Título: Loft
Director: Kiyoshi Kurosawa
Intérpretes: Miki Nakatani, Etsushi Toyokawa, Hidetoshi Nishijima, Yumi Adachi
Año de estreno: 2005
Debo confesar que generalmente, cuando veo una película muy mala, no me molesto en redactar una crítica. No obstante, en el caso de Loft, mi solidaridad con el resto de amantes del cine asiático de terror, del que, a decir verdad, me retiré hace bastante, me obliga a advertirles acerca de esta película. ¿Y eso por qué? La razón es muy sencilla: esta película es mala a dolor.
La protagonista de Loft es una joven escritora galardonada con un premio literario, llamada Reiko Hatuna, que un buen día se ve atacada por una misteriosa dolencia que le hace vomitar un barro negro. El médico le dice que el estrés es la causa, de manera que su editor le busca una nueva casa en la que vivir, una destartalada mansión en medio de ninguna parte, que lo único que tiene cerca es un frondoso bosque y varios edificios con aspecto de estar abandonados. La primera noche a solas en su nuevo hogar, Reiko presencia cómo un hombre se apea de un jeep cargando un bulto envuelto en tela plateada que parece un cadáver humano. Poco después se entera de que ese tipo es un importante arqueólogo involucrado en el descubrimiento de una momia de mil años de antigüedad en el fondo de un lago.
Si siguiera narrando el argumento, acabaría contando la película hasta el final, porque no es hasta pasada más de una hora de metraje cuando los acontecimientos dejan de ser inconexos para estar relacionados entre ellos, lo cual no quiere decir que todo el argumento tenga sentido. No dejan de pasar cosas que no tienen demasiada coherencia hasta el final. Esto, unido a la penosa interpretación de los actores, que tienen menos expresividad que un ladrillo, hace que la sensación general sea bastante desastrosa. Se suele decir que la princial virtud del cine japonés de terror radica en su habilidad para generar tensión sin que se vea nada concreto, y para ello recurren a escaleras tenebrosas, espejos estratégicamente colocados y un audaz empleo del silencio. Bueno, gracias a averiguamos que tan sólo esos factores no aseguran el éxito: esta película cuenta con todos esos elementos, sin hacer nada con ellos aparte de aburrir al espectador. La mayor parte del metraje parece más cine de autor español que cine de terror japonés. La única virtud que le he hallado a Loft es puramente visual: el empleo de la luz, interesante y evocador en algunas escenas, pero cuatro focos no pueden salvar una película que la distribuidora vende como "una obra del último maestro del terror japonés". Si esto es todo, clamo al cielo: ¡vuelve, Takashi Miike!
Puntuación: 1
Director: Kiyoshi Kurosawa
Intérpretes: Miki Nakatani, Etsushi Toyokawa, Hidetoshi Nishijima, Yumi Adachi
Año de estreno: 2005
Debo confesar que generalmente, cuando veo una película muy mala, no me molesto en redactar una crítica. No obstante, en el caso de Loft, mi solidaridad con el resto de amantes del cine asiático de terror, del que, a decir verdad, me retiré hace bastante, me obliga a advertirles acerca de esta película. ¿Y eso por qué? La razón es muy sencilla: esta película es mala a dolor.
La protagonista de Loft es una joven escritora galardonada con un premio literario, llamada Reiko Hatuna, que un buen día se ve atacada por una misteriosa dolencia que le hace vomitar un barro negro. El médico le dice que el estrés es la causa, de manera que su editor le busca una nueva casa en la que vivir, una destartalada mansión en medio de ninguna parte, que lo único que tiene cerca es un frondoso bosque y varios edificios con aspecto de estar abandonados. La primera noche a solas en su nuevo hogar, Reiko presencia cómo un hombre se apea de un jeep cargando un bulto envuelto en tela plateada que parece un cadáver humano. Poco después se entera de que ese tipo es un importante arqueólogo involucrado en el descubrimiento de una momia de mil años de antigüedad en el fondo de un lago.
Si siguiera narrando el argumento, acabaría contando la película hasta el final, porque no es hasta pasada más de una hora de metraje cuando los acontecimientos dejan de ser inconexos para estar relacionados entre ellos, lo cual no quiere decir que todo el argumento tenga sentido. No dejan de pasar cosas que no tienen demasiada coherencia hasta el final. Esto, unido a la penosa interpretación de los actores, que tienen menos expresividad que un ladrillo, hace que la sensación general sea bastante desastrosa. Se suele decir que la princial virtud del cine japonés de terror radica en su habilidad para generar tensión sin que se vea nada concreto, y para ello recurren a escaleras tenebrosas, espejos estratégicamente colocados y un audaz empleo del silencio. Bueno, gracias a averiguamos que tan sólo esos factores no aseguran el éxito: esta película cuenta con todos esos elementos, sin hacer nada con ellos aparte de aburrir al espectador. La mayor parte del metraje parece más cine de autor español que cine de terror japonés. La única virtud que le he hallado a Loft es puramente visual: el empleo de la luz, interesante y evocador en algunas escenas, pero cuatro focos no pueden salvar una película que la distribuidora vende como "una obra del último maestro del terror japonés". Si esto es todo, clamo al cielo: ¡vuelve, Takashi Miike!
Puntuación: 1
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