Título: Los hombres que no amaban a las mujeres
Autor: Stieg Larsson
Año de publicación: 2005
Editorial: Destino
Los best-sellers mueven el mundo. Hace apenas siete años, una novela llamada El código Da Vinci abrió la veda a un tipo de lecturas que se popularizaron hasta el punto de proliferar por doquier: tema histórico unido a un misterio de índole esotérica. El boom llegó al extremo de inundar las librerías con sucedáneos del producto original hasta el día de hoy. El siguiente bombazo editorial vio la luz hace tan sólo un par de años, y su primera entrega recibió el curioso título de Los hombres que no amaban a las mujeres.
Debo reconocer que no sentí ninguna clase de interés cuando descubrí su portada mirándome por primera vez desde la sección de Novedades de mi librería. Ni siquiera leí la sinopsis porque, a decir verdad, su título me sonaba a libro de autoayuda. Sin embargo, lo recibí como regalo de Navidad, ya publicada su secuela, y no tuve más remedio que leérmelo.
Los hombres que no amaban a las mujeres tiene dos protagonistas: un periodista llamado Mikael Blomkvist y una hacker llamada Lisbeth Salander. Obligados por la situación y por una buena recompensa, estos dos personajes tan dispares investigan juntos la desaparición de una joven llamada Harriet Vanger treinta y seis años atrás en una isla propiedad de su familia.
A primera vista, el argumento es un tópico de principio a fin. Y es que, en mi opinión, lo que hace verdaderamente especial a esta trilogía son sus personajes, tratados de una manera minuciosa y plagados de detalles mundanos. Destaca, por supuesto, Lisbeth Salander, un personaje muy especial y carismático, que dota a la obra de una personalidad muy definida. De hecho, en los siguientes volúmenes se convierte en protagonista, acaparando descaradamente el interés del lector. El cometido del primer volumen de la trilogía es hacer las veces de introducción: en Los hombres que no amaban a las mujeres conocemos a Mikael y a Lisbeth y la relación que se establece entre ellos, algo fundamental para la comprensión de los acontecimientos que tienen lugar en las siguientes entregas.
El desarrollo del argumento es el clásico de una novela negra, con investigaciones y un crimen, pero el estilo del autor contribuye a hacerlo especialmente trepidante. Y es que Stieg Larsson era periodista. Sus libros realizan detalladas descripciones de la mecánica de las acciones, su orden, frecuencia y duración. Reproduce las cifras primorosamente y no se entretiene construyendo hermosas frases o tratando de despertar en el lector sentimientos hacia los personajes. Todo está escrito como si fuera un artículo para la revista Millennium, en la que trabaja Mikael.
En su momento me gustó, pero no lo bastante como para despertar en mí la motivación necesaria para leer su continuación. Sin embargo, las circunstancias me volvieron a empujar hacia la trilogía Millennium.
Puntuación: 8
Título: La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina
Autor: Stieg Larsson
Año de publicación: 2006
Editorial: Destino
Ya publicada la secuela y con motivo de una reunión en la que se hablaría de libros, se me propuso que la leyese y comentase mi opinión. En aquel momento, La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina (traducción patria de Flickan som lekte med elden, literalmente "La chica que jugaba con fuego") se encontraba ya en las listas de los más vendidos, pero más vale tarde que nunca.
Para mi desgracia, me enganché de una manera exagerada. Me gustó muchísimo más que Los hombres que no amaban a las mujeres, y no podía dejarla ni un minuto, cosa mala porque además estaba de exámenes. Aún hoy desconozco cómo pude dar abasto con todo.
La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina se sitúa cierto tiempo después de los acontecimientos sucedidos en Los hombres que no amaban a las mujeres. Mikael saborea las mieles del éxito, pero Lisbeth busca tranquilidad para poder reflexionar acerca de sus asuntos. No obstante, la situación da un giro de ciento ochenta grados cuando un joven llamado Dag Svensson se pone en contacto con Mikael para publicar un libro sobre trafficking. A partir de ese instante, empiezan los problemas.
A diferencia de su predecesora, La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina es un continuo y trepidante desarrollo (es decir, aún más) de acontecimientos bombardeados, desde la primera hasta la última página, literalmente. Es en esta entrega en la que se nos desvela el sentido de la primera, pues gran parte de la carga sentimental (por así llamarla) se apoya en Mikael y Lisbeth, en lo que vivieron juntos y en las repercusiones de esto. Además, como antes comentaba, Mikael se hace ligeramente a un lado para depositar sobre los hombros de Lisbeth gran parte del protagonismo. Y aquí, es cien por cien ella. Se muestra tal y como es, generando en el lector una gran atracción y reafirmando que se trata de un gran personaje.
Y sí, es cierto: La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina es mi novela preferida de la saga. Con diferencia.
Puntuación: 10
Título: La reina en el palacio de las corrientes de aire
Autor: Stieg Larsson
Año de publicación: 2007
Editorial: Destino
El primer párrafo de la sinopsis de la contraportada dice así: "Los lectores que llegaron con el corazón en un puño al final de La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina quizás prefieran no seguir leyendo estas líneas y descubrir por sí mismos cómo sigue la serie y, sobre todo, qué le sucede a Lisbeth Salander". Lo cierto es que gran parte del interés que despierta el desenlace de la trilogía Millennium, por no decir la totalidad del mismo, corre a cargo de las últimas páginas de la novela anterior. Los tres volúmenes juegan claros papeles de introducción, nudo y desenlace, aunque sin duda este último es bastante largo. Con sus 854 páginas, La reina en el palacio de las corrientes de aire (traducción muy libre de Luftslottet som sprängdes, literalmente "El castillo de aire que se voló") es la novela más larga de la trilogía.
Su inicio se ubica apenas unos minutos más tarde del último párrafo de La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina. Lisbeth, gravemente herida, se enfrenta a sus peores enemigos en una situación de indefensión bastante perjudicial, además de estar acusada de una serie de graves delitos. No obstante, cuenta con la ayuda de Mikael, que está decidido a sacarla de tan penosa situación, independientemente del coste.
La reina en el palacio de las corrientes de aire tiene en común con La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina el mismo ritmo constante de desarrollo de acontecimientos, aunque en este caso sean más complejos, haya implicados muchos más frentes y los intereses en juego lleguen a niveles superiores. La reina en el palacio de las corrientes de aire cuenta con tal número de personajes que no tardamos en darnos cuenta de que una guía de los mismos no habría venido nada mal.
La conclusión de la historia es muy correcta, sin caer en un tópico demasiado manido; muy correcto para la trilogía, en mi opinión.
Se ha dicho que Stieg Larsson tenía en mente una saga de diez novelas y que el cuerto volumen estaba a medio redactar en el momento de su muerte. Así que, mientras se confirma esa información y su viuda se decide a publicar o no un libro a medias, para la posteridad quedan la trilogía Millennium y las docenas de imitaciones que ya comienzan a invadir nuestras librerías. Amantes de la novela negra, estáis de suerte.
Puntuación: 9
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