Título: Orgullo y prejuicio
Autor: Jane Austen
Año de publicación: 1813
Editorial: Cátedra
Comenzó como un simple preámbulo, como un trámite necesario para poder disfrutar plenamente de Orgullo y prejuicio y zombis, pero lo cierto es que la inmortal historia de Elizabeth Bennett y Fitzwilliam Darcy me ha acabado atrapando, como no podía ser de otra manera.
Orgullo y prejuicio narra las relaciones entre una joven de una familia no lo bastante acomodada y de un hombre con una excelente posición social. Ella es Elizabeth Bennett, segunda hija (de cinco) del calmado señor Bennett y de la histérica señora Bennett, conocida por sus hermosos ojos y su carácter franco, quizá demasiado. Él es Fitzwilliam Darcy, serio, arrogante y huraño, cuya agria personalidad le impide llevarse bien con casi nadie, y Elizabeth no es una excepción: cuando se conocen gracias al vecino recién llegado a una finca cercana a la suya, saltan chispas. No obstante, el trato continuado y la aparición de numerosos personajes ligados a ambos harán que esos sentimientos de desagrado cambien radicalmente.
Son tantos los acontecimientos que tienen lugar en las más de cuatrocientas páginas que comprenden Orgullo y prejuicio, y son tan numerosos y variados los personajes que desfilan por sus páginas, que un análisis pormenorizado no sólo destriparía los detalles sino que además sería demasiado largo. Baste decir que en la novela, además de las historias de amor, se observa una muy certera crítica a la sociedad de la época, personificada en una serie de personajes que se interponen entre las desventuras de Elizabeth y el lector, dejando una poderosa impronta de la opinión de Jane Austen acerca de la situación de las cinco hermanas Bennett. La sinceridad de la autora en una época como el siglo XIX resulta fresca y actual. Aunque el lenguaje de Orgullo y prejuicio pueda resultar algo farragoso (el XIX es lo que tiene), el desarrollo de los acontecimientos, sobre todo a partir de la mitad del libro y hasta el final, engancha peligrosamente.
Puntuación: 9
Autor: Jane Austen
Año de publicación: 1813
Editorial: Cátedra
Comenzó como un simple preámbulo, como un trámite necesario para poder disfrutar plenamente de Orgullo y prejuicio y zombis, pero lo cierto es que la inmortal historia de Elizabeth Bennett y Fitzwilliam Darcy me ha acabado atrapando, como no podía ser de otra manera.
Orgullo y prejuicio narra las relaciones entre una joven de una familia no lo bastante acomodada y de un hombre con una excelente posición social. Ella es Elizabeth Bennett, segunda hija (de cinco) del calmado señor Bennett y de la histérica señora Bennett, conocida por sus hermosos ojos y su carácter franco, quizá demasiado. Él es Fitzwilliam Darcy, serio, arrogante y huraño, cuya agria personalidad le impide llevarse bien con casi nadie, y Elizabeth no es una excepción: cuando se conocen gracias al vecino recién llegado a una finca cercana a la suya, saltan chispas. No obstante, el trato continuado y la aparición de numerosos personajes ligados a ambos harán que esos sentimientos de desagrado cambien radicalmente.
Son tantos los acontecimientos que tienen lugar en las más de cuatrocientas páginas que comprenden Orgullo y prejuicio, y son tan numerosos y variados los personajes que desfilan por sus páginas, que un análisis pormenorizado no sólo destriparía los detalles sino que además sería demasiado largo. Baste decir que en la novela, además de las historias de amor, se observa una muy certera crítica a la sociedad de la época, personificada en una serie de personajes que se interponen entre las desventuras de Elizabeth y el lector, dejando una poderosa impronta de la opinión de Jane Austen acerca de la situación de las cinco hermanas Bennett. La sinceridad de la autora en una época como el siglo XIX resulta fresca y actual. Aunque el lenguaje de Orgullo y prejuicio pueda resultar algo farragoso (el XIX es lo que tiene), el desarrollo de los acontecimientos, sobre todo a partir de la mitad del libro y hasta el final, engancha peligrosamente.
Puntuación: 9
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