómo su anodino personaje se vuelve gradualmente paranoico hasta desvelarse la verdad final. Quizá el aspecto más interesante de la película son los efectos visuales empleados en las secuencias en que Walter lee El número 23 y los personajes de la misma aparecen con los rostros de sus conocidos en la vida real, otorgando un intrigante paralelismo entre ficción y realidad, que explica la creciente obsesión de Walter por lo que narra la novela.
Puntuación: 6
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