lunes, 3 de mayo de 2010

Good Bye, Lenin!


Título: Good Bye, Lenin!
Director: Wolfgang Becker
Intérpretes: Daniel Brühl, Katrin Sass, Chulpan Khamatova, Maria Simon
Año de estreno: 2003

Si hay algo que me encanta es la gente que tiene el buen rollo como filosofía de vida. Y si, además, es la característica de toda una nación, mejor que mejor. Es algo que he aprendido después de viajar a Berlín y ver, semanas más tarde, Good Bye, Lenin!, película que demuestra que los pueblos mediterráneos tenemos mucho que aprender del optimismo germano. Un director capaz de hacer una comedia acerca de un acontecimiento que sucedió hace menos de veinte años (en el momento del estreno de la película) tras un calvario de cerca de cincuenta es un magnífico ejemplo para los españoles, que aún hacemos dramas basados en hechos que tuvieron lugar hace más de sesenta años.

El argumento de Good Bye, Lenin! nos retrotrae a 1978, año en que el padre de Alex, un niño que vive en la RDA, escapa a la Alemania Occidental. Tras una fuerte crisis nerviosa, la madre de Alex, Christiane, centra toda su energía en ensalzar y trabajar para su patria. Los ideales socialistas de Christiane se convierten en el centro de su vida, y con ella arrastra a sus hijos, Ariane y Alex. Once años más tarde, Alex trabaja en una tienda y Ariane es estudiante de Económicas, pero sus vidas no acaban de encajar en el puzzle de su madre. Una noche, Alex acude a una manifestación anti-comunista que es violentamente ahogada por la Policía. Christiane lo presencia y sufre un infarto; al ser atendida demasiado tarde, queda en coma. Su estado se prolonga durante ocho largos meses en los que tiene lugar uno de los acontecimientos más importantes del siglo XX: la caída del Muro de Berlín y la reunificación de las dos Alemanias. Mientras su madre languidece en el hospital, Alex y Ariane inician una nueva vida gracias a las comodidades que les ofrece el sistema capitalista. Además, ambos se enamoran: él de una enfermera rusa que cuida a su madre y ella, de un joven de la Alemania occidental llamado Rainer. Sus vidas están completamente rehechas cuando, sin previo aviso, su madre despierta. Y ante el aviso que les da el médico de que una fuerte conmoción podría matarla, Alex decide ocultarle lo que ha sucedido a nivel político y recrea, en el interior de su casa, un pequeño mundo socialista que proteja a su madre del exterior.

Aunque el mensaje de la película es muy positivo y se disfruta de principio a fin, debo puntualizar que, en mi caso, la he disfrutado aún más conociendo un poco el carácter alemán. Good Bye, Lenin! combina ágilmente las escenas cómicas con el trasfondo dramático que proporcionan tanto la propia historia como los acontecimientos que realmente tuvieron lugar, pues nadie duda que el choque entre las dos Alemanias, que en 1989 eran dos países completamente distintos, fue sin duda dramático. Sin embargo, el director no se recrea en el sufrimiento; se convierte en telón de fondo de las rocambolescas argucias de Alex, dotando al argumento de una deliciosa ironía. Los diversos personajes muestran, además, muchas facetas, sobre todo los protagonistas. A lo largo de las dos horas de metraje les vemos tomar decisiones muy variadas y reaccionar de formas muy humanas que los hacen del todo creíbles. Especialmente buenos son los actores que dan vida a Alex y a su madre: Daniel Brühl y Katrin Sass.

La música, perfectamente integrada en la trama, homenajea en cierto momento a La naranja mecánica, y no es el único homenaje cinematográfico que podemos ver en Good Bye, Lenin!: 2001, odisea en el espacio, Matrix, Tres colores: Azul o La Dolce Vita son algunos de los títulos a los que hacen referencia escenas concretas de la película.

Puntuación: 10

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