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Título: La jauría humana (The chase)
Director: Arthur Penn
Intérpretes: Marlon Brando, Robert Redford, Jane Fonda, James Fox
Año de estreno: 1966
Podría escribirse un libro, si es que no se ha escrito ya, sobre el reflejo de la condición humana en el cine. No son pocas las películas que nos muestran los aspectos más deleznables del ser humano, cuya medida y contraste se hallan en un único individuo que concetra en sí las virtudes de la honestidad y la incorruptibilidad deseables para cualquier persona, representadas de una forma más o menos duras. Seguramente yo misma haya visto muchas de esas películas, pero ninguna me asqueó tanto al verla ni me dejó tan mal sabor de boca como La jauría humana.
Nos hallamos en un pueblo del estado de Texas, a finales de los años 50. La mayor parte de la película se desarrolla una noche de sábado en que los habitantes de la ciudad reciben con miedo y entusiasmo la noticia de que Bubber Reeves, un criminal del pueblo, ha escapado de la cárcel. Los rumores comienzan a extenderse, y a nadie dejan indiferentes las nuevas. Calder, sheriff del pueblo, se propone lograr que Reeves se entregue para que su pena por fugarse de la cárcel sea menor, aunque se le atribuya el asesinato de un hombre, perpetrado por su compañero de fuga. Para ello cuenta con la ayuda de la mujer de Reeves, Anna, que se encuentra en compañía de su amante, Jake Rogers, hijo del hombre más rico de la ciudad. A medida que avanza la noche y la población se lanza a la búsqueda y captura del presunto asesino, se desvela hasta qué punto llega la maldad y la falta de valores de los habitantes del pueblo.
La jauría humana tiene mucho en común con Matar un ruiseñor, tanto en fondo como en forma. Ahora, si bien tanto la novela de Harper Lee como su adaptación cinematográfica se caracterizaban por la mirada infantil a través de la que el espectador presenciaba los hechos, La jauría humana, que adapta a su vez una obra de teatro de Horton Foote, es mucho más descarnada, está plagada de personajes egoístas, cobardes, malvados y deliberadamente crueles que carecen de valores positivos que alivien esas terribles cualidades. Frente a todos ellos se alza en solitario la figura del sheriff Calder, un hombre íntegro de moral firme que se ve humillado y vapuleado por todos los demás, personajes despreciables que le recriminan sus propios defectos. Debo reconocer que pocas veces la mayor parte de los personajes de una película han despertado en mí tanto odio como los ciudadanos de La jauría humana.
Esta película retrata la vida de la América profunda centrándose en un pueblo del medio Oeste con todos esos factores que hacen de la zona un lugar tan característico: a lo largo del metraje vemos cómo los personajes se ceban en el racismo, la hipocresía, el adulterio, la envidia, la corrupción y el repetido deseo de tomarse la justicia por su mano, algo que el sheriff trata de evitar, recibiendo por ello palizas e injurias de toda clase.
En fin, ¿me ha gustado esta película o no? Lo cierto es que no sabría decirlo. Está muy bien hecha, pero es muy dura y aparecen en ella unos personajes tan reales como detestables, que me hicieron desearles lo peor y me dejaron con un mal cuerpo impresionante. Lo cierto es que, para todas aquellos ingenuos que sigan pensando que la gente es buena, La jauría humana es de visionado obligado.
Puntuación: 6
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