Título: Mi nombre es Harvey Milk (Milk)
Director: Gus Van Sant
Intérpretes: Sean Penn, Emile Hirsch, Josh Brolin, James Franco
Año de estreno: 2008
Hay películas que, cuando las estrenan, no te atraen. No es que manifiestamente no te gusten, sencillamente no te apetece verlas porque no te acaban de llamar la atención. Eso me sucedía a mí con Mi nombre es Harvey Milk. Confesaré que, de entrada, ni siquiera sabía quien era dicho personaje hasta que leí en la prensa una entrevista con su sobrino. No obstante, eso no bastó para que me interesase en la película, ni siquiera sabiendo que había ganado un par de óscars, que por lo general es una garantía de que la película es buena. Y como hoy me han presentado, como otras veces, la oportunidad de verla, he accedido. A veces una película que no nos interesaba demasiado acaba constituyendo una agradable sorpresa.
Mi nombre es Harvey Milk se centra en la vida de dicho personaje contada a modo de flashback por él mismo, que intuye la cercanía de su muerte. El protagonista titular es un homosexual neoyorkino que no se atreve a salir del armario y que recala en San Francisco tras un viaje con su amante. Allí conoce en primera persona la discriminación que sufre la población homosexual y se opone a ella, primero a través de su negocio y más tarde metiéndose en política, al presentarse a concejal de San Francisco. El filme recorre su difícil carrera, especialmente su lucha contra la Proposición 6, un proyecto de ley que despojaría a los homosexuales de sus derechos civiles y les prohibiría el acceso a la enseñanza. Ese combate queda reflejado en el punto álgido del largometraje, que culmina con el asesinato de Milk.
Hay un momento en la serie The I.T. crowd en que le preguntan a Roy si está cómodo con su sexualidad. Él responde que sí lo está, pero que no le gusta que ellos (refiriéndose a los gays) le golpeen en la cara con la suya. Mi opinión respecto a la homosexualidad es la misma. Me parece correcto que haya personas que se sientan atraídos por individuos de su mismo sexo, pero no me gusta el histrionismo de pasearlo como si fuera el carnaval de Río de Janeiro. Yo soy heterosexual y no por ello me paseo por ahí con una pancarta que lo proclame. Por esa misma regla de tres, no apoyo la discriminación a los homosexuales, y creo que no por serlo dejen de ser apropiados para ejercer una profesión como los heterosexuales. Opino lo mismo con las mujeres. Tal vez sea por eso por lo que las condiciones en que eran tratados los gays en época de Harvey Milk me parecen indignantes; él hizo una gran labor. Y lo mejor de que hayan hecho una película acerca de él es que eso permite que sea conocido más allá de las fronteras de Estados Unidos y lo que es más importante, más allá de las barreras del tiempo.
Mi nombre es Harvey Milk es, en mi opinión, una película muy bien hecha, reivindicativa pero sin pasarse, y ante todo interesante. Merece especial mención la caracterización de los diferentes personajes que aparecen, todos reales, al igual que sucedía en Frida. Sean Penn confirma una vez más que es un actorazo como la copa de un pino. En definitiva, una película que funciona muy bien, interesante y bien montada.
Puntuación: 8
Mi nombre es Harvey Milk se centra en la vida de dicho personaje contada a modo de flashback por él mismo, que intuye la cercanía de su muerte. El protagonista titular es un homosexual neoyorkino que no se atreve a salir del armario y que recala en San Francisco tras un viaje con su amante. Allí conoce en primera persona la discriminación que sufre la población homosexual y se opone a ella, primero a través de su negocio y más tarde metiéndose en política, al presentarse a concejal de San Francisco. El filme recorre su difícil carrera, especialmente su lucha contra la Proposición 6, un proyecto de ley que despojaría a los homosexuales de sus derechos civiles y les prohibiría el acceso a la enseñanza. Ese combate queda reflejado en el punto álgido del largometraje, que culmina con el asesinato de Milk.
Hay un momento en la serie The I.T. crowd en que le preguntan a Roy si está cómodo con su sexualidad. Él responde que sí lo está, pero que no le gusta que ellos (refiriéndose a los gays) le golpeen en la cara con la suya. Mi opinión respecto a la homosexualidad es la misma. Me parece correcto que haya personas que se sientan atraídos por individuos de su mismo sexo, pero no me gusta el histrionismo de pasearlo como si fuera el carnaval de Río de Janeiro. Yo soy heterosexual y no por ello me paseo por ahí con una pancarta que lo proclame. Por esa misma regla de tres, no apoyo la discriminación a los homosexuales, y creo que no por serlo dejen de ser apropiados para ejercer una profesión como los heterosexuales. Opino lo mismo con las mujeres. Tal vez sea por eso por lo que las condiciones en que eran tratados los gays en época de Harvey Milk me parecen indignantes; él hizo una gran labor. Y lo mejor de que hayan hecho una película acerca de él es que eso permite que sea conocido más allá de las fronteras de Estados Unidos y lo que es más importante, más allá de las barreras del tiempo.
Mi nombre es Harvey Milk es, en mi opinión, una película muy bien hecha, reivindicativa pero sin pasarse, y ante todo interesante. Merece especial mención la caracterización de los diferentes personajes que aparecen, todos reales, al igual que sucedía en Frida. Sean Penn confirma una vez más que es un actorazo como la copa de un pino. En definitiva, una película que funciona muy bien, interesante y bien montada.
Puntuación: 8
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