miércoles, 24 de junio de 2009

Vicky Cristina Barcelona


Título: Vicky Cristina Barcelona
Director: Woody Allen
Intérpretes: Rebecca Hall, Scarlett Johansson, Javier Bardem, Penélope Cruz
Año de estreno: 2008

Tengo un problema con Woody Allen: no dejo de darle segundas oportunidades. Me encantan sus películas de la primera época, adoro sus sentencias y su sentido del humor, pero sus películas más recientes no dejan de decepcionarme. Y eso que ni siquiera las he visto todas. Match Point me aburrió soberanamente. Scoop me entretuvo, pero me parece que si no apareciera el propio Allen entre los actores, podría pasar por una película dirigida por otra persona. Melinda y Melinda me resultó de lo más sosa. No vi El sueño de Casandra porque tan sólo leer la sinopsis me resultó soporífero. Y en cuanto a Vicky Cristina Barcelona, lo cierto es que me ha dejado indiferente. Y creo que se debe a que es una película tan poco definible (y definida) que carece de sentido.

El argumento es el propio de una comedia de enredo, pero sin comedia (ya volveré sobre eso): dos amigas norteamericanas, la estable Vicky y la artística Cristina, viajan en verano a Barcelona. Allí conocen a un pintor llamado Juan Antonio que encarna el ideal del hombre español: viril, apasionado, descarado... Vicky desarrolla una instantánea repulsa hacia él, mientras que Cristina se siente espontáneamente atraída. Sin embargo, Vicky y Juan Antonio tienen una aventura, pero prefieren dejarlo sin más, pues ella está prometida; a continuación, Cristina inicia una relación con Juan Antonio y se va a vivir con él. Poco después aparece la ex mujer del pintor, María Elena, una histérica con la que mantiene una tormentosa relación. Contra todo pronóstico, Juan Antonio, Cristina y María Elena viven muy felices juntos, formando una suerte de surrealista menage à trois, asunto que se verá complicado por los volubles sentimientos de Cristina y la pasión que persiste en la recién casada Vicky por Juan Antonio.

Como decía, Vicky Cristina Barcelona adolece de una serie de problemas, empezando por el género. No es comedia, pero tampoco cabría tildarla de drama. Ni siquiera me ha hecho pensar; la única sensación que transmite es que los personajes no se aclaran con lo que quieren, especialmente las dos americanas. Luego están las interpretaciones. Supuestamente, Vicky (Hall) y Cristina (Johansson) son grandes amigas, pero apenas hablan entre ellas en toda la película y no se tratan como los amigos suelen hacerlo, sino con frialdad; tan sólo en ciertos momentos se cuentan experiencias que acaban de tener lugar. Bardem hace de sí mismo y Penélope Cruz... bueno, cumple con su rol de histérica pegando gritos, que parece ser lo que mejor se le da, pero dudo mucho que eso baste (o debiera bastar) para conseguir un óscar. Claro que tampoco vi todas las películas nominadas.

Una característica que me puso de los nervios durante el visionado de la película fue el narrador. No es raro que en una película suene una voz en off narrando al inicio o al final, o de manera puntual a lo largo del metraje, sobre todo si ese narrador es uno de los personajes. Pero es que en Vicky Cristina Barcelona hay un narrador omnisciente que describe todas y cada una de las escenas en las que los personajes no hablan; no deja nada para que el espectador vea el desarrollo de la historia, porque se lo da hecho. No sé si Woody Allen subestima a sus espectadores o si sencillamente es que la historia no se sostenía sola sin que el narrador fuera explicando punto por punto todo lo que iba sucediendo, pero a mí no me gustó nada de nada.

Otro aspecto llamativo es la música, repetitiva y de aire flamenco aunque la película se desarrolla en Barcelona y Oviedo (en realidad no es otro más que varios de los clichés hispanos que pueden verse a lo largo del filme). Además, se repiten las melodías hasta resultar cargantes: los famosos acordes de guitarra de Paco de Lucía suenan unas tres veces y la canción Barcelona, de Giulia y los Tellarini, lo hace la friolera de... ¡seis! En ese aspecto he quedado francamente decepcionada.

No logro librarme de la sensación de que Woody Allen ha hecho Vicky Cristina Barcelona porque sabe que convierte en oro todo cuanto toca, y que parte de él sabía que ambientando la película en nuestro país iba a meterse al público español en el bolsillo. Sin embargo, a mí esta película no me ha aportado nada en absoluto. Rezo porque el bueno de Allen logre redimirse, o al menos lo intente, con la próxima.

Puntuación: 2

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