Sombras tenebrosas

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Título: Sombras tenebrosas (Dark shadows)
Director: Tim Burton
Intérpretes: Johnny Depp, Michelle Pfeiffer, Eva Green, Helena Bonham Carter
Año de estreno: 2012

Llevo unos años bastante convencida de que Tim Burton ha sido fagocitado por su propia fama. La atmósfera gótica de sus películas más veneradas ha terminado atrayendo a una serie de fans acérrimos que no han visto con buenos ojos su incursión en otras estéticas más coloridas de películas algo más recientes (dejemos Alicia en el País de las Maravillas aparte, todos sabemos que fue una película de encargo). El aire gamberro y humorístico de Sombras tenebrosas no llamó mucho a los incondicionales del director de Burbank a pesar de tener a Johnny Depp dando vida (o no-vida) al vampiro protagonista, y eso sólo con el (desde mi punto de vista) descacharrante tráiler.

Barnabas Collins es un joven inglés cuya familia funda un boyante negocio pesquero en Maine durante el siglo XVIII. Barnabas posee todo cuanto podría desear, pues es rico y ama a una joven maravillosa, pero rompe el corazón de la persona menos adecuada: la bruja Angelique Bouchard, que como venganza provoca la muerte de Josette, la prometida de Barnabas, y le convierte a él en un vampiro contra el que se lanzan los aldeanos. Casi doscientos años después, los descendientes de la familia Collins siguen viviendo en la ahora ruinosa mansión familiar, Collinswood, a la que llega una muchacha cargada de secretos para convertirse en la institutriz de David, el pequeño de la familia. Una casualidad provoca el regreso a la vida de Barnabas, que se propone devolverle al apellido Collins la gloria que tuvo en el pasado, pero se topa con una vieja conocida, y es que Angelique Bouchard, ahora conocida como Angie, tiene un don especial para evitar que los años pasen por ella.

Como bien se ha señalado en los medios, Sombras tenebrosas se basa en la serie de televisión del mismo nombre que se emitió en Estados Unidos entre 1966 y 1971 hasta alcanzar la friolera de 1225 episodios, que ya fue adaptada en dos películas (Sombras en la oscuridad, de 1970, y Una luz en la oscuridad, de 1971), además de un fallido revival de doce episodios que se rodó en 1991. La serie fue pionera a la hora de introducir elementos sobrenaturales en la ficción televisiva, y éstos no aparecieron desde el inicio; la serie original carecía de la carga humorística de la que ha dotado Burton a su creación, concebida como un homenaje (no en vano tanto él como Johnny Depp fueron grandes fans durante su infancia; Depp incluso estuvo obsesionado con Barnabas Collins) y lleva a cabo la titánica misión de concentrar la esencia de esos más de mil doscientos episodios en una historia que ocupa algo menos de dos horas, permitiéndonos conocer a los diversos personajes pero centrándose, por supuesto, en Barnabas (como siempre, Johnny Depp está inmenso, y se lo pasa en grande con el papel), aunque a diferencia de otras películas actuales, Tim Burton sí que sabe conseguir que el espectador conozca bien a los personajes aunque no aparezcan demasiado en pantalla. Podían aprender muchos blockbusters (sí, te miro a ti, Los Juegos del Hambre, que me parezcas una película bien hecha no quita que apenas se consiga llegar a profundizar en los personajes).

Además de las geniales actuaciones en las que destacan algunos nombres conocidos además de los que menciono en la ficha (una vez más, la mención especial va para Chloë Grace Moretz, que después de Kick-Ass, Déjame entrar y La invención de Hugo, seguiremos estando de acuerdo en que la niña promete), debo confesar que me han encantado la escenografía, con decorales reales en vez de chromas por doquier, y la música, tanto el score de Danny Elfman como las canciones setenteras que nos meten en situación además de contribuir a la bizarra atmósfera que envuelve Collinswood, porque, en serio, una mansión oscura y ruinosa con música de Iggy Pop y Barry White no deja de ser un puntazo, siempre y cuando tengas sentido del humor.

Así que ya sabéis: Sombras tenebrosas no es, ni por asomo, Eduardo Manostijeras ni pretende serlo; es un homenaje con el que los actores (y sospecho que también el equipo de Tim Burton) se lo pasa en grande con la esperanza, seguro, de que los espectadores compartan esa sensación. En mi caso, lo han logrado.

Puntuación: 10