miércoles, 8 de julio de 2009

Cumbres Borrascosas

Imagen de www.librosalcana.com
Título: Cumbres Borrascosas
Autor: Emily Brontë
Año de publicación: 1847
Editorial: Biblioteca El Mundo


Mi siglo preferido es el XIX, y mis períodos artísticos predilectos, el Romanticismo y el Simbolismo en todas sus vertientes. Este interés se ha ido extendiendo a otros campos, como la moda o la Historia propiamente dicha, y finalmente decidí hincarle el diente a una novela emblemática de dicho período, en lugar de limitarme a obras ambientadas en esa época.

Cumbres Borrascosas narra la atormentada historia de amor entre una joven de buena familia llamada Catherine Earnshaw y un muchacho huérfano adoptado por el padre de ella, Heathcliff, que viven en la finca que da nombre a la novela. No obstante, el fuerte carácter de ambos (indomable ella; vengativo él contra quienes no le aceptan, como el propio hermano de Catherine) hace imposible que vivan juntos; ella se casa con el hijo de los dueños de una granja vecina con la esperanza de que su nueva posición pueda servir de ayuda a Heathcliff, pero él se casa por despecho con la hermana del marido de Catherine. Así enlazados sus destinos, la tormentosa historia de odios y alianzas entre las familias Earnshaw, Linton y Heathcliff se va enredando más y más con el nacimiento de los hijos de las diferentes parejas, que heredan de sus padres tan truculenta historia, presenciada desde su comienzo por la diligente criada Ellen, la narradora, que le cuenta todos estos hechos a un hombre que alquila la granja en la que vivió Catherine su vida de casada.

Quizá lo más sorprendente de Cumbres Borrascosas sea la enorme fuerza de su estilo. Los personajes hablan con una gran violencia y apasionamiento, de hecho cuando Charlotte Brontë publicó una edición póstuma de la novela de su hermana, pedía disculpas en el prefacio por la rudeza del lenguaje empleado, achacándolo a la manera de hablar de su lugar de origen, Yorkshire. La retorcida historia y los fuertes sentimientos que atan a los personajes justifican las intensas declaraciones, las acusaciones, los gritos en general que se dan unos a otros. Incluso su propio estilo narrativo, a través de Ellen, posee una intensidad fuera de lo común y esperable en una novela escrita por una mujer en pleno siglo XIX. Habrá que comprobar si le venía de familia y las obras maestras de sus hermanas Charlotte y Anne, Jane Eyre y Agnes Grey respectivamente, poseen el mismo espíritu.

No obstante, mis buenas palabras para Cumbres Borrascosas terminan aquí. La interminable cadena de odios y sufrimientos que se inflingen entre sí los diferentes personajes resulta deprimente, sobre todo debido al insaciable rencor de Heathcliff, un personaje bastante insoportable, consumido por un odio que le destruye al mismo tiempo que destruye a quienes le rodean. Aunque se le considere un prototipo del héroe romántico, a mí no me inspira en absoluto sentimientos románticos. Ni pizca. Pero bueno, hay que leer de todo, y si Cumbres Borrascosas tiene una característica, es que representa a la perfección lo que significa el verdadero Romanticismo.

Puntuación: 3

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