Título: Pagafantas
Director: Borja Cobeaga
Intérpretes: Gorka Otxoa, Sabrina Garciarena, Julián López, Kiti Manver
Año de estreno: 2009
Pagafantas: Dícese del individuo que siente interés sexual por una chica que le lleva a adquirir una conducta amistosa hacia ella; la chica corresponde considerándole su mejor amigo.
Pagafantas: Un plan divertido para echar una tarde simpática viendo el lado cómico de una triste realidad.
Y es que hay muchas razones para ir al cine, aunque sea cada vez más caro y la economía no esté para esas alegrías: un argumento interesante, un actor/actriz conocido/a, el remake de un clásico tamizado por la evolución tecnológica o la adaptación de una novela o cómic que nos gusta, que suele ser la más común. Pagafantas no es, desde mi punto de vista, una de esas películas imprescindibles que entran en el palmarés de nuestras favoritas (o quizás sí, sobre gustos no hay nada escrito). A mí me propusieron ir a verla y debo confesar que es una película divertida.
Entraremos en materia, como siempre, gracias al argumento. Chema es un chico de veinticinco años que acaba de dejar a su novia porque cree que merece algo mejor, pero no se come un rosco. Vive con su madre y una anciana impedida, trabaja en la tienda de fotos de un amigo de la familia y tiene una vida bastante patética, en general. En ese momento aparece Claudia, una guapísima argentina sin papeles que busca trabajo, y Chema se enamora perdidamente de ella. Sin comerlo ni beberlo se ve convertido en su pagafantas: Claudia hace con él lo que quiere y proclama, con toda la ingenuidad del mundo, que es su mejor amigo. Y eso acarrea a Chema una serie de graves problemas.
Pagafantas es una comedia de la que perfectamente podría hacerse un dramón del quince. Vemos a Chema como víctima de Claudia y de sus sentimientos por ella, lo que desemboca en una serie de situaciones propias del slapstick estadounidense más genuino. Sin embargo, el director nos permite, entre carcajada y carcajada, captar la frustración del bueno de Chema, que nunca logra decirle a Claudia lo que siente. Tiene, por tanto, un trasfondo agridulce de lo más interesante; no es la típica comedia del cine patrio, el género más habitual y célebre (seguido de cerca por los dramas ambientados en la Guerra Civil y la posguerra y, más recientemente, por el cine de terror).
Las situaciones son tan estrambóticas como reales. Comienzan como escenas que todos hemos vivido alguna vez para acabar desarrollándose de la manera más surrealista que uno pueda imaginarse, pero no lo bastante como para que todos, incluidas las chicas, puedan ponerse en la piel del sufrido Chema. Esto, unido a los fragmentos de documentales que jalonan la cinta, relacionando actitudes propias del pagafantas con las de diversos animales, aporta un tipo de comicidad que se aleja (¡por fin!) de los típicos y manidos chistes sexuales. Además, la presencia de dos de los integrantes del grupo cómico Muchachada Nui asegura la carcajada.
Pagafantas es una ópera prima sin pretensiones, divertida pero muy creíble, e innovadora para mi gusto. Si su director continúa en esta dirección, le auguro una carrera bastante interesante. Y lo dice alguien a quien no le entusiasma el cine español.
Puntuación: 7
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