lunes, 17 de mayo de 2010

Revisión: El viaje de Chihiro


Título: El viaje de Chihiro (Sen to Chihiro no Kamikakushi)
Director: Hayao Miyazaki
Intérpretes (voces): Rumi Hiiragi, Miyu Irino, Mari Natsuki, Bunta Sugawara
Año de estreno: 2001

Si hay algo que detesto son las comparaciones entre objetos o sujetos culturales. Me parece absurdo hablar de "la Capilla Sixtina de la Prehistoria" para referirse a las Cuevas de Altamira o al "Cantar del Mío Cid francés" cuando se trata de la Chanson de Roland. Lamentablemente, el mundo está plagado de referencias de ese estilo. A Hayao Miyazaki, fundador del celebérrimo Studio Ghibli, se le conoce en todo Occidente como el "Walt Disney japonés". Puedo coincidir en que, dentro de sus países, la importancia de ambos ha sido similar, pero las similitudes se detienen ahí. Disney era un emprendedor cargado de sueños que tuvo la enorme suerte de crear una empresa que no tardó en triunfar en todo el mundo y que actualmente funciona más bien como una máquina de hacer dinero. Concebía la infancia como una época de pureza que debía ser preservada, por eso sus películas estaban destinadas a públicos familiares. En cambio, Miyazaki es un genio que hace las películas que le gustan, creándolas prácticamente desde cero y añadiéndoles un mensaje ecológico que no escapa a ninguna de sus producciones; ha tardado mucho más en hacerse un hueco en el mundo de la animación (fundamentalmente por culpa de las etiquetas que lleva consigo el anime, que hacen del grueso del mismo una colección de muestras de sexo y violencia) y, ante todo, no todas sus películas están pensadas para el público infantil. De hecho, en su momento, Miyazaki declaró que El viaje de Chihiro era el más infantil de sus largometrajes hasta el momento.

El viaje de Chihiro cuenta las aventuras de una niña malcriada llamada Chihiro, que se traslada junto a sus padres a otra ciudad. Durante el trayecto, la familia se pierde en un bosque y se internan en un misterioso pabellón, al otro lado del cual hallan un pequeño complejo turístico plagado de restaurantes en los que humean cantidades ingentes de comida. Hambrientos, los padres de Chihiro comienzan a comer, pero ella, que sigue con el berrinche por haber tenido que dejar a sus amigos, se dedica a explorar los alrededores. Al anochecer, la niña descubre la verdadera naturaleza del complejo: se trata de un recinto al que acuden los espíritus y dioses de todo Japón a descansar, y toda la zona está regida por la dueña de la casa de baños: la tiránica bruja Yubaba. Aterrada, Chihiro descubre que sus padres se han convertido en cerdos por dedicarse a comer como tales, y a ella la buscan incansablemente los esbirros de Yubaba. Su único aliado es un misterioso muchacho llamado Haku que dice conocerla y que le confía la manera de mantenerse a salvo: conseguir que Yubaba le dé un trabajo en su casa de baños, aunque para ello tenga que renunciar a su verdadero nombre, de manera que pasará a llamarse Sen.

Hacia 2001, el Studio Ghibli había estrenado un total de doce largometrajes de animación, la mitad de los cuales habían sido dirigidos por el propio Hayao Miyazaki, alma mater del estudio. El resto habían recaído en Isao Takahata, socio de Miyazaki, que dirigió cuatro, dejando los otros dos en manos de famosos directores de anime: Tomomi Mochizuki, que dirigió Umi ga kikoeru (literalmente, "Puedo oír el mar") en 1993, y Yoshifumi Kondo, que hizo lo propio con Mimi wo Sumaseba (en español, "Si escuchas atentamente") en 1995. Pero volvamos al año 2001. El estudio, ya toda una celebridad en el país y bastante famoso fuera de él gracias a la distribución que hizo de sus películas Buena Vista desde La princesa Mononoke, se encontraba casi en bancarrota debido al fracaso en cines de la última película del estudio, Hôhokekyo Tonari no Yamada-kun ("Mis vecinos los Yamada"), que adaptaba un famoso manga del estilo yonkoma. Ante ese desafío, Miyazaki tomó las riendas para desarrollar el que sería su séptimo largometraje al frente del Studio Ghibli. Partiendo de una historia completamente original y mezclando las técnicas más tradicionales (todos los fondos están pintados a mano) y las nuevas tecnologías, Miyazaki fue capaz de crear la hoy considerada una de las mejores películas de animación de todos los tiempos, ganadora de numerosos premios en festivales de todo el mundo, incluyendo el Oso de Oro del Festival de Cine de Berlín y el Óscar a la Mejor Película de Animación. Se trata no sólo de la primera película de anime de la Historia que obtiene este galardón, sino también de la primera película de habla no inglesa que lo obtiene. En Japón, recaudó en cines más dinero que Titanic, en aquel momento la película más taquillera de la Historia.

Pero, ¿qué tiene El viaje de Chihiro que la hace tan especial? Para empezar es su historia, cargada de fantasía, en la que desfilan unos personajes en cuyos rasgos fundamentales puede verse reflejada cualquier persona. A través de su viaje, Chihiro madura, deja atrás su personalidad egoísta y tiene toda clase de experiencias vitales, desde la discriminación hasta el enamoramiento. El encanto de la trama y de sus personajes (¿existe alguien a quien no le encante el Sin Cara?) hacen de cada minuto de la trama una maravillosa experiencia.

Visualmente, El viaje de Chihiro es puro Ghibli. Miyazaki recupera la estética colorista de sus primeras películas, algo abandonada desde La princesa Mononoke, y nos sumerge en un mundo poblado por criaturas del folklore japonés, logrando que no nos resulten ajenas al hacer de ellas personajes sin nombre pero no por ello menos simpáticos. En los personajes humanos observamos la típica estética Ghibli de "personajes a lo Heidi" (otro topicazo que, después de todo, obedece a la realidad, pues Miyazaki fue el diseñador de personajes de la inmortal serie de nuestra infancia), si bien la pobre Chihiro se caracteriza por ser bastante feúcha, algo que rompe con la tradición, no ya del anime sino del cine en general, de tener protagonistas guapos.

La música se adapta a los cánones habituales del Studio Ghibli, y es que Miyazaki no se arriesga y deja siempre este apartado en manos de su fiel Jô Hisaishi, amigo personal que se ha ocupado de la música de todas sus películas. Se trata de un compositor muy famoso en Japón que ha realizado composiciones para numerosas películas de imagen real, de las cuales las más conocidas para el público sean, quizá, las de Takeshi Kitano (El verano de Kikujiro, Hana-bi, Dolls) y la reciente Despedidas, ganadora del Óscar a la Mejor Película de Habla No Inglesa en 2009. La única melodía de El viaje de Chihiro que no compuso Hisaishi es Itsumo nandodemo (literalmente, "Siempre, no importa cuántas veces"), escrita e interpretada por Yumi Kimura, que cierra El viaje de Chihiro con una de esas melodías que, integradas en los créditos, consiguen que nos sintamos sumergidos en el sueño del que no queremos despertar.

Puntuación: 10

1 comentario:

  1. Vi esta película de pequeño y no recordaba ni el titulo ni cuando la vi, solo tenia imagenes por la cabeza, me trae muchos recuerdos, jaja.
    Me voy a atrever a recomendarte dos animes a ver si le puedes echar un ojo, uno es Samurai champloo, y el otro Cowboy bebop, a mi me encantaron porque captan la esencia de dos estilo musicales ( Hip Hop y Jazz ) en anime cosa que para mi es bestial.

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